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La OTAN gastará 3.000 millones en defensa informática y de satélites

Por Robin Emmott BRUSELAS (Reuters) - La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) planea gastar 3.000 millones de euros en mejorar su tecnología de satélites e informática en los próximos tres años mientras se adapta a nuevas amenazas, dijo un alto responsable de la alianza militar. Con el objetivo de disuadir a piratas informáticos y otras amenazas como los misiles iraníes, estas inversiones subrayan el reconocimiento de la OTAN de que los conflictos no solo se luchan por tierra, mar y aire, sino que cada vez se disputan más en el terreno informático. Un alto responsable de la agencia de comunicaciones e información de la OTAN dijo que estos planes incluyen una inversión de 1.700 millones de euros en comunicaciones por satélite para mejorar el apoyo a las tropas y naves desplegadas por la alianza, así como el uso de vehículos aéreos no tripulados, popularmente conocidos como drones. No estaba inmediatamente claro si los miembros de la OTAN financiarán el lanzamiento al espacio de un nuevo satélite de comunicaciones militar o si por el contrario se podría lograr un incremento de la capacidad de banda ancha a través de los satélites estadounidenses y aliados ya existentes. Las propuestas, parte de cuya financiación deben contar aún con la aprobación de los gobiernos de la OTAN, también prevén gastar 800 millones de euros en sistemas informáticos para controlar las defensas aéreas y antimisiles, dijo el responsable, que pidió el anonimato. La OTAN presentará sus necesidades de forma detallada en una conferencia que tendrá lugar en Ottawa en abril, tras lo cual pondrá en marcha el proceso de licitaciones. Este probablemente atraerá a las principales empresas de defensa occidentales, como Airbus Group, Raytheon y Lockheed Martin Corp, dijo el responsable, en parte porque "no puede haber contenidos que no vengan de los países de la OTAN". Las reglas de la OTAN prohíben recurrir a proveedores chinos o rusos a no ser que haya necesidades específicas que las empresas de los países aliados no puedan satisfacer.