La mortífera arma con la que Tesla quiso acabar con todas las guerras

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En los últimos años hemos asistido a la recuperación de un personaje histórico que durante mucho tiempo había permanecido en un injusto olvido por parte del público en general: Nikola Tesla. El cine, la televisión y sobre todo internet han servido para redescubrir a uno de los inventores más geniales de toda la Historia con una influencia asombrosa en muchos de los ámbitos tecnológicos que hoy disfrutamos.

La cultura popular nos ha devuelto la figura de Tesla y conforme ahondamos en su trabajo, sobre todo si lo hacemos con la perspectiva que nos da el tiempo transcurrido, nos damos cuenta de lo extenso, imaginativo y adelantado que fue su legado.

El último de estos descubrimientos nos lo trae el experto en tecnología Matthew Schroyer que, tras bucear por el sistema de patentes y registros de Estados Unidos, ha encontrado un diseño inscrito por Tesla a finales del siglo XIX.

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Concretamente se trata de la Patente US0000613809 concedida a Nikola Tesla con fecha de noviembre de 1898 que describe a la perfección lo que hoy podríamos denominar como dron. Su título “Método y aparatos para controlar el mecanismo de buques o vehículos en movimiento” nos presenta un diseño para manejar un amplio abanico de vehículos, incluidas grandes embarcaciones, de manera automática, sin cables y mediante ondas electromagnéticas emitidas a distancia.

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Según la propia descripción del inventor este mecanismo a distancia podría “entregar cartas, paquetes, provisiones, instrumentos, objetos y materiales de muchas clases, establecer comunicaciones con regiones inaccesibles y explorar con antelación las condiciones existentes en esas regiones”. Incluso Tesla pensó en su utilidad para la pesca, una actividad que podría realizarse de manera automática, para investigaciones científicas y, por supuesto, para actividades comerciales.

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Pero probablemente lo más curioso de esta patente de mecanismo para el control remoto de vehículos y embarcaciones sea la idea de Tesla de que un ingenio de este calibre resultaría tan eficaz y mortífero que invitaría a todos los países del mundo a guardar la paz por miedo a ser utilizado. El inventor cuenta en la descripción que “el mayor valor de mi invento será el efecto que tendrá sobre la guerra y el armamento. Debido a su efectivo e ilimitado poder destructivo, tenderá a provocar y mantener la paz permanente entre las naciones”.

Esta idea de Tesla, que décadas más tarde estaría tan presente en la Guerra Fría, se basaba en que la destrucción mutua asegurada traería un equilibrio armamentístico y a su vez preservaría la paz. Desafortunadamente, tal y como tuvimos oportunidad de comprobar durante más de tres décadas, ese concepto traería más tensiones que ventajas.

Referencias y más información:

Kelsey D. Atherton “Nikola Tesla’s drone patent… from 1898” Popular Science

United States Patent and Trademark Office “Patente 613.809 Nikola Tesla 1898