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La paciencia occidental, a prueba por las aventuras de Ruanda en el exterior

KIGALI (Reuters) - El presidente de Ruanda, Paul Kagame, puede vestirse con trajes a la altura de un consejero delegado de una empresa, pero su lenguaje es más parecido al de un sargento de instrucción cuando interroga a su Gobierno sobre sus resultados. "Cuando hablas me doy cuenta de que me impaciento, casi hasta el punto de estar irritado", recriminó públicamente el excomandante de inteligencia militar a un ministro el mes pasado en una reunión anual de altos cargos sobre la modernización del pequeño estado africano. Las naciones occidentales sólo ofrecen protestas limitadas sobre lo que consideran defectos democráticos en Ruanda, agradecidos por el oasis de orden que ha sustituido al genocidio que no pudieron evitar y que este mes cumple 20 años. Pero expresan discretamente su preocupación por que el estilo agresivo de Kagame en su país se traslade a una intromisión en una volátil región y amenace un modelo potencial para África. En 2012, un informe de la ONU acusó al Gobierno de Kagame de respaldar a un grupo rebelde en la República Democrática del Congo, lo que obligó a Occidente a interrumpir el envío de parte de la ayuda, mermando el crecimiento económico. Ahora se culpa a Ruanda de enviar escuadrones a asesinar a opositores en Sudáfrica, matando a uno de los supuestos dos objetivos. "Me parece que están teniendo una menor aversión al riesgo", dijo un alto diplomático occidental, que pidió no ser citado para poder hablar con más libertad. "Corren el riesgo de plantar la semilla de la ruptura con la comunidad internacional". Ruanda, que insiste en que el Gobierno que ha reformado la economía aún dependiente de la ayuda es responsable democráticamente, niega tajantemente ambas acusaciones de intromisión exterior. Las declaraciones públicas de Kagame y otros altos cargos apenas han cambiado el punto de vista occidental sobre la complicidad de Ruanda, pero las críticas siguen siendo veladas, y aún más ahora que se celebra el aniversario del genocidio cuyo fin es atribuido a Kagame. "Existe un auge de la culpa internacional por 1994", dijo el diplomático. "Existe presión. No creo que esté aumentando y este año hay un descenso".