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La tormenta perfecta que deja a los británicos sin cerveza y sin pollo (y sin trabajadores)

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Los aislamientos por el coronavirus, el Brexit, los problemas de producción de dióxido de carbono y fallas del sector transporte han afectado la distribución de cerveza y alimentos en Gran Bretaña. (Getty Images)

Unos 25 millones de británicos visitan regularmente el pub de su vecindario para refrescarse y socializar con una jarra de cerveza en la mano. Pero este verano, los fabricantes han batallado para transportar la bebida alcohólica a los populares establecimientos porque escasean los camioneros.

La situación es tan dramática que varias cadenas denunciaron que la distribución inconsistente de las últimas 8 semanas disminuyó a cero hace 10 días. Los gerentes de los bares se las ingeniado para alquilar camiones y conducir hasta 200 kilómetros para asegurar el abastecimiento, pero el domingo pasado muchos establecimientos se quedaron sin cerveza de barril.

La llegada de los meses más cálidos del año y la flexibilización de las medidas sanitarias fueron recibidas con ansias por el golpeado sector de la hostelería. Pero la conjunción temporal de factores como el aislamiento obligatorio de personas con contacto cercano con el coronavirus, los efectos de la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea y problemas estructurales en el sector transporte han perturbado el sistema de producción y abastecimiento de esa región insular.

Los más afectados son los que poseen franquicias de las grandes cadenas porque están obligados a vender ciertas marcas. Los dueños de los bares propusieron, sin éxito, a sus casas matrices comprar cervezas artesanales locales para respaldar la economía regional y mantener sus negocios a flote.

La situación podría empeorar mucho más si se concreta una temida huelga de conductores, que han aprovechado las presiones circunstanciales para exigir un aumento salarial.

Pero los problemas de la escasez van mucho mas allá de las bebidas alcohólicas. La prensa británica ha publicado imágenes de supermercados con anaqueles vacíos, clientes insatisfechos y hasta estaciones de servicio de BP cerradas porque no tenían combustible para vender.

Escasez de Dióxido de Carbono (CO2)

Al CO2 pocos lo nombran, pero es un importante componente de la cadena de suministro de la industria de las bebidas y alimentos en Gran Bretaña. No sólo es el responsable de las burbujas de la cerveza y los refrescos, sino que es indispensable para el transporte refrigerado de productos lácteos y cárnicos.

Los problemas de producción del CO2 comenzaron hace un par de años, pero los pubs nunca habían sentido con tanta fuerza el impacto de la escasez del gas para dispensar cerveza. Los productores de cerdos han tenido que trasladar a sus animales desde Escocia hasta mataderos en el norte de Inglaterra y los pequeños comerciantes tienen problemas en la distribución de alimentos congelados porque no hay hielo seco.

Lo que la pingdemia se llevó

La palabra 'pingdemia' significa literalmente epidemia de notificaciones y se desató después de que el Servicio Nacional de Salud (NHS, según sus siglas en ingles) envió hasta 600.000 mensajes semanales a personas que debían aislarse de manera obligatoria durante 10 días por haber estado con un diagnosticado con coronavirus.

El julio la industria cárnica se declaró en emergencia porque la mayoría de las plantas su producción tenía entre un 5 y un 10 % de sus trabajadores aislados por la pingdemia.

Se cree que miles de empleados perdieron valiosas horas de trabajo debido a un error de la aplicación que informaba el contacto cercano con la persona 5 días antes del diagnóstico, en vez de los dos días que sugieren los sanitarios.

La herida de los pollos Nando’s

La escasez de pollo ha afectado de tal forma a la popular cadena Nando´s que se ha visto obligada a cerrar el 10% de sus 450 restaurantes. Los motivos han sido multifactoriales: sus proveedores no tienen el personal suficiente para satisfacer los pedidos y tampoco hay camioneros para transportar su mermada producción.

Nando´s también ha tenido que solventar el aislamiento preventivo de un porcentaje de sus empleados que fueron identificados por una aplicación del NHS como personas que habrían podido tener contacto con un contagiado de COVID-19.

La Asociación Británica de Procesadores de Carne fueron un poco más enérgicos y señalaron que la cadena de suministro de alimentos estaba “al borde del abismo”.

Un millón de empleos y poca demanda

El número de ofertas de empleo se disparó por primera vez sobre el millón de vacantes, según las cifras emitidas en agosto por la Oficina Nacional de Estadísticas, en una inusitada reactivación de un mercado laboral que suele ser aletargado durante los veranos.

La tasa trimestral de desempleo cayó en junio a 4,7%, apenas 0,8 puntos porcentuales por encima de los niveles pos-pandemia de febrero de 2020, gracias al programa de subsidios gubernamentales que respaldó a las empresas y a los trabajadores.

Pero eso no ha compensado la fuga de trabajadores comunitarios que se marcharon por temor a la instabilidad laboral luego de la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea.

La Asociación Profesional de Compañías de Recursos Humanos (PSCo) pidió al gobierno la revisión urgente de las políticas de inmigración post-Brexit para evitar una “grave escasez de personal calificado” y presentó alternativas para que los profesionales independientes puedan ir a trabajar al Reino Unido por proyectos.

El viejo problema de los camioneros

Analistas señalan que el declive en el número de camioneros ha ocurrido desde hace años.

La actual fuerza laboral está formada por conductores con muchos años de experiencia y no hay suficientes jóvenes para reemplazarlos a la hora de su retiro. Para un veinteañero británico no es atractivo formarse en un área con bajos salarios, malas condiciones laborales y pocas estaciones de descanso que estén limpias y con precios razonables.

Tampoco hay que negar que miles de conductores europeos renunciaron después de la votación del Brexit, dejando a las empresas de transporte en una situación precaria porque deben desembolsar unas 3.500 libras esterlinas (4.800 dólares) para entrenar a cada nuevo conductor.

Fuentes: Farmers Guardian, The Courier, Everstream, The Guardian, ITV, Financial Times, Markets Business Insiders

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