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La teoría que tira por tierra la reputación de Walt Disney

El público general siempre idolatró a Walt Disney por ser el creador único del célebre personaje, Micky Mouse. Aquel fue el punto de partida de un imperio del entretenimiento que todavía hoy sigue siendo enorme. Sin embargo, la leyenda es falsa y Disney no fue el artífice exclusivo de este personaje legendario. Al menos esa es la teoría que se desprende del libro ‘A Mouse Divided’ (Un Ratón Dividido, en su traducción al español), escrito por Jeff Ryan, en el que trata de probar que Disney se apropió de una idea que realmente surgió del binomio que formó durante varios años con Ub Iwerks, el que fue su socio durante sus comienzos. Lo que Disney promulgó y selló en piedra en el ideario colectivo es que la idea de Micky Mouse surgió en su cabeza, de repente, en 1928 mientras cruzaba Estados Unidos en tren “cuando los negocios de mi hermano Roy y los míos estaban en el punto más bajo”, tal y como él mismo escribió en 1948. Aquella versión se convirtió en un ejemplo e inspiración del sueño americano para emprendedores que buscan triunfar en sus negocios y hacer que sus ideas pasen a la realidad envueltas en un áurea de triunfalismo. Disney sabía como conquistar los corazones de la gente aunque su versión nada que ver con la veracidad de lo que realmente sucedió según las investigaciones de Ryan. Esta teoría indica que Iwerks fue el pincel, el caricaturista, el animador que realizó un boceto de Micky Mouse en menos de una hora en 1928, aunque haya relegado al ostracismo por el público general. Era más glamurosa la historia del sueño emprendedor de un hombre que resurgió de sus cenizas para crear uno de los imperios del entretenimiento más sólidos de la historia. Disney e Iwerks eran amigos íntimos. Se conocieron en Kansas City en 1919 mientras trabajan en un estudio de arte, tal y como publica The New York Post. Ambos comenzaron a crear caricaturas animadas en forma de cortometrajes que se solían mostrar en cines antes de los largometrajes convencionales de la época. De hecho, antes del célebre personaje de Micky Mouse, ambos crearon a Oswald, el Conejo con Suerte, aunque una distribuidora les arrebató el control de su creación. Conscientes de que necesitaban otro personaje tan potente como el anterior, los dos creativos se pusieron manos a la obra para dar con otra clave. Tras varios intentos fallidos Disney propuso un ratón. Poco después, Iwerks apareció con un trozo de papel dividido en seis paneles con distintas versiones de lo que podía ser el nuevo protagonista. Finalmente eligieron la versión final de Micky Mouse y el dibujante comenzó a trabajar en su primer corto: “Plane Crazy”. Iwerks dibujó de su puño cada fotograma, lo que significó unas 700 ilustraciones al día, según el Post. Ni ese cortometraje ni otro posterior tuvieron éxito alguno con las distribuidoras hasta que realizaron “Steamboat Willie” en noviembre de 1928, el que se convirtió en el primer dibujo animado con sonido sincronizado y duraba siete minutos. Aquella cinta sí captó el ojo de las distribuidoras y se convirtió en un éxito instantáneo. En pocos meses Micky Mouse ya era una estrella de Hollywood con proyección internacional. Con el éxito llegaron las primeras fisuras entre los dos socios. Tal y como publica en su libro Ryan, el trato de Disney hacia Iwerks era nefasto y le trataba más como un empleado que como a u uno de los propietarios de la idea original. Incluso la mujer de Iwerks llegó a contar una historia que fue determinante en la ruptura final. El Post la publicó en un artículo en el que mencionó que ambos compañeros estaban almorzando un día de 1930 cuando un fan de Micky Mouse se les acercó y Disney prometió al chiquillo que Iwerks dibujaría al personaje antes de retratar su firma. “Dibújalo tú mismo”, contestó un Iwerks cansado del trato. La relación se acabó e Iwerks tan solo recibió 3,000 dólares por el 20 por ciento de su creación, también le correspondió un estudio propio. Ambos se enfrascaron en una guerra de personajes animados que Disney, mucho más agresivo en los negocios, siempre acabó ganando. Según el libro ‘A Mouse Divided’, Iwerks creó el personaje de un pato cuya voz sería puesta por el actor Clarence Nash. Unos problemas técnicos impidieron que se grabara apropiadamente y poco después Nash contó a Disney los planes de Iwerks. Fue así como también se apropió del Pato Donald. Las cosas no fueron bien para el exsocio de Disney mientras creaba por su cuenta. Le faltaba la creatividad de contar historias que le aportaba su excompañero y se demostró que sólo con su manera de dibujar no llegaría lejos. Por eso, se comió su orgullo y le escribió una carta Disney optando por la reconciliación. Iwerks acabó formando parte de la plantilla de Disney, pero como empleado, nunca como socio. El mundo corporativo engulló la creatividad original del dibujante, quien falleció en 1971 viendo cómo Micky Mouse, el personaje que salió de su mente, hacía millones sin que él tuviera crédito alguno.