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La obsesión malsana por no usar cubrebocas ha llegado a niveles insospechados en un hotel de Florida

El saldo letal del covid-19 se acerca perturbadoramente a las 500,000 personas en Estados Unidos, dato desolador al que cabe añadir que muchos de esos fallecimientos podrían haberse evitado si a escala general se hubiese practicado de modo intensivo el uso de cubrebocas y el distanciamiento social.

Medidas básicas para frenar la pandemia que, desafortunadamente, muchos no siguieron y muchos continúan sin seguir, pese a que el coronavirus continúa esparciéndose en el país, incluso con nuevas y más infecciosas variantes. Dos casos ejemplifican ese peligroso desdén.

Walter Wayne Brown, de 53 años, y Gary  Brummett, de 81, fueron arrestados en un hotel de Florida por ostentarse como US Marshals y alegar que ello los exentaba de usar mascarillas. (Captura de video CBS / Alguacil del Condado Broward)
Walter Wayne Brown, de 53 años, y Gary Brummett, de 81, fueron arrestados en un hotel de Florida por ostentarse como US Marshals y alegar que ello los exentaba de usar mascarillas. (Captura de video CBS / Alguacil del Condado Broward)

Uno, el que protagonizaron dos individuos en un hotel del sur de Florida. Walter Wayne Brown, de 53 años, y Gary Brummett, de 81, quienes rechazaron en varias ocasiones las peticiones de usar cubrebocas que les hicieron empleados del hotel Wyndham Deerfield Beach Resort donde se hospedaban. Al riesgo para su salud y la de los demás, Brown y Brummett añadieron una mentira que puede costarles caro en términos legales, según el relato de la televisora ABC News.

Durante varios días, empleados de ese hotel les insistieron en el uso de mascarillas, pero los dos sujetos amenazaron con arrestar al personal e imponerle una multa al establecimiento, alegando que ellos eran agentes federales de los US Marshals. De acuerdo a la televisora CBS ellos amenazaron con multar al hotel con 75,000 dólares.

Incluso llegaron a ostentar una placa que llevaban en el cinturón diciendo que eran agentes federales, por lo que no estaban obligados a llevar cobertura facial. Y Brummett también exhibió una suerte de credencial que, según afirmó, lo acreditaba como una persona exenta de utilizar cubrebocas por razones médicas.

Pero todo eran mentiras. El pasado 11 de febrero, un empleado del hotel llamó a la policía y reportó a los dos sujetos. Al hotel se presentaron oficiales, incluido un verdadero US Marshall, y encontraron a Brown y Brummett comiendo en uno de los restaurantes del hotel.

Fueron arrestados bajo el cargo de ostentarse falsamente como un oficial federal. Se les halló en posesión de placas que decían ‘Marshal de la Nación Cherokee’, que parecían ser auténticas, pero cuando se hizo una verificación se identificó que ninguno de los dos trabajó nunca ni para los US Marshals ni para los Marshals de la Nación Cherokee.

Y por añadidura, según ABC, la credencial que supuestamente exentaba médicamente a Brummett del uso de mascarilla era falsa, de acuerdo a la acusación. Ambos fueron llevados a la cárcel del Condado de Broward.

Otro caso notorio de desdén hacia las medidas contra el covid-19 es el que sucedió en el restaurante BeckyJack’s Food Shack, en el Condado de Hernando, también en Florida. Allí, en el contexto del pasado Día de San Valentín, empleados colocaron en una de sus ventanas un cartel que rezaba: “Pañales faciales no son requeridos. Todos son bienvenidos”, según reportó el portal Little Things. Con ello al parecer se burlaban de los cubrebocas, y por extensión de quienes los usan, al asociarlos con la suciedad de los pañales.

En realidad, el espacio que presumiblemente podría estar contaminado sería el interior del restaurante mismo, a causa de la presencia de personas sin mascarilla que podrían estar esparciendo e inhalando el coronavirus.

El grosero anuncio, así, no solo era signo de ignorancia sino que implicaba para quienes lo colocaron, para los empleados y los comensales, un mayor riesgo de enfermar de covid-19, una enfermedad potencialmente letal.

Ciertamente, en el Condado de Hernando el uso de mascarillas no es mandatario (solo es recomendado), por lo que en estricto sentido el restaurante no habría cometido una infracción a las instrucciones municipales o estatales. Pero sí incurrió en un patente desdén hacia medidas fundamentales contra la pandemia y, para colmo, se atrajo una fuerte carga de publicidad negativa. Muchos consideraron reprobable que se haya colocado ese mensaje y, también, la actitud general de exaltar que en plena pandemia en un local cerrado se reúnan grupos de gente sin usar mascarilla.

Con todo, hubo también quienes apoyaron al restaurante y aplaudieron que no requiriera el uso de mascarillas. Y el restaurante, en todo caso, se mantiene en su posición de no requerir cobertura facial a quienes están en su interior, se trate de clientes o empleados.

En tanto, los contagios de covid-19 continúan registrándose en grandes sumas, lo que significa más enfermedad y muerte, y variantes más contagiosas y quizá más letales ya se esparcen de modo sustantivo en el país. Quizá incluso podrían estar por llegar a ese restaurante.

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