Las terribles consecuencias de separar a los niños por custodias compartidas

Niño de nueve años que ha vivido desde los tres en dos casas dice en tono de broma que solo puede recordar lo que tiene en la mochila. Cuando era pequeño cada vez que llegaba el papá para llevárselo se agarraba a la pierna de su madre. Ahora lo están tratando por déficit de atención.

Niña desde los dos comparte custodia casi milimétrica con ambos progenitores. Sus padres aseguran que se han cuidado de que sea una custodia muy equitativa y aunque la pequeña a menudo ha pedido quedarse en casa de la madre, en general logran convencerla para “irse tranquila” a casa de su padre. A los 6 años presenta problemas de retención de heces. Sentirse tranquila y demostrar tranquilidad no son la misma cosa.

Con treinta y cuatro años una madre de bebé de tres meses, se encuentra desbordada por la ansiedad y el estrés a raíz del proceso de separación repentino y conflictivo iniciado por el padre de su hijo que le reclama custodia compartida con pernoctas a más del cincuenta por ciento del tiempo. El padre ha expresado claramente el deseo de satisfacer el deseo de su madre de pasar tiempo con el nieto.

Madre divorciada con hijo en primaria, vive cerca del centro escolar pero su padre que tiene la custodia compartida, después de separarse, se mudó a una hora de la escuela. El niño manifiesta una intensa ansiedad de separación. Va de una casa a la otra y debe lidiar con los cambios constantes más las horas diarias de traslado a la escuela cuando le tocan los días de custodia con su padre. Los episodios de ansiedad se intensifican cuando le toca ir a casa de su papá.

¿Qué sucede con la separación del niño de su hogar materno?

Ante la casuística me permito dudar de que en la mayoría de los casos, incluso cuando hay “buenos términos” entre los progenitores, los modelos de custodia compartida con cambios frecuentes de estancias y falta de coordinación de ritmos que son los frecuentes respondan al Interés Superior del Menor y por tanto redunden en su bienestar integral. Lastimosamente lo más común, no importa que se trate de separaciones más o menos conflictivas, es que las custodias compartidas generan mucha impredictibilidad, incoherencia, mucho estrés, miedo y agotamiento en las criaturas.

Puedo decir sin miedo a equivocarme que el conjunto de las custodias compartidas se establecen respondiendo a los intereses o necesidades de uno o ambos progenitores y no de los niños y niñas implicados. A menudo incluso se usa a los menores como rehenes en medio del conflicto entre los padres o como objeto para satisfacer los deseos narcisistas de los adultos (yo o mi familia queremos pasar más tiempo con mi hijo, me conviene más cada dos días conmigo por mis prioridades de trabajo, descanso etc., soy su papá y me corresponde por derecho no importa que sea un bebé dependiente de la madre 24/7, etc.)

Tampoco la mayoría de los abogados y jueces conocen lo que es un niño y lo que necesita. El conjunto de profesionales responsables del sistema judicial en casi cualquier país del mundo, carece de experiencia y formación adecuada para comprender y empatizar con la realidad subjetiva infantil, la lógica emocional y psicoafectiva de los menores, por tanto se encuentran, salvo honrosas excepciones, incapacitados para entender y favorecer decisiones que preserven un desarrollo infantil saludable de cara a las separaciones parentales.

La mayoría de los abogados y jueces conocen lo que es un niño y lo que necesita/Getty Images.
La mayoría de los abogados y jueces conocen lo que es un niño y lo que necesita/Getty Images.

La situación de separación parental aún cuando ocurra bajo términos poco conflictivos es una de las causas más comunes e importantes de estrés tóxico para la familia y sobre todo para la madre y las criaturas. Las decisiones que se tomen en estos procesos pueden proteger o dañar aún más a niños, niñas y adolescentes que atraviesan momentos críticos de desarrollo en los que todos sus sistemas (nerurológico, fisiológico), su identidad, carácter y personalidad están implicados.

Cuando obligan a un bebé a pernoctar o permanecer durante horas cada día con el padre, siendo tan dependiente de la madre como figura primaria de apego, cuando se impone a los niños cambios constantes de hogar y con ello de espacios, reglas, rutinas, ritmos que no les permiten enraizarse en ninguno de los sistemas familiares de custodia, cuando estos cambios entrañan logísticas de traslados o de horarios con sobre exigencias para los niños y niñas, cuando se somete a la madre a situaciones de estrés y angustia que indefectiblemente le van a transmitir a sus hijos con quienes existe una conexión emocional potente, estamos afectando la salud mental, emocional y física infantil, en nombre de una mala entendida equidad empeñada en pasarse por el Arco de Triunfo el sustrato biológico y los conocimientos de las neurociencias que demuestran la importancia de la calma y la estabilidad en los ambientes de cuidado para proteger a los niños y niñas de trauma complejo y sus consecuencias.

