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La trágica coronación del zar Nicolás II

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El inesperado fallecimiento de Alejandro III, a causa de una repentina infección de riñón (nefritis) el 1 de noviembre de 1894, llevó a sucederle en el cargo a su hijo Nikolái Aleksándrovich Románov, quien ocuparía el trono ruso bajo el nombre de Nicolás II.

Debido al estricto protocolo que marcaba el luto oficial por la muerte de su padre, el joven Nikolai (que contaba con 26 años de edad y una total inexperiencia para ocupar el cargo) al igual que hicieron sus antecesores, tuvo que esperar un año y medio para realizar las tradicionales y faustas celebraciones de coronación. Un acto que debía reunir a la flor y nata de la nobleza europea y la más numerosa de las delegaciones extranjeras que hasta la fecha había asistido a ese tipo de acontecimientos en Rusia.

Pasado el luto protocolario se buscó la fecha propicia siendo escogida la del 14 de mayo de 1896. Ese día se realizaría en el Kremlin la coronación oficial y religiosa a la que asistirían todos los solemnes invitados y se reservaba para cuatro días más tarde el que debía ser el ‘baño de masas’ del nuevo zar quien sería homenajeado frente al pueblo llano.

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Para los actos de celebración de la coronación popular se escogió el mismo lugar en el que se había realizado la de su padre y antecesor en 1883: Khodynka, un campo situado al noroeste de Moscú y que en los últimos años había servido como lugar de entrenamiento de las tropas de guarnición moscovitas, motivo por el que aquel lugar presentaba numerosísimas irregularidades en el terreno y docenas de zanjas abiertas (además de estar muy cercano a un peligroso barranco).

En los días previos a la fiesta de coronación de Nicolás II se intentó alisar y arreglar el campo de Khodynka para dejarlo los más adecuado posible y vallar los accesos al mencionado barranco. Pero no se hizo a conciencia, por lo que quedaron muchísimos huecos sin rellenar y sin asegurar.

Se levantaron casetas donde se realizarían actuaciones de teatro y folclore, además de un buen número de cantinas y mostradores donde se dispensarían comida y bebida para todos los presentes, así como varios regalos conmemorativos (entre ellos una taza decorada).

Todo estaba previsto para que al mediodía del 18 de mayo diese inició a uno de los actos que pondrían el broche final a los cuatro días de celebración (lo cerraba un lujoso baile-conocido como ‘bola’- en la embajada de Francia en Moscú).

Miles de ciudadanos fueron llegando al campo de Khodynka desde muchas horas antes y se calcula que a las cinco de la madrugada sobrepasaba el medio millón las personas que allí se aglutinaban.

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Familias enteras se encontraban allí apelotonadas como si de sardinas enlatadas se tratase. No cabía ni un alfiler y debido a los empujones, el calor sofocante provocado por los cuerpos apretujados y el humo de los miles de fumadores, empezaron a haber los primeros casos de desmayos, con la particularidad que quedaban en pie ya que ni tan siquiera había espacio para poder caer al suelo.

No se sabe cómo, pero en un momento dado entre la muchedumbre empezó a correr el rumor de que eran tantas personas las reunidas allí que no habría suficiente comida y regalos para todos y que tan solo los primeros que habían llegado serían los privilegiados de recibirlo, motivo por el que se inició un ataque de histeria colectiva que provocó que los de atrás intentasen llegar a los primeros puestos.

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Lo sucedido a continuación fue devastador y una auténtica tragedia. Muchos fueron los que intentaron avanzar corriendo (literalmente) sobre las cabezas de los que allí estaban hacinados. Hubo una desbandada, empujones, pisotones y más de una pelea a puñetazo limpio que provocó el caos y desmán de los presentes, además de la abertura de las grietas del suelo en las que fue cayendo numerosas personas.

También se echó abajo la valla que rodeaba el recinto y los 1.800 policías que habían sido llevados para encargarse de mantener el orden no pudieron hacer absolutamente nada para controlar la situación, siendo miles de personas las que cayeron también por el barranco cercano.

Según datos oficiales, el incidente produjo la muerte de 1.389 personas y alrededor de 1.300 heridos. Fuentes no oficiales e historiadores cifran los fallecidos en cerca de 5.000 y el doble de heridos.

Tras ser evacuados a diferentes hospitales de Moscú, Nicolás II fue a visitar el lugar del desastre y a algunos de los hospitalizados, pero la tragedia acontecida unas horas antes no le impidió asistir esa misma noche al gran baile de gala que se había organizado en su honor en la embajada francesa.

En el colectivo popular ruso quedó este trágico día como un augurio de lo que sería el nefasto mandato como zar de Nicolás II, su dramático final y el del resto de la familia Románov en 1918.

Fuentes de consulta: todiscoverrussia / lisawallerrogers / worldhistoryproject / BBC

Fuentes de las imágenes: trotscum (Tumblr) / Wikimedia commons