Las lágrimas de todos

Las lágrimas de todos

 

No importa si eres argentino, chileno, uruguayo, colombiano o brasileño. No importa si amas o no el fútbol, si eres más o menos fanático. No importa si consideras que Messi es mejor o peor que Cristiano Ronaldo, Diego Maradona o Ronaldinho.

Las lágrimas de ayer nos conmovieron a todos, nos emocionaron, nos pusieron en su misma piel, esa que se erizó cuando pateó el penal de una manera insólita, en una muestra clara y fiel de su impotencia.

 

 

¿Cómo es posible que en Barcelona haya ganado 28 títulos y con la selección argentina mayor ninguno? (Nota: los dos que ganó fueron el Mundial Sub 20 y la Medalla de Oro en los Juegos Olímpicos como juvenil).

Muy simple. Porque no ha habido un solo técnico que lo haya rodeado como lo hacen en Barcelona. Allí lo miman, allí es el verdadero líder futbolístico. Siempre tiene descarga clara, ya sea Iniesta, Suárez, Neymar, Dani Alves (ya no lo tendrá ya que fue transferido a la Juventus) o cualquier otro.

En Argentina el más cercano está a 20 metros, encima de todo sabiendo que todos los rivales, sobre todo en Sudamérica, lo marcan de a cuatro. Y así y todo, le guste a quien le guste y le pese a quien le pese, sigue siendo el más desequilibrante, el generador de juego, el goleador.

Messi en Barcelona entrega una pelota y le devuelven otra. En Argentina entrega una pelota y en el 90 por ciento de los casos le devuelven un ladrillo. Y todavía hay energúmenos, que se escudan atrás de una computadora anónimamente, que lo critican cuando en su vida ganaron ni una copa de leche.

Ver a Messi llorar en público una vez terminado el partido después de un nuevo fracaso me conmovió. Esta vez no lo hizo en el vestuario, en su intimidad. Esta vez lo hizo frente a todos, descargando esa impotencia, esa bronca acumulada que no se limita sólo al plano futbolístico.

Lo había anticipado antes del partido. Había tirado dardos en contra de la dirigencia de la AFA. Messi dijo basta. No aguanta más tanta desprolijidad. No aguanta más los malos manejos. Se hartó y, por el momento, pegó el portazo y con toda razón.

 

 

¿Es culpa de Messi que Higuaín (el goleador de Italia) volvió a fallar una situación clara como ya lo hizo en la Final de Mundial de Brasil y en la Final de la Copa América de Chile? ¿Es culpa de Messi que Agüero (el segundo goleador de la Premier League) se haya comido otro solito? Nooooo…

Si no fuera por Messi Argentina no clasificaba en el grupo del Mundial 2014, uno de los más sencillos. Si no fuera por Messi Argentina no llegaba a donde llegó en esta Copa América.

Lo que no tiene Messi es compañía. Repasando a los últimos técnicos vemos a Diego Maradona, Sergio Batista, Alejandro Sabella y Gerardo Martino. Maradona hizo un papelón en Sudáfrica, Batista en la Copa América 2011, Sabella fue el único que al menos le dio identidad al equipo y Martino no termina de convencer (recordemos que fracasó en Barcelona, donde tenía una Ferrari y la chocó).

Chile es el mejor. Sin lugar a dudas. ¿Quién armó a este Chile? Marcelo Bielsa, mientras que Jorge Sampaoli y Juan Antonio Pizzi supieron continuar su legado.

Mientras tanto Argentina dejó ir a al “Loco” hace más de una década. Otra prueba más que los hechos no se producen por casualidad, sino por causalidad. Y Argentina está como está a causa de los malos manejos de la AFA, en todos los sentidos de la palabra.

Esperemos que Messi recapacite. Él eligió jugar para Argentina cuando lo quería España, desechando la posibilidad que bien pudo disfrutar de ser campeón del mundo y de Europa con 'La Roja'.

Siempre se sintió orgulloso de vestir la Celeste y Blanca. Hoy está destruido, desilusionado, frustrado. Está caliente. Ojalá que cuando se enfríe y se dé cuenta que a sus jóvenes 29 años aún tiene posibilidades de revertir esta situación, recapacite y vuelva a vestir la camiseta que ama. Que así sea.

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