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La última jugada por el poder en Nuevo León fue para AMLO como un balazo en el pie

Candidatos al gobierno del estado de Nuevo Léon: Samuel García, de Movimiento Ciudadano; Clara Luz Flores, de Morena; y Adrián de la Garza, del PRI. | Foto: Cuartoscuro
Candidatos al gobierno del estado de Nuevo Léon: Samuel García, de Movimiento Ciudadano; Clara Luz Flores, de Morena; y Adrián de la Garza, del PRI. | Foto: Cuartoscuro

La semana pasada el presidente Andrés Manuel López Obrador decidió intervenir en el proceso electoral que se desarrolla en el país, lo hizo invocando su calidad de “ciudadano”, como si la investidura del Poder Ejecutivo fuera algo que se quita y se pone. Las 24 horas de todos los días de sus seis años de gobierno es el titular de la Presidencia, Jefe de Estado, Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas y, aunque lo niegue, dirigente de su partido Morena. Es igual que sus antecesores y ningún ciudadano hace lo que él ni tiene el poder que concentra.

Como si fuera un “ciudadano común” y con la “buena intención” de garantizar la democracia e impedir el fraude electoral, López Obrador en su conferencia mañanera denunció que Adrián de la Garza, candidato a la gubernatura de Nuevo León por el PRI y PRD, ofrece en su campaña tarjetas con apoyos económicos de mil 500 o mil 800 pesos bimestrales, a las mujeres que voten por él.

La denuncia del “ciudadano” López Obrador ocupó su atención dos días, en los que exhibió una “tarjeta regia” y cuestionó al candidato del PRI-PRD. Rechazó violar la ley electoral con su denuncia y con ello beneficiar a Clara Luz Flores, candidata de Morena al Gobierno de Nuevo León, y se preguntó ¿dónde está la Fiscalía Electoral?

Con su denuncia López Obrador dejó al descubierto el enorme interés que tiene por incrementar su influencia en Nuevo León, entidad en la que existe resistencia empresarial hacia los planteamientos de la “izquierda” ideológica.

La promesa de entrega de la “tarjeta regia” en Nuevo León significa la expresión de una forma de competencia por la clientela electoral que el propio López Obrador lleva a cabo en todo el país, por medio de sus políticas sociales, a través de las cuales, por años, ha entregado “primero a los pobres” tarjetas bancarias.

Política social para la clientela político electoral de Morena

Frente a los apoyos que entrega el gobierno de López Obrador, palidece la propuesta del candidato del PRI-PRD, Adrián de la Garza. La política social de Morena, para su clientela política, mantiene algunos de los siguientes programas:

Programa Nacional de Becas para el Bienestar Benito Juárez, dirigido a menores de 18 años, 800 pesos mensuales.

Jóvenes Construyendo el Futuro, tiene dos modalidades. Estudios Universitarios, entrega 2,400 pesos al mes. Capacitación Laboral, beca mensual de 3,600 pesos.

Jóvenes Escribiendo el Futuro de Educación Superior, proporciona una beca de 2,400 pesos mensuales a 300 mil estudiantes con necesidades económicas.

Programa para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores de 68 años, reciben 1,275 pesos mensuales.

Programa pensión para el bienestar de las personas con discapacidad, de grupos indígenas, otorga beca por 2,550 pesos mensuales.

Programa Sembrando Vida, opera en 19 estados, en los que establece sistemas productivos agroforestales, entrega apoyo económico de 5,000 pesos mensuales.

Programa Nacional de Reconstrucción 2019. Dirigido a la población afectada por los sismos de septiembre de 2017 y febrero de 2018, opera en 12 estados. Tiene un presupuesto de 8 mil millones de pesos.

Sería ingenuo pensar que los millones de beneficiarios de los programas sociales de la 4T no configuran la clientela electoral a la que todas las mañanas adoctrina López Obrador desde el púlpito de Palacio Nacional.

Para justificar su intervención en las elecciones, López Obrador afirmó que con ello se “Beneficia a la democracia, esto es bueno para la democracia, quedarse callado es ser cómplice y peor apoyar a candidatos que ofrecen migajas, dádivas, que están comprando el voto, eso es una ofensa, es una humillación, un acto antidemocrático”. Tiene razón, pero ¿quién lo sancionará a él?

