La UNAM y su ejemplar participación en el caso de Yasmín Esquivel. Y no debería sorprender

Yasmín Esquivel no recibió ningún favor de parte de la UNAM. (Getty Images)
Yasmín Esquivel no recibió ningún favor de parte de la UNAM. (Getty Images)

El caso de Yasmín Esquivel y su tesis de licenciatura plagiada ha dado otro tema más para hablar. La Universidad Nacional Autónoma de México ha despedido a la profesora Martha Rodríguez, que fue quien asesoró a la hoy ministra de la Suprema Corte, y era además una prolífica asesora de tesis universitarias. Con esta medida, sumada a la confirmación de plagio que se dio la semana pasada, la UNAM ha puesto las cartas sobre la mesa en un asunto de vital importancia no sólo por sus implicaciones inmediatas, sino por lo que estas decisiones pueden significar en el futuro.

“Con la notificación oficial, emitida con fecha 17 de enero de 2023, quedan totalmente suspendidos la relación de trabajo de la profesora Rodríguez Ortiz con cualquier entidad académica de la Universidad Nacional, así como el pago de sus salarios. La Universidad Nacional actúa en apego a la normativa universitaria; ha adoptado medidas preventivas adicionales para evitar la repetición de hechos como el referido, y continuará fomentando valores éticos, de responsabilidad y honorabilidad entre los integrantes de su comunidad", se puede leer en el comunicado de la institución.

Si en un principio se señaló que la UNAM podía ceder a presiones externas, la hipótesis se ha desmontado por completo a la luz de la evidencia. La Casa de Estudios ha actuado como debía hacerlo: con honradez y transparencia. Desde que se supo que la posibilidad del plagio a Edgar Ulises Báez, la Universidad emprendió una investigación que concluyó en la confirmación de lo publicado por el académico Guillermo Sheridan en Latinus: Esquivel había plagiado su tesis. No hubo medias tintas ni rodeos. Una vez dictaminado, la decisión no tuvo revés, a pesar de las críticas y de que, desde el ánimo presidencial, se defendió a Esquivel con el argumento de que otros habían hecho "cosas peores".

Pero en realidad esta postura de la UNAM no debería sorprender ni ser una anomalía; sino todo lo contrario: es eso lo que se le debe exigir a una universidad de primer orden, que no ha cedido a las voces que pedían pasar por alto el plagio y proseguir con los planes políticos de la ministra, que a su vez eran los planes políticos del oficialismo.

No se trata de colores políticos ni de preferencias ideológicas: se debe proceder de conformidad con los hechos, con la realidad, y eso es que lo hizo la Universidad en el caso de Yasmín Esquivel. Ahora el juego se ha trasladado a otro terreno. Dicen ellos que no les corresponde la potestad de retirar el título profesional a Esquivel. La Secretaría de Educación Pública, que expidió su cédula profesional a la ministra, es quien debe hacerse cargo de esa decisión.

Pero lo que es un hecho, y no debería olvidarse en el futuro, cuando la UNAM vuelva a estar en el centro de discusión pública, es que las decisiones de los últimos días reflejan independencia y valentía, porque han abundado los comentarios de presión hacia la Universidad: se sabe que cualquier decisión que se tomara iba a contar con una multitud de críticos. Pero el proceder institucional ha sido, en este caso, ejemplar, y cuando las cosas se hacen de la manera correcta es justa reconocerlo, porque también de ese modo se deja abierta la puerta para asuntos posteriores que puedan entrar en dilemas parecidos. No le tembló la mano a la institución para señalar el plagio con todas sus letras ni para prescindir de quien lo permitió. Ese ánimo de hacer las cosas bien y de apegarse a la justicia debe reconocerse. Y, además, de nuevo, no debe sorprender. Es lo normal, o debería serlo.

TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR | EN VIDEO

Grupo armado desaloja un cuartel de la Guardia Nacional en Chiapas.