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Legisladores plurinominales, los políticos con peor fama en México que son un mal necesario

FOTO: MOISÉS PABLO/CUARTOSCURO.COM
FOTO: MOISÉS PABLO/CUARTOSCURO.COM

El presidente Andrés Manuel López Obrador anunció su intención de proponer tres reformas constitucionales, a pesar de no contar con la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados en la próxima legislatura.

Presentará una iniciativa para que la Guardia Nacional pase a ser parte del Ejército, con el argumento de que es la fórmula para que no se corrompa en el futuro. Otra propuesta tendrá como objetivo fortalecer la posición de la Comisión Federal de Electricidad a fin de hacerla más competitiva en el mercado. La tercera iniciativa tiene la intención de terminar con la presencia de legisladores plurinominales en las cámaras de Diputados y Senadores.

Aunque López Obrador insiste en decir que no es como los de antes, en el tema de eliminar a los diputados plurinominales sigue la huella de Felipe Calderón que, en 2002, como legislador y en 2009 como presidente, propuso reducir el número de diputados plurinominales, para que de 200 pasaran a 100, y en el Senado también propuso una disminución.

Estando en campaña, Enrique Peña Nieto planteó la reducción de 100 legisladores en la Cámara de Diputados y en 2017 la disminución de senadores.

La intención del presidente López Obrador, con la iniciativa que presentará, es eliminar del Congreso a los plurinominales, legisladores elegidos por representación proporcional, que en el sistema electoral actual tienen la función de hacer que todos los votos ciudadanos cuenten, aunque no ganen posiciones de mayoría relativa en las elecciones. Las 200 curules plurinominales se asignan según el porcentaje de votos alcanzado por cada partido.

La asignación de posiciones plurinominales beneficia a los partidos que, habiendo participado en las elecciones, no obtuvieron triunfos de mayoría, pero si un porcentaje de votos que les da acceso al Poder Legislativo, con lo que se garantiza la pluralidad existente en la realidad política del país.

Los partidos integran las listas de quienes serán sus representantes plurinominales, lo que implica para los que se encuentran al inicio de esa relación “el pase automático” a una curul. Suelen reservar esas posiciones para personajes que les permitirán cubrir el perfil profesional para ocupar la presidencia de las comisiones, en la organización parlamentaria y para quienes, por su discurso, son polemistas que dan brillo al debate, cuando se discute en el pleno de la máxima tribuna parlamentaria.

Hoy López Obrador parece olvidar que, en el pasado, cuando estuvo en la oposición, se benefició de las posiciones plurinominales que le permitieron promover por medio de sus “enviados” iniciativas que configuran el rostro actual de la política nacional. Por ejemplo, los límites que la ley impone a los funcionarios públicos para que dejen de promover logros del gobierno en tiempos electorales (que el presidente no respeto en sus conferencias mañaneras) o intervengan e influyan en el proceso electoral.

En el supuesto de que, antes del 6 de junio se hubieran eliminado los legisladores plurinominales, con los 186 distritos electorales que ganó la coalición Morena, PT, PVEM se habría levantado con el dominio de la Cámara de Diputados al obtener el 62 por ciento.

Como existen los legisladores plurinominales, Morena y sus aliados solo tendrán el 52.6 por ciento de la Cámara de Diputados, lo que no les permite imponer su mayoría para realizar reformas constitucionales y los obliga a negociar, en estos casos.

En las ocasiones en las que se propuso la reducción o eliminación de los legisladores plurinominales se argumentó lo mismo. Se dijo que es para “ahorrar recursos”, lo que, en términos de la totalidad de las finanzas públicas, es insignificante.

Los legisladores plurinominales no tienen buena fama, pero podría mejorar la percepción, si se transparentaran los criterios con los que los partidos se reparten el “botín” y se explicara que son factor de calidad en el Poder Legislativo.

Es previsible, como ha sucedido antes, que los partidos de oposición se van a negar a acompañar la futura iniciativa de López Obrador. Para cada partido significan recursos políticos y capacidad interna de negociación, en el debate parlamentario. Parece una iniciativa destinada a no prosperar, pero que podría ser útil como distractor en la coyuntura política que vendrá en los próximos tres años.

Cuando en 1977 Jesús Reyes Heroles propuso la Reforma Política dijo que era el momento de que las “minorías ideológicas” estuvieran representadas en el Poder Legislativo, con lo que se enriquecería el debate político, para beneficio de la Nación.

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