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El laureado gimnasta brasileño que dijo basta al racismo dentro de su club

Sao Paulo, 16 sep (EFE).- El gimnasta Angelo Assumpção, medalla de oro mundialista, tres veces campeón suramericano y hexacampeón brasileño, decidió un día poner fin a años de ofensas y hacer público el racismo que dice haber sufrido dentro de su club, aunque pagó un precio muy alto, según denuncia en una entrevista con EFE.

Le rescindieron su contrato después de 16 años de relación y ahora, en medio de la pandemia del coronavirus, busca relanzar su carrera profesional en la terraza de su casa, dnde entrena para mantenerse en forma. Está desempleado desde hace casi un año.

El atleta, de 24 años, negro y de la periferia de Sao Paulo, aún recuerda con dolor su salida del Pinheiros y reclama cambios en todas las esferas para acabar con la lacra del racismo en un país donde la mayoría de la población es afrodescendiente (56 %).

Pinheiros, un centenario y elitista club de la capital paulista, de los que más invierte en formar deportistas olímpicos, fue su hogar desde que tenía ocho años, tras pasar una prueba de selección.

Allí, en un ambiente "dominado por blancos" empezó a despuntar como una de las grandes promesas de la gimnasia artística brasileña.

Pero enseguida sintió el abismo social que le separaba del resto de socios. Afirma que pronto empezaron las bromas, los agravios por el color de su piel y lo que él llama "la normalización" del racismo.

Cuando quiso alzar su voz, muchos años después, prescindieron de él, según denuncia. "Es muy caro ser víctima de racismo y muy fácil ser racista", sentencia.

EL SILENCIO PARA SER ACEPTADO

"El primer contacto que tuve de racismo más explícito fue cuando un gimnasta no aceptó dividir espacio conmigo porque era negro", expresa Angelo.

Entonces era un niño y se callaba porque quería "ser aceptado" por la comunidad y seguir compitiendo. Pocos clubes en Sao Paulo gozan de las instalaciones del Pinheiros.

"Uno acaba retraído porque no hay respuesta, no hay apoyo, es una pelea que libras un poco solo" y "te quedas callado porque sabes que en algún momento (hablar) te puede perjudicar", explica.

Asegura que sus trazos faciales eran a menudo motivo de burla. También le dijeron que las trenzas afro del pelo empeoraban su rendimiento.

EL AÑO EN QUE TODO CAMBIÓ

Pese a las ofensas, Angelo se crecía en la pista y en 2015 consiguió tocar el cielo al ganar la prueba de salto en la etapa de Sao Paulo de la Copa del Mundo.

Poco después se convirtió en noticia, pero por otro motivo: la filtración de un vídeo con injurias raciales grabado por tres de sus compañeros de la selección brasileña, Fellipe Arakawa, Henrique Flores y Arthur Nory, delante de él.

"Se te rompe el celular, la pantalla cuando funciona es blanca, cuando se rompe, ¿de qué color es?, preguntaba Nory. "¡Negra!", respondieron los otros dos. "La bolsa del supermercado es blanca y la de la basura, negra", se mofaba Nory.

"Para ellos fue una broma, pero para mí fue un delito", afirma hoy Assumpçao.

En la época decidió no denunciar, nuevamente, por miedo a represalias tanto dentro de la selección, como en el club.

En los dos años siguientes, entró en depresión, encadenó varias lesiones y se quedó fuera de la lista para disputar los Juegos Olímpicos de Río.

La trayectoria de Nory, el agresor verbal que luego se disculpó y fue suspendido por 30 días, fue radicalmente opuesta. Ganó la medalla de bronce en la modalidad de suelo en Río 2016.

LA GOTA QUE COLMÓ EL VASO

Cuando Angelo comenzaba a recuperarse y volvía a ganar títulos fuera y dentro de Brasil, volvieron las ofensas raciales dentro del club.

"En un determinado momento estábamos haciendo una evaluación para el campeonato brasileño. Yo estaba vestido de licra negra y apenas un 'short' blanco y una de las personas que estaba allí soltó una broma: Angelo solo está de bermuda blanca", describe el gimnasta.

Fue la gota que colmó el vaso, pero esta vez su reacción fue otra. Llevó el asunto a la dirección del club.

Ésta le prometió realizar "una mediación" que nunca se celebró y le apartaron del club por un mes para rebajar la tensión e intentar resolver el problema.

A su vuelta, en noviembre de 2019, la directiva le llamó para comunicarle que ya no iba a formar más parte del club.

"Es muy fácil decir que yo soy el problema siendo el único negro hablando de eso dentro del gimnasio. Lo veo como una forma de silenciar. ¿No te gusta? ¿Estás reclamando del sistema? Entonces, fuera", reclama.

Pinheiros ya ha sido objeto de denuncias internas por acoso moral por parte de técnicos del departamento de gimnasia entre 2013 y 2019, sin graves castigos por ello, según reveló Globo, que tuvo acceso a los resultados de una auditoría.

En un comunicado enviado a Efe, el club afirmó que decidió "no renovar" el contrato de Angelo tras una "evaluación técnica, financiera y de comportamiento" de los órganos competentes y que ello "no tiene nada que ver" con algún "acto de prejuicio".

"El Club Deportivo Pinheiros refuerza que repudia cualquier acto discriminatorio o prejuicioso" y asegura que cuenta con "políticas internas, normativas y canales de denuncia que refuerzan la conciencia de toda su comunidad y el compromiso del club con la ética y la integridad", apuntó.

UN NUEVO COMIENZO EN MEDIO DE LA PANDEMIA

Tras ese golpe, Angelo fue en busca de otro club en Brasil, pero vio todas las puertas cerradas y pocos meses después llegó el coronavirus.

"Estoy sin ingresos desde el final de mi contrato", asegura. Recientemente decidió contar toda su historia a la prensa, lo que generó una corriente de solidaridad inmediata.

Su familia decidió lanzar una campaña de financiación colectiva en Internet para costear los gastos del atleta y hasta la fecha ha recaudado cerca de 33.500 reales (unos 6.350 dólares).

"Siento que no estoy solo en esta lucha", afirma.

Carlos Meneses Sánchez

(c) Agencia EFE