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La tentación de la 4T de escuchar una sola voz por las mañanas

México, 25 jun (EFE).- El Gobierno mexicano investiga la presencia de presuntos terroristas del Estado Islámico (EI) en la región y su posible intento de entrar en México, informó este martes el presidente Andrés Manuel López Obrador.
(EFE)

Fortalecer a los medios públicos de comunicación fue un compromiso del presidente Andrés Manuel López Obrador al llegar al gobierno y lo reiteró cuando dio a conocer en enero a quienes estarían al frente de ellos.

Pasados seis meses de ese pronunciamiento la “austeridad republicana”, impuesta a toda la administración pública por la vía del despido de trabajadores y recortes presupuestales, alcanzó al Instituto Mexicano de la Radio (IMER) que, para el ejercicio presupuestal de 2019 solo se le asignaron 159.2 millones de pesos, el más bajo en siete años, 10.5 por ciento menos que en el 2018. A lo que se agrega el oficio de austeridad de Hacienda que lo obliga a reducir 50 por ciento el monto aprobado en 2019 para la subcontratación de servicios con terceros.

La reducción presupuestal y los dictados de Hacienda en el caso del IMER, significan la cancelación de diversos programas y contenidos de las estaciones radiodifusoras. Ya no serán producidos y transmitidos más de 2,900 horas de contenidos no musicales en las 17 emisoras de AM y FM, implica que la voz de especialistas en cultura, economía, entretenimiento, política y diversos temas sociales ya no estarán aportando su conocimiento, sensibilidad y experiencia al público radioescucha.

Para llamar la atención de la opinión pública sobre la austeridad que afecta la operación del IMER, el periodista Ricardo Raphael, hizo pública su renuncia al programa Replicas e informó que la precariedad financiera del IMER será la causa de que 38 de las 53 series y proyectos de cápsulas salgan del aire, se recorte en 35 por ciento el personal del Sistema Nacional de Noticiarios y la cancelación de espacios y cortes informativos, se elimine el programa Impacto Deportivo, y perderán su empleo en el Instituto 242 personas que cobran por honorarios. (El Economista, 25 de junio de 2019)

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La Dirección de Radiodifusoras dejará de transmitir en las 17 emisoras del IMER 30,000 horas dedicadas a campañas y programas relacionados con temas prioritarios para la administración pública federal.

Lo que sucede en el IMER significa un retroceso en los medios públicos, contradice la vocación de servicio con la que fueron creados y por la cual el Legislativo los elevó a la categoría de medios de Estado, lo que debería dejarlos al margen de las estrecheces presupuestales a que los somete el gobierno en turno.

Los medios públicos son para el servicio de la sociedad y su función es la difusión de diversos valores culturales, sociales y políticos además de ser la vía por la que el Gobierno Federal da salida a diferentes campañas para el beneficio educativo, sanitario y de fortalecimiento de valores democráticos de la comunidad.

No son del gobierno los medios públicos, aunque en la práctica los subordina al imponer sus puestos de mando y controlar los flujos financieros, lo que los limita para conseguir los objetivos que la ley les impone.

FOTO ARCHIVO: JUAN PABLO ZAMORA /CUARTOSCURO.COM
FOTO ARCHIVO: JUAN PABLO ZAMORA /CUARTOSCURO.COM

Hoy el Instituto Mexicano de la Radio deberá “apretarse el cinturón” para acatar los dictados de “austeridad republicana” de la Cuarta Transformación que, en las radiodifusoras del Estado, deja sin acceso a la divulgación, al pensamiento diverso que debería caracterizar al “proyecto democrático” que dice encabezar López Obrador.

En muchos países del mundo los medios públicos son el instrumento por el que los pueblos se informan de los temas que importan para su bienestar, desarrollo y crecimiento y por ello son subsidiados sin reservas por el Estado.

Partidos políticos y grupos de presión encuentran en los medios públicos un canal de salida para compartir sus propuestas, por ello es qué no son patrimonio de ninguna fracción política, económica o ideológica.

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La circunstancia que hoy se impone al IMER se podría extender a los demás medios del Estado lo que supondría un riesgo para el Gobierno al dejar de escuchar el pensamiento plural que le permite conocer demandas sociales, denuncias, y propuestas que no le llegan por los canales institucionales.

Es previsible que la estrechez de recursos destinados a los medios públicos sea superada en los siguientes ciclos financieros del Estado, pero si el presupuesto para los medios públicos no se incrementa, entonces estaremos ante el escenario, nada recomendable, de un gobierno que solo quiere que los ciudadanos escuchen una voz por la mañana y los medios la repitan todo el día para reanudar el ciclo 24 horas después. Los medios públicos convertidos en un gran aparato de propaganda del gobierno de Ya Sabes Quién. El autoritarismo pues.