Interviene la Fiscalía General de la República

La respuesta a la pregunta ¿dónde está la Fiscalía Electoral? del presidente López Obrador, llegó.

La Fiscalía Especializada en Delitos Electorales (FEDE), de la Fiscalía General de la República (FGR) abrió carpeta de investigación contra los candidatos punteros en la elección por la gubernatura de Nuevo León, Adrián de la Garza del PRI-PRD y Samuel García de Movimiento Ciudadano.

La FGR informó que investiga a Adrián de la Garza por solicitar a las mujeres el voto a su favor a cambio de la “tarjeta rosa” para que obtengan dinero, en caso de ganar las elecciones el 6 de junio.

Según la FGR la oferta de la “tarjeta rosa” implica la intención de comprar y coaccionar el voto. Argumenta que “Las reformas legales vigentes se llevaron a cabo frente a precedentes del uso de programas sociales, tarjetas y monederos electrónicos para la compra y coacción del voto, en elecciones federales y locales”.

En el caso de Samuel García, la FGR informó que la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) denunció al candidato de Movimiento Ciudadano, a su esposa Mariana Rodríguez y al padre de ésta, Jorge Rodríguez, por aparentemente haber incurrido en financiamiento ilícito de campañas.

La FGR informó que se están desahogando las denuncias y las pruebas, para obtener la determinación jurídica que proceda. Las denuncias vinculan a algunas “personas físicas y morales, así como operaciones diversas”.

Las carpetas y las pruebas ya recabadas serán judicializadas en breve, ante la autoridad correspondiente. Así será, “justicia pronta y expedita”, cuando el origen de la “denuncia ciudadana”, hecha a nivel nacional por López Obrador, se escuchó y atendió por la FGR.

A confesión de parte…

En su conferencia de prensa mañanera, el presidente López Obrador manifestó su apoyo a la FGR por haber iniciado investigaciones en contra de los candidatos punteros por la gubernatura de Nuevo León, Samuel García y Adrián de la Garza.

Una reportera asistente a la mañanera pregunto al presidente López Obrador: “Hay algunos partidos que lo acusan de que usted tuvo que ver con esta denuncia...¿usted está metiendo la mano en las elecciones?

La respuesta de López Obrador se asemeja a una confesión de parte, al no cumplir el Acuerdo por la Democracia que hizo firmar a los gobernadores y no acatar la Constitución.

“¿Cómo no voy a tener que ver? Claro que sí. Si es de dominio público, lo estoy diciendo. No podemos ser cómplices del Fraude.”

La letra muerta el Acuerdo Nacional por la Democracia

El antecedente inmediato de la defensa de la democracia emprendido por López Obrador sucedió en marzo, cuando convocó en Palacio Nacional a los gobernadores para que firmaran el Acuerdo Nacional por la Democracia. Su objetivo fue garantizar que ninguno de los gobernadores interfiera en el proceso electoral en curso, ni favorezca a candidatos o partidos políticos.

No todos los gobernadores asistieron a la firma del acuerdo y llamó la atención que no hubiera sido convocado Lorenzo Córdova, consejero presidente del INE.

Hoy ese acuerdo y su intención son letra muerta y aparecen como una acción de López Obrador para detener a los gobernadores y así intervenir con mayor libertad en los procesos electorales sobre los que la Constitución dicta que los funcionarios públicos, de todos los niveles de gobierno, se deben abstener de intervenir y hacer la difusión de sus logros.

Mentiras que matan

En política la credibilidad lo es todo. Las mentiras son desastrosas para los políticos y más cuando aspiran al poder. Clara Luz Flores, candidata de Morena al gobierno de Nuevo León, lo sabe y por eso está rezagada. La intervención de la FGR, en caso de sacar de la competencia a los candidatos que la adelantan, no es garantía de que pudiera hacer realidad el sueño de López Obrador de hacerla gobernadora. Las mentiras son veneno y más cuando son difundidas desde las mañaneras.

La discreción en política es una herramienta útil y cuando el “pecho no es bodega” se cometen errores, como pensar que se puede engañar al pueblo. En Nuevo León, históricamente, la izquierda no ha sido totalmente aceptada y en este intento por sacar del juego a los dos preferidos en las encuestas, el costo a nivel nacional podría ser mayor. Es el caso de hacer cosas malas que parecen buenas.

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