Las claves nacionales que esconden las elecciones andaluzas

Como formado tras la tradicional pegada de carteles como arranque de la campaña de las elecciones andaluzas. REUTERS/Jon Nazca (SPAIN – Tags: POLITICS ELECTIONS)
Como formado tras la tradicional pegada de carteles como arranque de la campaña de las elecciones andaluzas. REUTERS/Jon Nazca (SPAIN – Tags: POLITICS ELECTIONS)

Nada volverá a ser igual en la política nacional a partir del 2 de diciembre. Porque las elecciones andaluzas de este 2018 son mucho más generales que regionales. Hagan una prueba, relean las crónicas de campaña de la prensa del fin de semana y busquen quienes las encabezan. ¿Susana Díaz, Juanma Moreno, Teresa Rodríguez y Juan Marín? No. Sus jefes. Los líderes de PSOE, PP y Ciudadanos han apoyado en las últimas horas a sus respectivos candidatos a la presidencia a la Junta.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en un mitin en Chiclana de la Frontera (Cádiz), ha dicho que “el tren de las victorias socialistas tiene su primera parada en Andalucía y la segunda, en las municipales y autonómicas de mayo”.

El líder del PP, Pablo Casado, ha comparado al independentismo con los nazis: “Antes marcaban con estrellas amarillas, ahora con lazos”. Como de claro lo tienen en el PP que, revisando el último discurso del exministro Zoido -y pese a tenerlo apenas tres metros de distancia, solamente mencionó a Juanma Moreno dos veces mientras que nombró a Pablo Casado en 35 ocasiones. Y así será hasta el 2D, ya que Casado solamente se ausentará de Andalucía 4 de los 15 días de campaña. Por si aún no quedaba claro el propio presidente popular lo recalca en persona: “Los actos que estoy haciendo no son solo para una campaña andaluza; también sirven para proyectar las municipales y las generales. Por eso me estoy volcando”.

El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, directamente ha pedido al presidente del Gobierno que convoque elecciones, ha retado al PP a que apoye a su candidato a la Presidencia de la Junta, Juan Marín, por “sentido de Estado”, y le ha recordado que ellos lo hicieron con Mariano Rajoy para que no hubiera terceras elecciones en España. La confianza en los sondeos le hace soñar con adelantar al PP y usar las elecciones andaluzas como trampolín a las generales.

El único que está manteniendo las distancias, y dando mayor autonomía a su candidata, es Pablo Iglesias. Con unas relaciones bastante enturbiadas por las formas y las listas electorales, el líder de Podemos está tratando de no implicarse demasiado en la campaña de Teresa Rodríguez. Porque el Podemos que aupó a Sánchez (PSOE) a Moncloa es el que ahora dice que no apuntalará a Díaz (PSOE) en la Junta de Andalucía. Como todo dependerá de ‘las cartas’ que se repartan el 2D, Iglesias ha optado por quedarse al margen y no ser esclavo de sus palabras.

Como ven se habla poco de aspectos exclusivamente andaluces. Esto se debe a lo que está en juego más allá de los comicios del 2D, que todos los partidos entienden como una particular cuestión de confianza tras todo lo ocurrido de mayo para acá. Para empezar es la primera vez que el PSOE se mide en las urnas tras la moción de censura con la que Sánchez desalojó a Mariano Rajoy. Los escándalos de sus ministros parecen pesar más que su impulso hacia políticas de izquierda. La prueba es que los Presupuestos están enquistados y ya se habla de adelanto electoral. Si pierde en Andalucía, el adelanto será inevitable.

Podemos mide la verdadera fuerza de su unión con IU con una fórmula no del todo del agrado de Iglesias, quien está perdiendo el control local en Andalucía y Madrid. ¿Habrá acertado Rodríguez al pactar una confluencia de mensaje moderado en lugar de agitando aún más el avispero con un discurso más radical?

Y, por otro lado, en el espectro dentro-derecha el PP mide el ‘efecto Casado’ ante una derecha atomizada que, visto lo visto, está desplazándose intensamente hacia Ciudadanos y mínimamente hacia Vox. El primer partido de Casado huele a derrota. Incluso desde su entorno han comenzado a ponerse la venda ante las “bajas expectativas” en Andalucía y aseguran que “quien se la juega es Juanma Moreno, no Casado”. Es por ello que, pase lo que pase, el PP lo venderá como un éxito. Incluso si quedan segundos por detrás del PSOE. La idea es resistir al ‘sorpasso’ que vienen anunciando las encuestas en favor de Ciudadanos.

En definitiva, si el PSOE gana e intuye la debilidad del PP, tratará de forzar la maquinaria a nivel nacional subido a lo que los politólogos llaman el efecto “carro ganador”. Es más. Si para retener la Junta el PSOE pacta con Podemos (Adelanta Andalucía), esa comunión que propició la moción podría verse reforzada de cara a sacar adelante unos Presupuestos que den estabilidad al Gobierno más allá de 2019. Y si el PP pierde terreno frente a Ciudadanos veremos cómo modula Casado sus mensajes -obstinadamente centrados en Cataluña- para recuperar el voto desencantado.

La moción de censura recompuso el mapa político español y el 2D puede volver a hacerlo.