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Lagunas organizativas y tensión por crisis global a un mes de la COP27

El Cairo, 6 oct (EFE).- A un mes de la apertura de la COP27 en la ciudad egipcia de Sharm El Sheij aún persisten importantes lagunas por resolver tanto en la agenda concreta del evento como en la organización práctica del mismo, que discurrirá además bajo el temor de que la crisis global opaque o condicione su desarrollo.

No existe aún una agenda oficial y pública de la reunión, que prevé convocar a más de 30.000 personas en la aislada ciudad balneario de Sharm El Sheik, ubicada en el extremo sur del desierto del Sinai y que en la práctica solo es accesible por vía aérea, ni de momento se ha difundido quienes asistirán a este evento que discurrirá entre el 6 y el 18 de noviembre.

Diversas organizaciones no gubernamentales como Humans Rights Watch han denunciado además trabas de las autoridades egipcias para acreditar activistas críticos con el gobierno de Abelfatah Al Sisi, y han puesto en entredicho el anuncio oficial de que se permitirán manifestaciones de protesta en torno a la COP27, pese a que Egipto cuenta con un déficit notable en materia de derechos humanos y libertad de expresión.

Egipto anunció que permitirá manifestaciones en Sharm El Sheij, pero en una zona acotada y bajo la vigilancia de las fuerzas del orden, y en un contexto en el que aparentemente sólo podrán llegar a la ciudad personas previamente acreditadas y con alojamiento, que está siendo otro de los problemas.

Varias delegaciones internacionales, como comentaron a Efe diplomáticos de varios países europeos y latinoamericanos, están enfrentando problemas para reservar hoteles en una ciudad que cuenta con decenas de miles de plazas hoteleras o bien encuentran precios desorbitados superiores a los mil dólares por persona y noche de hotel.

FINANCIACIÓN Y DAÑOS

En cuanto al contenido de los debates y los objetivos políticos de la reunión, los organizadores apuntan a lograr avances para la financiación de los proyectos para mitigar el cambio climático y las indemnizaciones por los daños causados por la emergencia climática a los países pobres que apenas han contribuido al calentamiento global.

Ese aspecto también ha sido reforzado por la propia ONU, cuyo secretario general, António Guterres, aseguró esta misma semana que la COP27 debe traducirse en acuerdos sobre el tema de "las pérdidas y daños", como se denomina a este problema de las indemnizaciones en la jerga de las cumbres climáticas.

La comunidad internacional lleva años discutiendo sobre este tema, con propuestas como crear fondos de compensación para los países más golpeados, pero hasta ahora no se han logrado acuerdos.

Guterres también insistió en que Naciones Unidas espera sacar de Sharm El Seij "mayor claridad" sobre el compromiso de los países desarrollados para destinar 100.000 millones de dólares anuales para ayudar a los países menos ricos para que puedan adaptarse al cambio climático.

CRISIS GLOBAL

Los organizadores también han dejado patente su preocupación sobre la crisis económica y política global, con la guerra de Ucrania y sus efectos en la energía y la alimentación, centrales para la COP27, y la posibilidad de que su desarrollo afecte a la reunión y sus resultados políticos.

El representante especial de la presidencia de la COP27, Wael Abulmagd, expresó su preocupación ante el escenario de confrontación entre bloques y la "animosidad que generará entre los asistentes", y advirtió de la posibilidad de que esa tensión se utilice "como pretexto para no cumplir las promesas" de financiación.

No se sabe todavía qué autoridades globales viajarán a Egipto para la reunión, pese a que sus responsables han hablado de decenas de jefes de Estado o Gobierno que han confirmado su viaje.

Varias embajadas latinoamericanas apuntaron a Efe que es probable la asistencia de sus presidentes, pero que aún no se puede confirmar.

De momento solo ha trascendido, en medio de un relativo escándalo, que el nuevo monarca del Reino Unido, Carlos III, un habitual en estas reuniones cuando era Príncipe de Gales, no asistirá debido a una "orden" de la primera ministra conservadora Liz Truss.

Álvaro Mellizo

(c) Agencia EFE