El lanzamiento de cohetes está aumentando las espectaculares nubes noctilucentes

Nubes noctilucentes sobre Parque nacional de Soomaa (Estonia) | imagen Martin Koitmäe, Wikipedia CC
Nubes noctilucentes sobre Parque nacional de Soomaa (Estonia) | imagen Martin Koitmäe, Wikipedia CC

La denominación científica es nubes mesosféricas polares, aunque personalmente prefiero el término popular, más poético y sugerente, de “nubes noctilucentes”. Su propio nombre ya nos indica que es una nube que “brilla o que se puede ver por la noche” y es un fenómeno atmosférico digno de contemplar. En palabras de José Miguel Viñas, físico y meteorólogo asiduo en esta sección de ciencia, “habitualmente las nubes se localizan a altitudes que rara vez superan los 8 kilómetros en las regiones polares, los 12 kilómetros en latitudes medias y los 18 kilómetros en la zona ecuatorial”. Sin embargo, las nubes noctilucentes son una llamativa excepción a esta regla ya que son nubes muy altas, tan altas que se sitúan en la mesosfera a una altitud de entre 75 y 85 kilómetros, casi rozando esa imaginaria línea de Kármán que delimita el inicio del espacio exterior.

A esa altura la temperatura es muy baja, superando incluso los -120 °C, lo que hace posible la formación de pequeños cristales de hielo del que están compuestas estas peculiares nubes. Estos dos elementos característicos (gran altura y vapor de agua cristalizado) hacen posibles esos espectaculares tonos de azul ya que se encuentran tan altas que pueden reflejar la luz solar, incluso cuando el Sol ya se ha puesto… de ahí que “luzcan en la noche”.

Nubes noctilucentes sobre Edmonton, Canadá | imagen: NASA/Dave Hughes
Nubes noctilucentes sobre Edmonton, Canadá | imagen: NASA/Dave Hughes

Las nubes noctilucentes representan un fenómeno relativamente nuevo ya que los registros de sus primeras observaciones se remontan a finales del siglo XIX y no hemos encontrado datos, testimonios o crónicas anteriores. Aun así, la presencia de estas coloridas nubes ha aumentado significativamente en los últimos años y, aunque su rango de aparición suele ser las regiones más al norte (entre los 70 y los 50 grados de latitud) cada vez se empiezan a divisar en latitudes más bajas, como sucedió el año pasado en Sevilla…

Este notable aumento de nubes noctilucentes aún no tiene una explicación clara y es muy probable que además no dependa de una única razón sino que existan diversos elementos implicados. Entre los diferentes factores desencadenantes se barajan algunos como el calentamiento global o el vapor de agua que sueltan los lanzadores de cohetes… esta última posibilidad ha cobrado aún más fuerza gracias a la publicación, hace tan solo unos días, de un estudio que apunta al incremento del “tráfico espacial”.

Junto a este estudio, un comunicado de la NASA recuerda que trabajos anteriores ya demostraron que el vapor de agua liberado a la atmósfera por los lanzamientos de los antiguos transbordadores espaciales aumentaba la presencia de nubes noctilucientes cerca de los polos. “Sin embargo, la prevalencia de estas nubes en latitudes medias aún no tenía una causa clara. Este nuevo estudio muestra que el tráfico espacial, incluso después de que se interrumpieran los lanzamientos de transbordadores, controla la variabilidad anual de las nubes noctilucentes de latitudes medias”, explica Michael Stevens, autor principal del estudio.

Frecuencia de nubes noctilucentes promedio de julio (en naranja) en comparación con el número de lanzamientos espaciales (en verde) | Stevens, Michael H., et al.
Frecuencia de nubes noctilucentes promedio de julio (en naranja) en comparación con el número de lanzamientos espaciales (en verde) | Stevens, Michael H., et al.

Los autores del estudio utilizaron la base de datos sobre nubes desarrollada por el satélite AIM de NASA (Aeronomy of Ice in the Mesosphere satellite), comparando la aparición de este particular tipo de nubes en latitudes medias con la frecuencia de los lanzamientos de cohetes durante los últimos 14 años (desde 2007 a 2021).

Se suele decir que correlación no implica causalidad pero en este caso se acumulan otros factores y estudios previos que apoyan esta asociación, indicando que el vapor de agua liberado en las capas altas de la atmósfera por el lanzamiento de cohetes es un desencadenante más que plausible de estas nubes noctilucentes.

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Referencias científicas y más información:

Stevens, Michael H., et al. «Northern Mid‐Latitude Mesospheric Cloud Frequencies Observed by AIM/CIPS: Interannual Variability Driven by Space Traffic». Earth and Space Science, vol. 9, (2022) DOI:10.1029/2022EA002217.

Elizabeth Howell “Rocket launches can create shiny clouds far from poles, study shows” Space.com

Vanessa Thomas “Rocket Launches Can Create Night-Shining Clouds Away from the Poles, NASA’s AIM Mission Reveals” NASA’s Goddard Space Flight Center