La “tormenta perfecta” de disturbios civiles tras la muerte de George Floyd es única y efectiva, según los expertos

Rick Jervis

Desde Portland hasta Pensacola, este fin de semana estallaron protestas violentas en más de 30 ciudades de Estados Unidos tras la muerte de George Floyd, un afroamericano que dijo que no podía respirar después de que un oficial de policía blanco se arrodillara sobre su cuello durante más de ocho minutos mientras lo arrestaba.

¿Por qué la muerte de Floyd ha provocado una indignación visceral tan generalizada, mientras que otras tres muertes de personas afroamericanas que se produjeron este año —Breonna Taylor en Louisville, Ahmaud Arbery en Georgia y Tony McDade, un hombre afroamericano y transgénero asesinado por agentes de policía en Tallahassee— no lo hicieron?

Los expertos y organizadores de las protestas explicaron que tras la muerte de Floyd han confluido diferentes “combustibles” para formar una “tormenta perfecta” de disturbios civiles que podría conducir a cambios más duraderos.

Para empezar, la pandemia de coronavirus que ha secuestrado a la mayoría de los estadounidenses en sus hogares ha hecho que millones de personas se queden sin trabajo y ha afectado desproporcionalmente a los afroamericanos, por lo que ya había muchos afroamericanos y simpatizantes blancos a punto de hervir de rabia y frustración, dijo Kristen Clarke, presidenta y directora ejecutiva del Comité Nacional de Abogados por los Derechos Civiles bajo la Ley.

“En este momento, las personas afroamericanas de este país están experimentando una desesperación profunda”, afirmó. “Si le añades la violencia policial sin control, se convierte en una tormenta perfecta”.

Durante el fin de semana, en todo el país incendiaron coches de policía y edificios gubernamentales, la Guardia Nacional se desplegó en las principales ciudades estadounidenses y algunas ciudades instituyeron toques de queda. En una ciudad del medio oeste, una persona fue asesinada y al menos dos fueron heridas por disparos.

En Atlanta, los manifestantes irrumpieron en el centro de la CNN mientras su alcalde abogaba por la calma y en Washington la Casa Blanca se blindó después de que los manifestantes se concentraran en el exterior. Las protestas también han estallado en Louisville, Filadelfia, Detroit, Austin, Charlottesville (Virginia) y Columbus (Ohio).

Desde el jueves han arrestado a más de 1 400 personas en 16 ciudades. Más de 500 de esos arrestos se produjeron en Los Ángeles el viernes, según informó Associated Press.

El agente de policía de Minneapolis que ha sido despedido, Derek Chauvin, fue arrestado el viernes acusado de asesinato en tercer grado y homicidio involuntario tras la muerte de Floyd. Un espectador grabó un vídeo en el que se puede ver la rodilla de Chauvin clavada en el cuello de Floyd durante más de ocho minutos mientras el sospechoso yacía en el suelo y suplicaba ayuda antes de perder la conciencia.

Ese vídeo, que se volvió viral, es otra razón clave por la que su muerte ha provocado tanta indignación, dijo Keneshia Grant, politóloga de la Universidad de Howard. Los momentos que condujeron a la muerte de Arbery también fueron grabados en vídeo, pero las imágenes de los últimos momentos de Floyd, con la víctima diciendo repetidamente que no podía respirar y llamando a su madre mientras los espectadores furiosos le rogaban a la policía que se detuviera, causaron una herida emocional mucho más profunda en quienes lo vieron, explicó.

Además, la controvertida respuesta del presidente Donald Trump al incidente y las protestas puede haber animado a más manifestantes a salir a las calles, dijo Grant. El viernes, Trump escribió un tuit en el que llamó “matones” a los manifestantes violentos y agregó que estaba listo para enviar al ejército si las cosas se salían de control. Añadió que “cuando comienza el saqueo, comienzan los disparos”.

“Estados Unidos no tiene un líder que pueda unir a las personas”, apuntó Grant. “No recibimos un tuit que les dijera a todos que se fueran a Kumbaya y se tomaran de la mano. Recibimos un tuit sobre saqueos y disparos”.

