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La muerte del fiscal Alberto Nisman resonó en todo el 2015 y sigue siendo un misterio

La muerte del fiscal Alberto Nisman resonó en todo el 2015 y sigue siendo un misterio

La muerte del fiscal Alberto Nisman será recordada como uno de los puntos más oscuros de la gestión de la Presidenta Cristina Kirchner. El 10 de diciembre, cuando deje el poder, todavía será una incógnita qué fue lo que pasó con el fiscal que investigaba la explosión de la AMIA de 1994. Nisman había acusado a la Presidenta por encubrimiento en la causa que investiga la explosión de la mutual judía y apareció muerto en su departamento del barrio porteño de Puerto Madero un día antes de presentarse en el Congreso para ratificar su denuncia.

La denuncia de Nisman contra Cristina provocó un terremoto político. El fiscal regresó antes de un viaje por Europa para hacerla pública el 14 de enero pasado. Allí la acusaba de haber negociado con el régimen de Irán -sospechado de haber realizado el atentado a la AMIA- el encubrimiento de los principales acusados a cambio de la firma en 2013 del Memorándum de entendimiento entre ambos países. En esa denuncia también imputaba al Canciller Héctor Timerman; al diputado nacional Andrés "Cuervo" Larroque, al dirigente piquetero y aliado del Gobierno Luis D’Elía, al representante de la agrupación Quebracho Fernando Esteche, al ex juez de Instrucción y ex fiscal federal Héctor Yrimia, al ex agregado cultural de Irán en Argentina Mohsen Rabbani y al referente iraní Jorge “Yussuf” Khalil al que acusaba de haber cooperado para montar “una conexión local falsa” y así desvincular a los prófugos iraníes acusados de llevar adelante el atentado de 1994. Nisman pidió que se los citara a indagatoria y solicitó que sus bienes fueran embargados.

El fiscal no llegaría nunca a conocer el destino de su denuncia. Cuatro días después de presentarla apareció muerto en el baño de su departamento con un disparo en la sien. Para el Gobierno fue un tsunami que impactó en todas las áreas. La propia Presidenta quedó salpicada por el escándalo y un día después de que apareciera el cuerpo sin vida de Nisman publicó una controvertida carta en su cuenta de Facebook. La tituló: "AMIA. Otra vez: tragedia, confusión, mentira e interrogantes". Allí se animaba a conjeturar la hipótesis del suicidio: “La muerte de una persona, siempre causa dolor y pérdida entre sus seres queridos, y consternación en el resto. El suicidio provoca, además, en todos los casos, primero: estupor, y después: interrogantes. ¿Qué fue lo que llevó a una persona a tomar la terrible decisión de quitarse la vida?".

Tan confundidos estaban en el Gobierno en esas primeras horas que hasta la propia Cristina se contradijo a sí misma y unos días después de publicar la primera carta escribió otra en la que decía estar “convencida” de que el suicidio no había sido suicidio: “No tengo pruebas, pero tampoco tengo dudas”, escribió. Y más adelante agregó, casi en un tono de comentarista y como si no se tratara de la Presidenta en ejercicio: “A Nisman lo usaron vivo y después lo necesitaban muerto. Así de triste y terrible". Allí la Presidenta deslizaba sus sospechas sobre los servicios de inteligencia y apuntaba contra el director general de Operaciones, Antonio “Jaime” Stiuso, uno de los agentes más poderosos y oscuros de la Secretaría de Inteligencia (SI) que trabajaba junto a Nisman en la investigación del caso AMIA. Stiuso también había colaborado con el Gobierno de Cristina y antes con el de su marido, Néstor Kirchner. Era acusado de hacer los trabajos más sucios que incluían espionaje ilegal y hackeos.

En esa carta la Presidenta también alertaba sobre el rol de Diego Lagomarsino, un experto informático que trabajaba junto a Nisman, dueño del arma de la que salió el disparo que mató al fiscal. Lagomarsino sostuvo ante la Justicia que Nisman se la había pedido prestada porque tenía miedo y quería defenderse ante una eventual agresión hacia él o a hacia sus hijas. Según sus propias declaraciones, Lagomarsino se la llevó el sabado 17 a la tarde, un día antes de que apareciera muerto. El joven informático hoy está imputado por haberle prestado el arma Bersa calibre 22 a Nisman, un delito menor que prevé penas de entre uno y seis años de prisión.

Las sospechas de Cristina sobre los servicios de inteligencia la llevaron a limpiar parte de la SI, echar a Stiuso y crear una nueva Agencia Federal de Inteligencia (AFI). Sus gestos revelaban la preocupación del Gobierno por mostrarse activo ante la causa.

En medio de un año electoral, la muerte de Nisman golpeó fuerte en la imagen de Cristina Kirchner. Desde la oposición la culparon de no asegurar la integridad del fiscal, de no querer investigar a fondo las verdaderas razones de su muerte y hasta de tratar de ensuciar a Nisman con detalles de su vida privada. De hecho, uno de los primeros en llegar al departamento de Puerto Madero la noche de la muerte fue el secretario de Seguridad, Sergio Berni, quien también fue acusado por interferir en la escena del crimen.

Para intentar controlar los daños que provocaba la muerte de Nisman, el Gobierno intentó influir para que no avanzara la denuncia que el fiscal había presentado contra la Presidenta. El juez Daniel Rafecas, que había quedado a cargo de la investigación, fue el primero en desestimar la denuncia a pesar de que el fiscal Gerardo Pollicita había pedido 50 medidas de pruebas para hacer avanzar el expediente. Rafecas es un juez que tiene muy buenas relaciones con el Gobierno kirchnerista. Hubo una apelación a la desestimación de Rafecas realizada por el fiscal de Cámara Germán Moldes, pero finalmente los jueces de la Sala I de la Cámara de Casación Penal, Gustavo Hornos y Luis María Cabral, dieron por cerrada la denuncia a pesar de que no se había avanzado en ninguna de las medidas de prueba que proponía Nisman. La decisión fue celebradoacon entusiasmo por el Gobierno de Cristina Kirchner.

La muerte

La causa que investiga qué le pasó a Nisman la lleva adelante la fiscal Viviana Fein y la jueza Fabiana Palmaghini. A pesar de que pasaronr 10 meses de su muerte, todavía no se sabe qué fue lo que pasó: si fue un suicidio, un asesinato o un suicidio inducido. Fein siempre intentó defender la hipótesis del suicidio a pesar de que la querella, encabezada por la ex mujer de Nisman, la jueza Sandra Arroyo Salgado, busca probar que lo asesinaron. Hoy, el expediente está casi paralizado. Hay peritajes que no se terminaron de realizar y hasta se impulsaron causas paralelas para investigar la vida privada del fiscal y otra por supuesto lavado de dinero contra Sara Garfunkel, la madre de Nisman. Paradójicamente, esos expedientes avanzan más rápido que el que busca saber cómo murió.

Hoy la muerte del fiscal casi que se convirtió en un tabú para los políticos. Ni el presidente electo Mauricio Macri ni su rival en las elecciones, el oficialista Daniel Scioli, usaron el tema durante la campaña y decidieron dejarlo a un lado durante el debate presidencial. El último político que habló del tema fue uno de los funcionarios más cercanos a Cristina, el secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini, quien también acompañó en la fórmula presidencial a Scioli. Fue en una entrevista televisiva: "La muerte de Nisman estuvo plantada para complicar la presidencia de Cristina. Era una denuncia que no tenía ningún asidero y una muerte inexplicable e inexplicada". Con esa afirmación Zannini descartó la hipótesis del suicidio. Lo que no explicó es quién habría sido el responsable de su muerte.