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La sorpresa que dio López Obrador en Televisa

Captura de pantalla / YouTube
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Después de ocho años de no ser entrevistado por algún periodista de Televisa, Andrés Manuel López Obrador asistió al programa informativo “Despierta”, de Carlos Loret de Mola, donde respondió diversos cuestionamientos del conductor así como de Ana Francisca Vega y Enrique Campos.

La aceptación de López Obrador para responder las preguntas de Loret de Mola implican que quedó atrás el reproche de la responsabilidad que, según él, tenía Televisa en su derrota presidencial de 2012, toda vez que afirmó que esa empresa había impulsado la imagen de Peña Nieto para que alcanzara el triunfo electoral.

La asistencia del dirigente de Morena y por tercera ocasión aspirante a la Presidencia de México, significa que sus cálculos y estrategias de propaganda indican que debe aceptar la invitación de los medios para responder los cuestionamientos que le planteen, con la convicción de que tiene un discurso consolidado que siempre está dispuesto a ajustarse a la circunstancias del momento, como lo demostró en algunas de las respuesta que ofreció a Loret de Mola, como es su afirmación de que “trabajaría al lado de Peña Nieto para hacerle frente a Donald Trump ante una eventual amenaza al país o sus migrantes.

Sobre Peña Nieto dijo que se había convertido en un chivo expiatorio del sistema y lamentó que pegarle al mandatario se hubiera vuelto “un deporte nacional”. A su consideración el presidente “está mal”, pero dijo que posiblemente sea un “asunto depresivo”.

Ante el periodista de Televisa refrendó López Obrador su oferta de “amnistía” para los corruptos del régimen actual, no los meterá a la cárcel y sintetizó su oferta en una frase: “Olvido, no. Perdón, sí”.

En su respuesta sobre Felipe Calderón mantuvo su criterio negativo al afirmar que había convertido al país en un cementerio, por lo que debería pedir una disculpa al pueblo de México por iniciar una “guerra” sin contar con una estrategia clara y que además debería de admitir que no ganó la elección en 2006.

La dureza de López Obrador se mantuvo en la respuesta que dio para referirse a Carlos Salinas de Gortari, señaló que era “el padre de la desigualdad moderna en México”, propuso investigar su fortuna “¿qué tal que resulta que es el hombre más rico del mundo?”.

El tema es actual y por ello la pregunta sobre Fidel Castro fue planteada por los entrevistadores. No hizo crítica alguna. Se refirió a él como “comandante” y dijo que era un “grande de la historia”.

Al final de la entrevista López Obrador se dijo dispuesto a aceptar otras invitaciones de Loret de Mola para estar frente a las cámaras de Televisa. No podría ser de otra manera, los beneficios que le reportó su presencia en el noticiero Despierta fueron inmediatos, diversos medios escritos y electrónicos en todo el país, replicaron partes de la entrevista.

Destaca de este encuentro el cambio de tono en las declaraciones del candidato adelantado de Morena a la presidencia, siendo ahora menos radical. Atrás quedó la expresión “al Diablo con las Instituciones” y sus amenazas de cárcel para los corruptos. Dice que no tiene enemigos y solo reconoce adversarios.

Es posible que al aceptar ser entrevistado por Loret de Mola en los estudios de la empresa Televisa, López Obrador, calculador como es, consideró que es un buen momento para tener presencia en esta empresa y para ello tenía que ser congruente en el planteamiento de sus propuestas rumbo a la presidencia en 2018. La sociedad está cansada por los actos de corrupción y la impunidad y él se ha autonombrado como el brazo que combatirá este mal que afecta a los mexicanos en todos los ambientes y niveles sociales y económicos.

El peregrinar de López Obrador por el país, que ya dura más de una década, le ha enseñado que el pueblo quiere un cambio, pero no lo desea con violencia. Que muchos quieren el castigo para los corruptos, pero no injusticias ni venganzas. Por eso el tono de su discurso ante las cámaras de Televisa fue mesurado. Para que la gente lo asimile y lo acepte. No se refirió a las vacas, los cerdos, ni los marranos que harán una rebelión en la granja. El discurso del insulto no apareció en las respuestas que ofreció a Loret de Mola.

Para Andrés Manuel López Obrador la campaña empezó al siguiente día de haber pedido las elecciones por segunda ocasión en 2012. Se dedicó estos años a construir la estructura que lo acompañará en 2018 y a divulgar los entuertos del sistema político y la corrupción de los gobernantes.

Ante la evidencia, su discurso ha ganado en credibilidad. Las tendencias nacionalistas que recorren el mundo parecen perfilar su próxima presencia en México. Por ahora las encuestas lo favorecen aunque falten dieciocho meses para que los ciudadanos acudan a votar para premiar a uno y castigar a otros. Cambiar el tono frente a las cámaras de televisión, por ahora, puede ser una buena estrategia de propaganda. Después vendrá la realidad. Por lo pronto, fue una sorpresa verlo en la televisora que tanto odian y critican sus seguidores. Y también sorpresivas fueron sus respuestas.