¿Qué podemos hacer en beneficio de los niños, niñas y adolescentes en medio de un proceso de separación parental?

Lo primero, decidir la custodias desde la mirada de los niños y no de los adultos. Si todos los involucrados somos capaces de distinguir las necesidades según cada fase evolutiva, estaríamos más capacitados para marcar la diferencia entre una separación traumática o saludable. No se pueden tomar decisiones basadas en los mismos parámetros para todas las edades ni en todos los casos.

Tanto familias involucradas en las separaciones, como abogados, jueces, trabajadores sociales, deben formarse en espacios que privilegian la mirada de los menores para entender sus necesidades reales y específicas en cada etapa. Es enfáticamente necesaria formación sobre la teoría del apego y el impacto de los vínculos primarios en el desarrollo infantil.

Los papás necesitan ayuda psicológica para comprender mejor los conflictos internos que le imposibilitan poner las necesidades de sus hijos en el centro de las decisiones/Getty Images.
Los papás necesitan ayuda psicológica para comprender mejor los conflictos internos que le imposibilitan poner las necesidades de sus hijos en el centro de las decisiones/Getty Images.

Bajo situaciones de separación se vive mucho estrés y por tanto se necesitarán muchas más experiencias para regular ese exceso de estrés. Una madre bajo tal presión no estará en condiciones de conectar con sus hijos y proporcionarles la calma que necesitan para regularse y desarrollarse bien, por tanto, precisará apoyo emocional, económico, práctico para equilibrarse y aportar calma a sus hijos especialmente si se trata de una madre embarazada o durante los primeros años de crianza.

Los papás necesitan ayuda psicológica para comprender mejor los conflictos internos que le imposibilitan poner las necesidades de sus hijos en el centro de las decisiones y acciones por encima de lo que entienden como “su propio derecho” a estar con sus hijos tal y como lo desean o cuando lo desean.

Durante la primera infancia (cero a siete) pero especialmente los tres primeros años, un niño se regula con el contacto y acceso irrestricto al cuerpo materno. A través de la madre se alimentan y en contacto con la madre ocurre la regulación fisiológica, regulan la temperatura, regulan el sistema cardíaco, la respiración. Y son esos los mecanismos con los que las criaturas cuentan para calmarse. Los tiempos prolongados y las pernoctas con el padre en los regímenes de custodia son, por tanto, contraproducentes para el correcto desarrollo de niños pequeños sea que estén o no recibiendo lactancia materna.

Hay que evitar los cambios constantes de casa. Los niños siempre pero sobre todo en momentos difíciles necesitan predictibilidad para sentir calma, estabilidad y seguridad. En medio de la crisis es muy importante evitar destetar si se está amamantando, evitar la interrupción del colecho si se está practicando, evitar inicio de escolarización y otros cambios que generan ansiedad y estrés acumulativo en los niños.

¿Por qué es importante que los niños pequeños estén con la madre?

Cristina Cortez, psicóloga y madre, especialista en trauma y desarrollo neurofuncional en primera infancia, en conferencia del Instituto Europeo de Salud Mental Perinatal sobre Separación parental, custodia y apego en la primera infancia explica que es vital cuidar la organización de ritmos. Tanto cuando están con mamá como con papá, el niño o niña nos da señales de los ritmos que es capaz de integrar o no, y son ambas familias en custodia las que deben esforzarse por adaptarse a esas señales. No al revés.

Para lograr esta sincronización debe haber una buena comunicación e intercambio de información entre ambos hogares o cuidadores. Cuando hay separaciones conflictivas la falta de comunicación entre los padres es un escollo muy importante a superar. Los niños necesitan sentir la confianza de poder contar lo que han vivido con su papá a su mamá y al revés para integrarlo. Las figuras de apego deben ser capaces de aceptarse (aunque no se gusten) y no descalificarse entre sí. La falta de integración sobre todo en la primera infancia propicia la disociación que fomenta la psicopatología.

Cortez añade que las necesidades y derechos de los niños deben ser satisfechos por igual mientras se encuentran con el papá o con la mamá (necesidad de juego, de ser atendidos cuando se enferman, de comer sanamente, calmarlos cuando tienen miedo, sentir que ambas casas son su casa y son su lugar seguro). Hay niños que cuando se enferman solo la mamá los lleva al médico, cuando tienen miedo por la noche son consolados por el papá y la mamá los reprime o viceversa, en casa de la madre se sienten en su casa y no en la de su padre o viceversa, cuando están en casa del padre los atiende la abuela, solo ven tele, sus amigos se encuentran lejos, etc. Las estancias de custodia deben ser espacios donde los menores reciban siempre lo que necesitan y esperan para desarrollarse adecuadamente.

Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no necesariamente representan la posición o puntos de vista del equipo de redacción de Yahoo en Español ni de la compañía.

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