La tragedia de México que ni AMLO pudo resolver, aunque tenga otros datos

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), en una reunión con los padres de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, que se suman a la cifra de 100, mil desaparecidos en México | Foto: Héctor Vivas/Getty Images
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), en una reunión con los padres de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, que se suman a la cifra de 100, mil desaparecidos en México | Foto: Héctor Vivas/Getty Images

En 1964 en México empezó el registro de las personas desaparecidas. La Comisión Nacional de Búsqueda de Personas, de la secretaría de Gobernación, informó que para el 16 de mayo de 2022 la contabilidad fue de 100 mil doce personas desaparecidas y no localizadas.

El total de registros de la Comisión es de 245 mil 537 personas desaparecidas, no localizadas. Del total fueron localizadas 145 mil 525 personas.

De los 100 mil doce registros, 88 mil 615 corresponden a personas desaparecidas y 11 mil 397 a personas no localizadas.

Los más de 100 mil registros implican que, por 58 años, en México han desaparecido, cada año, mil 724 personas. Mas de medio siglo de violencia en contra de hombres y mujeres, cuya fuente para unos es el Estado y para otros la delincuencia organizada. La consecuencia es el luto en miles de familias que buscan a sus seres queridos en los panteones clandestinos diseminados en casi la totalidad del territorio, con énfasis en el norte, en las entidades donde desde hace décadas son disputadas las rutas para introducir narcóticos a los Estados Unidos.

Las familias, destacadamente las madres de los desaparecidos, los buscan por las veredas y cerca de las ciudades en donde dominan las bandas de delincuentes. Muchas de las versiones indican que fueron “levantados” por grupos armados, o que sin causa se perdió la comunicación. Preguntan a las personas que los hubieran visto por última ocasión. El resultado de su indagatoria, en la mayoría de las ocasiones es negativo, aun así, continúan con su investigación movidos por la esperanza de encontrarlos con vida o localizar sus restos.

La mayoría de los más de 100 mil personas desaparecidas y no localizadas son hombres, 74 mil 733 y mujeres son 24 mil 516, según datos de la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas.

El caso reciente relacionado con la desaparición de la joven Debanhi Escobar Bazaldúa, en Monterrey, que movilizó a autoridades locales y federales hasta su localización, sin vida, cuyo padre fue atendido por el presidente López Obrador, durante su gira por la entidad, sirvió de argumento a los Familiares de Víctimas de Desaparición para exigir al presidente apoyo del gobierno federal para la localización de sus desaparecidos.

Con pancartas, lonas y altavoces exigieron justicia al presidente López Obrador. “Ayúdenos como apoyaron a Debanhi, como apoyaron a otras personas, también los hombres tienen derecho de búsqueda. Los hombres también deben de ser buscados como una mujer. Se desaparecen más hombres y por ser hombres piensan que andan en malos pasos y no. Ellos estuvieron en un lugar incorrecto, a la hora incorrecta”.

Los manifestantes que exigieron justicia a López Obrador comentaron que el caso de Debanhi Escobar se había resuelto porque se volvió un asunto mediático lo que, a su criterio, es un pésimo antecedente porque significa que sólo cuando los medios amplifican los problemas son atendidos por las autoridades, más atentas a su imagen pública que a la solución del problema de los desaparecidos.

Las familias y los compañeros de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa, por casi ocho años han gritado al Estado ¡Vivos se los llevaron! ¡Vivos los queremos! Su grito se ha escuchado México y en algunas ciudades del mundo a las que los padres fueron para exigir al Estado y responsabilizar al gobierno, de antes y actual, por la desaparición de sus hijos.

La contabilidad sobre los desaparecidos tiene 58 años, significa una herida que no deja de supurar y que desde entonces arroja cinco personas al día que son buscadas, sin resultados, en la mayoría de los casos.

Por más de cinco décadas o antes, se mantiene la herida y las cifras sobre los desaparecidos siguen creciendo, no importa quién esté al frente del gobierno. En el último año del gobierno de Adolfo López Mateos inició el conteo. En el tercer año de gobierno de Andrés Manuel López Obrador la cuenta sigue y por diferentes causas crece.

Las familias que buscan a sus desaparecidos se organizaron para localizar, sin ayuda significativa del gobierno, a sus seres queridos. Es evidente que el problema rebasó la capacidad del Estado.

Congruente con su práctica de responsabilizar a los gobiernos anteriores de lo que sucede en el presente, López Obrador no niega la realidad de los desaparecidos y la tendencia estadística que indica que aumentan. En su conferencia mañanera comentó: “Se está haciendo un trabajo como nunca de búsqueda, ningún gobierno se había ocupado de los desaparecidos como ahora, toda la Segob está dedicada a eso y a buscar fosas clandestinas, porque no se debe olvidar que hubo una guerra contra el narcotráfico y durante ésta murieron muchos y los desaparecían”.

No hay mérito del gobierno al buscar a los desaparecidos. Habría reconocimiento si lograra encontrar a los responsables de esas ausencias, lo que parece distante a causa de las fallidas políticas sexenales de seguridad pública. Particularmente la actual. Las complicidades han enriquecido a muchos y a otros los ha llevado al poder. No hay solución cercana.

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