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La presunta "traición" de Pablo Montero a la familia de Vicente Fernández: ¿por fama o por dinero?

Es como un incendio. Desde que se supo que Netflix/Caracol como Televisa/Univisión iban a producir sendas series biográficas acerca del Charro de Huentitán —una autorizada por la familia, la otra basada en las revelaciones del escandaloso libro de la argentina Olga Wornat— en competencia y no colaboración, se ha desatado una tormenta de especulaciones, de dimes y diretes y ahora, hasta de consecuencias.

LAS VEGAS, NEVADA - NOVEMBER 14: Vicente Fernández performs onstage during the 20th annual Latin GRAMMY Awards at MGM Grand Garden Arena on November 14, 2019 in Las Vegas, Nevada. (Photo by Kevin Winter/Getty Images for LARAS)
Vicente Fernández en 2019 (Photo by Kevin Winter/Getty Images for LARAS)

Esto viene a colación no tanto por la nota de Gustavo Adolfo Infante —que siempre busca la primicia y cuando no la consigue la maquila— acerca de que Alejandro Fernández podría estar enojado con Pablo Montero luego que este fuera anunciado como el protagonista de la serie que produce la televisora de San Ángel.

Más allá de la especulación que liberó Infante, hay algo que es cierto: si la familia podría interpretarlo como una traición personal — al contravenir el ostensible deseo de todos ellos, quienes habían dado su bendición a Jaime Camil para que fuera el protagonista de "su" serie, algo que habría negociado Gerardo Fernández aún estando vivo su padre— ya que Montero y su parentela tienen un vínculo directo con el clan Fernández y el rancho Los Tres Potrillos.

Esto se remonta a tiempo atrás y a su vida privada. Vicente Fernández y su mujer, Cuca, eran compadres de Javier Hernández (fallecido en 2019) y su esposa, Mercedes, los padres del cohauilense, con quienes tuvieron amistad por varios años: de hecho, el Charro y su hoy viuda eran padrinos de bautizo de Oliver, uno de los hermanos de Montero — Oscar Daniel Hernández Rodríguez, tal como aparece en su documentación oficial— que falleció en 2010.

El que Montero (quien ya ha aparecido caracterizado en fotos publicitarias del controversial proyecto) lo haya aceptado, puede considerarse perfectamente como un acto de traición a la familia de su antiguo mentor —cosa que Vicente fue para él, según declaraciones que ambos hicieron en su momento años atrás—, pero, ¿les debe algo más que el respeto que siempre le demostró en vida a Don Chente?

Por otra parte, no es que Montero esté haciendo este proyecto por fama. En realidad, no la necesita: se ha creado su propia fama a lo largo de más de 20 años de carrera, tanto buena —como cantante— como mala —por sus escandalosas relaciones pasionales, su espantoso divorcio de Carolina Van Wielink, con una atroz batalla por la custodia de sus dos hijas menores, y otras meteduras de pata como cantarle al dictador Nicolás Maduro, aunque luego argumentó que "le pagaron" por ello— y es conocido, mal que le pese, por su mérito propio. Así que en realidad lo que molesta a los Fernández es que lo haya hecho por la cuantiosa ganancia que percibirá por su participación.

Y eso está bien. Montero no es un actor consumado (de hecho hay quienes lo califican como un intérprete deficiente y numerosos fans de Chente manifestaron su enojo en redes cuando se anunció su presencia en el reparto), pero tiene un abundante carisma, que le ha permitido destacar en diversas producciones. Es verdad que ahora sí va a necesitar un trabajo de dirección muy cuidado para hacer la interpretación del personaje que le toca, y tiene la ventaja de haberlo tratado tanto profesional como socialmente, que es una limitación importante cuando se encarna a una personalidad que realmente existió.

Si lo hace por dinero, es porque tampoco la tiene fácil: la pandemia recortó sus presentaciones en palenques, ferias y plazas (que como se sabe es de lo que realmente viven los cantantes, más que de las ventas de discos y Montero nunca ha sido un superventas al nivel, por ejemplo, de Alejandro Fernández). Además de tener cuatro pensiones que pagar (tiene cuatro hijos), su estilo de vida requiere un constante flujo de liquidez (por eso hace prácticamente cualquier cosa que le ofrecen, como el reality 'La casa de los famosos', que lo reunió con su expareja Alicia Machado) y es obvio que le gusta la buena vida y hace lo que sea por mantener ese estatus.

¿Está mal, entonces, que Montero haya aceptado el proyecto? ¿Es un acto de traición? Puede interpretarse como tal por los Fernández, ya que contraviene sus deseos específicos y sus planes de negocio, pero en un país libre y amparados en el trabajo de investigación de Wornat, Montero está en total libertad de hacer lo que considere más benéfico para su carrera y su persona.

¿Aprendió mucho de Vicente? ¡Claro que sí! Y es hora de que ponga ese aprendizaje a trabajar, aunque los tres potrillos hagan berrinche.

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