La vergüenza nacional que se esconde detrás de la tesis de Peña Nieto

Otra vez el escándalo acecha al presidente Enrique Peña Nieto, primero fue la ‘casa blanca’ que había comprado su esposa; recientemente el departamento en Miami, también de Angélica Rivera, cuyos impuestos fueron pagados por un tercero y ahora un reportaje en el que se denuncia que cuando presentó su tesis de licenciatura en la Universidad Panamericana, hace 25 años, casi el 29 por ciento de su contenido fue plagiado. La fuente de dos de esos tres asuntos que han cuestionado a la figura presidencial es Carmen Aristegui.

El equipo de investigación que dirige la periodista Carmen Aristegui, apoyado por un grupo de especialistas y académicos revisó la tesis de licenciatura de Enrique Peña Nieto titulada “El presidencialismo mexicano y Álvaro Obregón” la cual consta, según el reporte de Aristegui, de 200 páginas y 682 párrafos.

Señala Aristegui que Peña Nieto “plagió al menos a 10 autores, de quienes reprodujo 197 párrafos sin que en algunos casos ni siquiera los mencionara en su bibliografía.” Los autores plagiados fueron Miguel de la Madrid, Enrique Krauze, Diego Valadés, Jorge Carpizo, Jesús Orozco Henríquez, y otros.

El tema en sí es revelador de diferentes aspectos de nuestra realidad. En primer lugar destaca la insistencia de Carmen Aristegui en la investigación que lleva a cabo alrededor de la figura presidencial y su familia, la cual, se dice, ya le costó la rescisión del contrato que tenía con la empresa MVS que la sacó de su rol de servicios informativos matutinos y mantiene una demanda en contra de la periodista por la introducción de un libro en el que la periodista relata el caso de la ‘casa blanca’.

Recientemente el presidente, al promulgar las leyes que dan origen al Sistema Nacional Anticorrupción, pidió disculpas por la mala percepción que suscitó entre la ciudadanía el caso esa propiedad adquirida por su esposa Angélica Rivera, pero eso no significó para Carmen Aristegui la recuperación de su empleo y el retorno a su espacio informativo en la radio.

El reportaje que ahora presenta Aristegui en el que denuncia el presunto plagio de Peña Nieto al hacer su tesis de licenciatura hace 25 años, se antoja como un asunto personal de la periodista, aderezado como un tema de interés público, que en realidad lo único que revela es una práctica extendida en la academia, que existe porque los profesores que asesoran el trabajo elaboración de tesis de los estudiantes lo hacen casi como un gesto altruista, debido a que no perciben ingreso significativo por esta labor. En el caso de la UNAM por participar en un examen profesional un profesor recibe el pago de 320 pesos.

El otro tema que revela la denuncia de Carmen Aristegui es el relacionado con la tendencia al engaño y la simulación, en este caso encarnada en Peña Nieto, pero que en realidad se extiende a un gran número de estudiantes que se ven presionados a presentar una prueba escrita, pomposamente llamada tesis, para poder acceder a un título y una cédula profesional que acredite que está en dominio de un oficio aprendido en las aulas de la Universidad, cuando difícilmente un estudiante que recién termina sus estudios está capacitado para presentar una tesis original y entonces recurre al expediente de “presentar como propio lo que es ajeno” es decir, al plagio.

Para evitar esta presión y sacar de esta tentación a los estudiantes, algunas universidades han cancelado el requisito de presentación de una tesis a los estudiantes para que reciban su título de licenciatura y la cédula que los autoriza para ejercer una profesión. El requisito se mantiene para maestría y doctorado.

Como ha sucedido con los asuntos que preceden a éste, existe un tercer aspecto a destacar referido a la inclinación de los medios por hacer de este tipo de temas una noticia que en realidad no tiene sustento y en caso de pretender ir al fondo se debe reconocer que este es el efecto de las muchas décadas de abandono en que los políticos de todos los signos han mantenido al sistema educativo mexicano en todos sus niveles, el conflicto plateado por la CNTE, el fracaso deportivo en las olimpiadas, la corrupción en la Universidad de Morelos y el caso de la Normal de Ayotzinapa, son solo un botón de muestra de la enorme descomposición de esta parte de nuestra realidad que, paradójicamente, debe moldear un mejor futuro para el país.

No se trata de disculpar a Enrique Peña Nieto por haber incurrido en un error hace 25 años, sino de reconocer que hoy se debe a una nueva realidad y que Carmen Aristegui denuncia y llama la atención en un caso que sin duda es significativo por el papel actual que desempeña el denunciado, pero que en realidad es más grave que eso y que en algunos casos motiva que muchos egresados de las universidades vivan con la frustración de haber terminado sus estudios con éxito, pero no han sido capaces de presentar una tesis. Nadie les dijo cómo ni cuál es el enfoque original que deben aportar para acceder al título. Por eso tienen clientes los que venden “títulos y cédulas” en los Portales de Santo Domingo.

Gracias a Carmen Aristegui por recordarnos que en todos los niveles y ambientes somos una sociedad que gira alrededor de la simulación. Somos parte de lo mismo, también ella.