La valiente respuesta de un niño de 10 años sobre lo que haría si su escuela sufre un tiroteo

Dez Benard es un chico de quinto grado de primaria que ha expresado una entereza moral poderosa y conmovedora, que sacude las conciencias sobre un tema doloroso ante el que no se ha hecho lo suficiente para evitar más víctimas inocentes: los tiroteos masivos en Estados Unidos y la venta y posesión a gran escala de armas de muy alto poder de fuego.

Dez Benard, de 10 años, se ofreció como voluntario para proteger a sus compañeros de clase en caso de que un tirador atacara su escuela. (Facebook/Tanai Benard)
Dez Benard, de 10 años, se ofreció como voluntario para proteger a sus compañeros de clase en caso de que un tirador atacara su escuela. (Facebook/Tanai Benard)

Como lo cuenta en Facebook, Tanai Benard, madre de Dez, los pequeños de primaria como el chico saben que la ominosa posibilidad de que se desate un tiroteo en su escuela existe, por más aberrante e indeseable que eso sea, y se han entrenado y concientizado sobre qué hacer si se encontrasen en la espantosa situación que se vivió hace unos días en la escuela Stoneman Douglas High, en Parkland Florida.

Y la respuesta que el pequeño le dio a su madre cuando ella le preguntó al respecto la dejó atónita, consternada, atemorizada y también orgullosa y firme. Muchos en redes sociales se han dicho tocados por la estatura ética de Dez, de apenas 10 años de edad.

El diálogo entre madre e hijo publicado en Facebook reza así:

Mamá: ¿Ya han hecho el simulacro de encerrarse en clase? [Un ejercicio practicado en escuelas de EEUU para entrenar a los alumnos sobre qué hacer en caso de que se desate un tiroteo en su plantel].

Dez: ¿Dices un simulacro de tirador activo?

Mamá: Sí.

Dez: Sí, lo hemos practicado.

Mamá: Entonces, dime qué es lo que tú supuestamente debes hacer.

Dez: El maestro debe cerrar la puerta y la cerradura y poner un papel negro sobre el cristal de la ventana de la puerta. Entonces yo y otros tres niños debemos empujar la mesa contra la puerta. Después de eso la clase debe colocarse detrás de nosotros en la pared de atrás.

Mamá: ¿La clase debe ponerse detrás de quién?

Dez: De mí y otros tres niños. Nosotros nos colocamos en frente y los demás detrás de nosotros.

La madre entonces comenzó a sentirse mal e interrogarse interiormente sobre por qué su hijo era uno de los que tenían que estar delante, mucho más expuesto a un posible tirador que el resto. Pensó que quizá había una cuestión racial que hacía que se expusiera más a un niño afroamericano. Pero antes de sacar conclusiones le preguntó directamente al niño la razón, y su respuesta la sacudió.

Mamá: ¿Por qué te escogieron para estar frente a todos si un tirador llega a tu escuela?

Dez: No me escogieron. Yo me ofrecí como voluntario para empujar la mesa y proteger a mis amigos.

Mamá: ¿Dez, por qué te ofreciste para hacer eso?

Dez: Si llegamos a eso, prefiero ser uno de los que mueren protegiendo a mis amigos que tener a todos los de mi clase muertos y yo ser el único sobreviviente.

Tanai Benard y muchos que han leído su relato han quedado profundamente tocados por la firme convicción de un niño de apenas 10 años ante una de las mayores tragedias, y peligros, que ha encarado y encara EEUU. Una mezcla de integridad, pureza y valor sin duda singular.

Ante la entereza de Dez, muchos se interrogan: ¿qué ofrecen los políticos que no han hecho lo suficiente para controlar la proliferación de devastadoras armas de fuego en el país? ¿Qué los promotores a ultranza de una venta y posesión irrestricta de armas que pone en riesgo el derecho a la vida? Preguntas como esas recorren la opinión pública.

Y palabras como las de Dez son un foco de esperanza: las nuevas generaciones, como los jóvenes sobrevivientes del tiroteo en la escuela de Parkland que han exigido un freno a las armas en el país, podrían comenzar a marcar la diferencia.

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