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La Kill Bill filipina que mata a los narcotraficantes sin despertar sospechas

Responder al crimen con crimen, a los asesinatos con asesinatos y a la sangre con la sangre. La llegada a la presidencia de Filipinas de Rodrigo Duterte trajo una serie de cambios en la lucha del país contra el narcotráfico. Conocido como ‘El Castigador’, durante sus años como alcalde de Davao impulsó escuadrones de la muerte con el objetivo de combatir la delincuencia, tal y como denunció Human Rights Watch.

Por eso, a nadie le extrañó que cuando se convirtió en presidente decidió aplicar esta política en todo el país. Su promesa: acabar con la vida de 100.000 criminales durante sus seis primeros meses en el cargo. Gente como María (nombre ficticio para proteger a su familia) le ayudan en esta tarea, tal y como cuenta BBC Mundo que ha tenido acceso a ella.

María es una asesina a sueldo (Foto de Carlo Gabuco)

Cuando uno se imagina a un asesino, no piensa en una devota madre que lleva a su hijo a todos lados, pero es exactamente lo que es María. Lleva ya seis asesinatos, el primero de ellos hace dos años, y todos han muerto de la misma manera, con un tiro en la cabeza.

“Mi primer asesinato fue hace dos años. Estaba muy asustada y nerviosa porque era mi primera vez”, relata.

Fue la necesidad la que hizo que esta mujer se convirtiera en un matón a sueldo. La situación económica era desesperada y su marido ya trabajaba en este tipo de encargos, por lo que cuando necesitaron a alguien del género femenino, no dudó en prestarse voluntaria.

Ahora forma parte de un equipo de tres mujeres que son especialmente apreciadas, ya que pueden acercarse a las víctimas sin despertar las sospechas que un hombre sí que levantaría. Por cada encargo gana unos 400 euros, una auténtica fortuna en un país con recursos limitados como Filipinas, pero a la vez se ha convertido en prisionera de su propia vida.

Primero porque el trabajo tiene sus riesgos y los aliados de los delincuentes asesinados quieren venganza, haciendo que sean necesarias las mudanzas cada poco tiempo. Segundo porque el Gobierno no permite su marcha y su jefe ya ha dicho que matará a toda persona que abandone. Y tercero porque los hijos crecen y empiezan a hacer preguntas incómodas y una de las que más se hacen es cómo sus padres son capaces de ganar tanto dinero.

La gran protagonista de la guerra sucia contra la droga es el shabú, metanfetaminas muy adictivas que provocan un colocón instantáneo a los que las consumen y que se ha popularizado entre las clases más populares, ya que ofrece una forma de sobrellevar trabajos agotadores. En torno suyo se ha montado un lucrativo negocio que incluso llega a funcionarios, policías y jueces. Y el Gobierno quiere acabar con ello.

El presidente filipino Rodrigo Duterte (Reuters).

Según los datos de las autoridades, desde la llegada al poder de Duterte han sido asesinadas más de 1.900 personas, pero la gran mayoría son pequeños traficantes, normalmente adictos, que solo buscan ganar un poco de dinero para sobrevivir. Los grandes capos de la droga, los que de verdad hacen negocio, suelen escapar de los escuadrones de la muerte.

Organizaciones como Amnistía Internacional y Human Rights Watch han denunciado en repetidas ocasiones las torturas policiales y las violaciones de derechos humanos, pero en Filipinas se ha impuesto el ojo por ojo y el diente por diente y la impunidad está triunfando sobre todo lo demás.

Javier Taeño (@javiertaeno)