Las ventanas del futuro que ahorrarán miles de millones al año a los hogares están a la vuelta de la esquina
Cuando se habla de avances tecnológicos que definen una época, todo el mundo piensa en teléfonos, televisores, ordenadores o tabletas. Pero hay otros objetos más modestos, que no tienen el mismo músculo publicitario y que apenas aparecen en los medios, y que son igualmente icónicos, revolucionarios y capaces de cambiar el mundo.
Uno de esos inventos se está ‘cocinando’ ahora mismo en Estados Unidos, en un laboratorio, y puede suponer un ahorro de miles de millones de euros para las familias de medio mundo e incluso mejorar el medio ambiente y la sostenibilidad del planeta. Se trata de las ventanas de triple acristalado.
Su inventor es Stephen E. Selkowitz, un nombre que el gran público desconoce, pero que podría ser considerado como el Steve Jobs o el Bill Gates de la eficiencia energética de los edificios. Este científico norteamericano de 68 años dirige un laboratorio en la Universidad de Berkeley en el que trabaja con diferentes materiales para crear ventanas eficientes, que no dejen escapar el calor en invierno y que no generen un efecto invernadero en verano en las casas en las que estén instaladas. Su gran descubrimiento son las ventanas de bajas emisiones (conocidas como low-E) que se estima han ahorrado 7.700 millones de dólares en energía al año solo en Estados Unidos.
Selkowitz está trabajando en una nueva generación de este producto, que tiene como principal característica un triple acristalado: tres finas capas de vidrio unidas que prácticamente no dejarían escapar el calor de los hogares. Su creador espera que estén colocadas en las casas de las zonas más frías de Estados Unidos para el año 2020. Las nuevas ventanas, que podrían montarse sobre los marcos de las casas sin tener que hacer ningún cambio, aíslan el doble que los dobles acristalamientos.
(Stephen E. Selkowitz)
El laboratorio de Selkowitz estima que el mal aislamiento supone una huella de carbono de 24.000 millones de kilos al año, una cifra que desaparecería con las nuevas ventanas y que equivaldría a retirar de la circulación a cinco millones de coches.
Según informa la página web ENR, Serkowitz quiere que su nuevo producto llegue a las casa lo antes posible, por lo que su siguiente paso va a ser crear una empresa participada por los grandes fabricantes de este producto y el Departamento de Energía, para poder financiar su construcción masiva y su implantación.
Cuando la nueva generación de ventanas se monte en los hogares y en los edificios de oficinas, la perdida energética será casi inexistente, al menos por esa zona. Y por lo tanto, no hará falta gastar más energía en poner la calefacción, con el consiguiente ahorro energético y económico que ello supone.