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La triste respuesta al misterio de las miles de ligas que aparecieron en la remota isla Mullion

La isla Mullion, un afloramiento irregular de roca volcánica que se levanta de un mar cristalino cerca de la costa de Cornualles, está llena de miles de ligas que son un peligro para las aves del lugar. Foto: Getty
La isla Mullion, un afloramiento irregular de roca volcánica que se levanta de un mar cristalino cerca de la costa de Cornualles, está llena de miles de ligas que son un peligro para las aves del lugar. Foto: Getty.

Se pensaría que una isla remota, que raramente visitan los humanos, estaría limpia y sin rastros de basura. Pero lamentablemente no es así. El mejor ejemplo es Mullion, donde se encontraron miles de ligas sin una explicación aparente.

Después de analizar el caso, los ornitólogos del West Cornwall Ringing Group y el National Trust revelan que este triste misterio de las bandas elásticas se debe a que las aves marinas las toman con su pico y se las llevan a la isla porque erróneamente piensan que son gusanos.

Los expertos señalan que las aves buscan alimento en los campos agrícolas cercanos y se lo llevan para depositarlos en la isla, un afloramiento irregular de roca volcánica que se levanta de un mar cristalino cerca de la costa de Cornualles, en el Reino Unido, y que funciona muy bien como un lugar de descanso para ellas.

En este caso, las aves en lugar de tomar alimento que realmente les sirva, lo que recogen son las ligas usadas para amarrar los racimos de flores que cortan las personas.

Las personas suelen usar las ligas para amarrar los racimos de flores que se cultivan en los campos cercanos a la isla Mullion. Foto: Getty
Las personas suelen usar las ligas para amarrar los racimos de flores que se cultivan en los campos cercanos a la isla Mullion. Foto: Getty

Cómo descubrieron este “nido de ligas”

De acuerdo con Mark Grantham, del West Cornwall Ringing Group, un grupo de exploración se dio cuenta de las bandas elásticas durante una visita de monitoreo que realizaron en kayaks a la isla en la temporada de reproducción de las aves.

Al inicio quedaron desconcertados, pues no encontraron explicación lógica de la llegada de las ligas; las personas necesitan un permiso especial para poder arribar a la isla.

Para no molestar a las aves que anidan, decidieron realizar otro viaje en otoño para limpiar la basura. Pero, en solo una hora recolectaron miles de ligas y puñados de desechos de pesca.

La cantidad de ligas de colores brillantes (verde y amarillo) es preocupante para los ambientalistas y los expertos encargados de monitorear el lugar, ya que sus investigaciones revelan que son regurgitadas por las aves.

Además de las ligas, se encontraron pequeños paquetes de red de pesca verde y cordel entre los alimentos no digeridos, probablemente confundidos por las gaviotas de espalda negra con sabrosos bocados que flotan en la superficie del mar.

Incluso, descubrieron que una gaviota murió después de quedar atrapada en un anzuelo de pesca de 10 cm.

“El plástico y el caucho ingeridos son otro factor en una larga lista de desafíos que nuestras gaviotas y otras aves marinas deben enfrentar solo para sobrevivir”, señala Rachel Holder, del National Trust, en un comunicado.

“A pesar de ser ruidosas, bulliciosas y aparentemente comunes, las gaviotas están en peligro de extinción. Ya están luchando con los cambios en las poblaciones de peces y las perturbaciones en los sitios de anidación, por lo que comer bandas elásticas y desechos de pesca dificultan su situación”.

“Las poblaciones de gaviotas están en declive. El número de grandes gaviotas de lomo negro ha caído un 30% en los últimos años; mientras que la gaviota argéntea, la especie conocida por pellizcar la comida de los turistas sin pretensiones, ahora aparece en la Lista Roja del Reino Unido de Aves de Conservación”.

Los expertos consideran que lugares como la isla Mullion deberían ser santuarios para las aves marinas y los animales que ahí viven, a fin de que no se conviertan en víctimas de la actividad humana, pero lamentablemente no es así.

Este caso es un claro ejemplo de que la contaminación generada por los seres humanos no conoce fronteras, sin importar que los sitios estén aislados, que se necesite permiso para entrar o sea muy difícil llegar.