Las teorías conspirativas que han llevado a 74 ciudades de EEUU a prohibir la fluorización del agua potable

A pesar de numerosos estudios existentes que demuestran la eficacia y seguridad del fluoruro agregado al agua como método para promover la salud bucal, en los últimos años ha avanzado de manera vertiginosa en EEUU el movimiento que se opone a esta práctica.

En los últimos cinco años 74 ciudades han votado a favor de dejar de agregar fluoruro al agua potable que consumen, según la Asociación Dental Americana.

Vía Newsweek.
Vía Newsweek.

Y solo en 2018 se realizaron 13 votaciones en todo el país sobre la fluoración y varias ciudades más ya han incluido respectivos referendos en la boleta electoral de noviembre para legislar sobre esta práctica.

En Brooksville, Florida, y Houston, Missouri, se votará por eliminar el consumo de agua fluorada, mientras que en Springfield, Ohio, los habitantes decidirán si desean devolver el fluoruro al agua.

El flúor es un elemento químico natural que previene las caries y cuyo uso en el agua ha sido objeto de debates acalorados, desde que se agregó por primera vez al suministro de agua potable en EEUU, siete décadas atrás.

Philippe Hujoel, dentista y profesor de la Universidad de Washington professor, sostiene un modelo de cepillo y dentadura (AP Photo/Elaine Thompson)

Los que se oponen al uso de la fluoración masiva del agua son una minoría, pero componen un movimiento bastante activo, dedicado a contraponer teorías conspirativas a la ciencia.

Unos de los principales argumentos que esgrimen es que el agregado de fluoruro al agua del grifo reduce el coeficiente intelectual y sería la causa de males mayores que van desde el acné hasta la anemia y el Alzheimer.

La Red de Acción de Fluoruro, uno de esos grupos opuestos al componente químico en el agua, demandó a la Agencia de Protección Ambiental (EPA) en una corte federal en San Francisco en abril pasado para detener la fluoración del agua. Se espera que el caso sea escuchado el próximo agosto.

Las teorías de conspiración sobre el agua fluorada surgieron en la década de 1950 con el argumento de que la fluorización era un plan de los comunistas para dejar tontos a los estadounidenses, a pesar de que tanto la Asociación Dental Americana como la Academia Americana de Pediatría, siempre han afirmado que el método es seguro y una forma económica de mejorar la salud bucal de los niños.

Para el Dr. Johnny Johnson, un dentista pediatra retirado que preside la organización sin fines de lucro American Fluoridation Society, los que se organizan contra el fluoruro son “como un culto”. “No se puede adaptar la salud pública a los caprichos de un pequeño grupo de personas”, asegura. “Si estás haciendo eso, estás dañando a un gran grupo de personas”.

Los “anti fluoruro” han llegado a argumentar que el gobierno utiliza el método como una forma de control mental; mientras otros defienden la teoría de que esta política de salud pública es en realidad una especie de cabildeo de la industria del azúcar, para que las personas puedan consumir más dulces, manteniendo una dentición saludable.

Algunos alegan que debido a una protesta de 1976 no se usa en la ciudad canadiense de Vancouver:

En las redes sociales grupos de Facebook como el de la Coalición del Estado de Nueva York contra la Fluorización, que culpa al fluoruro por afecciones en las tiroides, afirmó falsamente en el pasado que el gobierno federal había “recomendado evitar el agua fluorada cuando se prepara fórmula infantil”.

En Reddit, usuarios han divulgado que el fluoruro mata las bacterias intestinales, mientras en Twitter se ha calificado al compuesto como una neurotoxina causante de cáncer.

En el campo político el movimiento también avanza. El Partido Republicano de Texas incluyó en su plataforma de 2018 la oposición a la fluoración del agua.

Asimismo en Nueva Jersey más del 80 por ciento de los residentes ya no consumen agua fluorada y la ciudad de East Brunswick dejó de usar el fluoruro hace tres años después de que el alcalde David Stahl lo calificara “medicación masiva del público”, una frase común en foros de antifluorización.

“Creo que la gente debería dar su consentimiento a lo que está en su agua”, asegura Betty Erhard, la alcandesa de de Brooksville, Florida, que propuso votar contra la fluorización.

Erhard ha defendido durante años que el fluoruro es una toxina y un desperdicio de dinero de los contribuyentes.

Mientras tanto la ciencia sigue a la defensiva. “Se han publicado literalmente miles de estudios en publicaciones autorizadas que demuestran la seguridad de la fluorización del agua en la comunidad”, dijo la Dra. Brittany Seymour, portavoz del consumidor de la Asociación Dental Americana, calificándola como “la más importante” medida de salud pública para prevenir las caries”.