“La violo porque me seduce” y otras normalizaciones peligrosas contra gays, mujeres y minorías

El 70 por ciento de las mujeres del mundo han sufrido algún tipo de abuso.
El 70 por ciento de las mujeres del mundo han sufrido algún tipo de abuso.

En Malasia, el parlamento tendrá que considerar la propuesta nacida del líder del ‘Partido para la Justicia de la Gente’, que afirma que los hombres cometen crímenes sexuales porque son “seducidos” por las acciones y la ropa que llevan puestas las mujeres.

“Propongo un Acto de Acoso Sexual para proteger a los hombres”, afirmó Mohamad Imran Abd Hamid. “Las acciones, las palabras y la forma de vestir de las mujeres seducen al hombre hasta el punto en que acaban cometiendo actos como el incesto, la violación, el abuso, el ver pornografía y similares”, agregó.

Según este político, es importante que el hombre reciba protección y no esté expuesto a morder la manzana de la tentación porque al final, por culpa de las víboras, acaban “quebrantando la ley y causando que acabemos condenados”.

En Tailandia, el rey Maha Vajiralongkorn acaba de convertir a su amante en una consorte real durante un acto en el que no sólo estaba la plana mayor del reinado y el gobierno del país asiático, sino también su esposa. La poligamia quedó aceptada desde ese instante y sin lugar a discusión porque el que lleva los pantalones decide cuándo y con quién se los quita. Y si es de manera oficial, mucho mejor. Si las palmaditas en la espalda virtuales que le damos a Vajiralongkorn se las diéramos también a una reina que hiciera lo mismo en una posición de poder, quizás la lectura sería distinta. Pero no es así, porque la mujer nunca está en posición de decidir oficialmente que lo que le apetece es tener a dos, tres o cuatro concubinos. Y mucho menos decirlo en público.

El rey, Maha Vajiralongkorn junto a su esposa, Suthida, y su nueva concubina, Sineenat.
El rey, Maha Vajiralongkorn junto a su esposa, Suthida, y su nueva concubina, Sineenat.

En la India hay varios procesos abiertos. Dos políticos del partido que está en el gobierno actualmente, el Bharatiya Janata Party (BJP), cuyo líder y primer ministro es Narendra Modi, están acusados de violar a sendas mujeres musulmanas. En lo que a la Justicia se refiere, es como si no hubiera sucedido nada. El abuso de poder, el machismo y el maltrato a una minoría musulmana que vive bajo el yugo mayoritario hindú dan vía libre para este tipo de actos. Si lo hacen los políticos, por qué no pueden hacerlo los que les votan.

Asifa Bano tenía ocho años de edad y era hija de una pastor de una tribu minoritaria musulmana que vivía en el norte de la India. En enero de 2018 varios individuos hindúes se la llevaron a la ciudad de Jammu, bastión hindú en un estado cuya mayoría procesa el islam. La trasladaron a un templo, la sedaron, la violaron en grupo y la estrangularon antes de propinarle dos golpes con una piedra. A los autores les ha caído cadena perpetua, pero han logrado burlar la pena de muerte instaurada en el país para este tipo de delitos.

Mientras tanto, en Pakistán, los ancianos de un pueblo de la provincia de Punjab, condenaron a una joven de 19 años a muerte por lapidación tras denunciar a su primo por violarla a punta de pistola. La chica salvó su vida gracias a que consiguió escapar. En Arabia Saudí, condenaron a una mujer a seis meses de cárcel y 200 latigazos después de que siete hombres la violaran y ella lo denunciara ante medios de comunicación.

La comunidad gay en diferentes partes del mundo vive atemorizada por su condición.
La comunidad gay en diferentes partes del mundo vive atemorizada por su condición.

Según cifras ofrecidas por Naciones Unidas, en el mundo, un 35 por ciento de mujeres han experimentado algún tipo de violencia física o sexual por alguien que no es su pareja. Los mismos estudios recogen que el 70 por ciento de las mujeres han sufrido esos mismos ataques por parte de sus cónyuges. En cuanto a lo que a la homosexualidad se refiere, ésta está penada con la muerte en 11 países del mundo.

El patriarcado, el papel de la mujer en el siglo XXI, los derechos LGTB, las pruebas de amor públicas de sexos opuestos, el calvario de las minorías, de los diferentes…

El grado de sensibilidad con respecto a determinados temas está a flor de piel en una sociedad que en muchos casos vive polarizada entre lo que se consideran las ideas ‘tradicionales’ y las que no. Normalizamos cosas que son injustificables y condenamos otras que promulgamos sin querer -y también queriendo-. Es la hipocresía innata de un ser humano capaz de decir una cosa y hacer la contraria sin pestañear; de aferrarse a una línea de pensamiento sin hueco alguno para tratar de comprender o empatizar con opiniones diferentes. Y mientras juzgamos a los demás, de cara a veces, y escondidos tras avatares en otras, la vida sigue. Con sus injusticias, con sus juicios paralelos, con sus linchamientos virtuales, con sus aciertos y con sus errores de raíz.