Manifestantes protestando en el Parque Olímpico del Centenario, el viernes 29 de mayo de 2020 en Atlanta. Tras la muerte de George Floyd durante un arresto en Minneapolis se organizaron protestas en ciudades de todo Estados Unidos.
Manifestantes protestando en el Parque Olímpico del Centenario, el viernes 29 de mayo de 2020 en Atlanta. Tras la muerte de George Floyd durante un arresto en Minneapolis se organizaron protestas en ciudades de todo Estados Unidos.

Calvetta Williams, fundadora de Madres contra la Violencia en Des Moines, Iowa, normalmente organiza pequeñas manifestaciones de 100 o 200 personas para visibilizar las víctimas locales de la violencia armada. Pero cuando vio el vídeo de la muerte de Floyd, sintió que necesitaba organizar algo más grande.

Publicó una invitación al evento en el sitio de Facebook de su grupo y obtuvo 400 “me gusta”. El sábado, más de 1 000 manifestantes se presentaron para realizar una marcha pacífica a lo largo de University Avenue, cerca del centro.

“Fue hermoso”, dijo Williams, quien tiene 49 años. “Sentí que formaba parte de un movimiento”.

En el caso de Williams, lo que la conmovió e impulsó a actuar fueron las súplicas desesperadas de Floyd por su madre mientras el agente de policía lo sometía. Se programó otra manifestación para el domingo.

“Tocó mi espíritu, mi alma”, dijo Williams sobre el vídeo viral. “Estaba enojada. Sentía que necesitaba levantarme y mostrar mi apoyo”.

Las manifestaciones a gran escala que se extendieron por casi todas las ciudades importantes de Estados Unidos durante el fin de semana se parecen a las protestas masivas que se produjeron durante el movimiento por los derechos civiles de la década de 1960 liderado por el reverendo Martin Luther King Jr., según Jill Savitt, directora ejecutiva del Centro Nacional por los Derechos Civiles y Humanos de Atlanta.

Esos incidentes y las protestas que siguieron condujeron a cambios significativos en las políticas, afirmó. Los asesinatos en 1964 de James Chaney, Andrew Goodman y Michael Schwerner, tres activistas por los derechos civiles, contribuyeron a impulsar la aprobación de la Ley de Derechos Civiles ese mismo año, apuntó. Y las marchas de Selma a Montgomery de 1965, que se disolvieron en enfrentamientos sangrientos con las fuerzas del orden locales, impulsaron la firma de la Ley de Derechos Electorales de 1965, resaltó Savitt.

Las protestas de hoy podrían promover políticas similares y cambios sistémicos, dijo.

“Es terrible que necesites tragedias como esta para producir un cambio, pero la historia nos dice que eso es lo que sucede”, dijo Savitt. “Nos están sacudiendo por las solapas”.

Silas Lee, sociólogo de la Universidad Xavier de Luisiana, dijo que también le ha impresionado la gran cantidad de manifestantes caucásicos e interraciales que participan en las manifestaciones. Las protestas a gran escala por los derechos civiles no provocan un cambio a menos que encuentren un amplio respaldo de las diversas poblaciones de Estados Unidos, apuntó.

“Este no es solo un problema afroamericano”, dijo. “Es un problema blanco, es un problema interracial, es un problema humano”.

Un manifestante argumenta que el daño a la propiedad se puede reparar, el 28 de mayo frente a un edificio incendiado en Minneapolis después de la muerte de George Floyd.
Un manifestante argumenta que el daño a la propiedad se puede reparar, el 28 de mayo frente a un edificio incendiado en Minneapolis después de la muerte de George Floyd.

Grant, politóloga de la Universidad de Howard, dijo que las protestas no funcionarán si no cuentan con un amplio apoyo multicultural. “Los blancos tienen que descubrir por qué les temen a los afroamericanos”, dijo, “por qué no están horrorizados por estos asesinatos”.

Agregó: “Los afroamericanos han intentado hacer algo durante 400 años: afirmar su humanidad. Y no ha funcionado”.

Este artículo fue publicado originalmente en Yahoo por USA Today