La isla donde se vive en blanco y negro

Estados Federados de Micronesia, entre los cuales puede observarse la isla de Pohnpei (Wikimedia Commons)
Estados Federados de Micronesia, entre los cuales puede observarse la isla de Pohnpei (Wikimedia Commons)

Por Carlos González Nieto

Se llama Pingelap y es un pequeño atolón que forma parte del archipiélago de Pohnpei, uno de los cuatro Estados Federados de Micronesia, en el océano Pacífico. Sus luminosos paisajes tropicales, de verde exuberante, aguas turquesas y arenas blanquísimas, son apreciados solo en blanco y negro por el 10% de la población nativa, que padece de visión monocromática o daltonismo total.

Se trata de una afección congénita llamada acromatopsia, una anomalía que afecta apenas al 0,003% de la población mundial, por lo que está catalogada como una enfermedad rara. Y aunque el 10% de la población de Pingelap representa apenas 25 personas, la proporción es tan grande que ha llamado la atención de la comunidad científica y ha llevado a numerosos investigadores al lugar para tratar de averiguar sus causas.

La enfermedad que te impide ver en colores

Las personas con visión normal pueden distinguir hasta cien tonos cromáticos, mientras que los daltónicos suelen tener distintos niveles de deficiencia en la percepción de los colores. En el caso de la gente considerada muy daltónica, esa percepción puede limitarse a 20 tonos diferentes.

Comparación de un paisaje visto por una persona que tiene Acromatopsia versus una persona con visión normal (Foto: Wikimedia Commons)
Comparación de un paisaje visto por una persona que tiene Acromatopsia versus una persona con visión normal (Foto: Wikimedia Commons)

La acromatopsia completa, que es hereditaria, solo permite la visión en blanco, negro y todas las gradaciones de gris. Esto se debe a una alteración de las células de la retina sensibles a la luz, comúnmente conocidas como “conos” y que se empiezan a desarrollar en el organismo desde que se está formando en el útero.

Cuando un feto ha cumplido 28 semanas, ya está en capacidad de ver, incluso en la oscuridad del vientre materno. Al principio su visión será solo en blanco y negro, pero poco a poco los conos, gracias a proteínas fotosensibles, decodificarán los colores del espectro lumínico. Cuando estas proteínas fallan, la vida entonces carece de colorido, literalmente.

La culpa es del rey daltónico

Entre otras curiosidades, el archipiélago de Pohnpei, al que pertenece Pingelap, tuvo presencia de exploradores portugueses antes de ser colonizado por la Corona española en el siglo XVI. Los españoles se lo vendieron a Alemania en 1899 y luego fue tomado por los japoneses a finales de 1914, después de iniciarse la Primera Guerra Mundial.

Las islas pasaron a manos de Estados Unidos al término de la Segunda Guerra Mundial, en 1945, y desde 1986 mantienen con este país un tratado de libre asociación.

Estando bajo el dominio español, Pingelap fue arrasada en 1775 por un tifón que acabó con el 90% de la población. Entre la veintena de sobrevivientes, el rey Mwanenised lideró la tarea de repoblar la isla y se dice que fue él quien transmitió la acromatopsia a los numerosos descendientes que tuvo con las mujeres que quedaron con vida y en edad fértil.

Isla de Pingelap
Isla de Pingelap

Las tres primeras generaciones no padecieron ningún tipo de daltonismo, o al menos no hay registros, pero a partir de la cuarta comenzaron a aparecer casos de visión monocromática y la incidencia se fue incrementando hasta el día de hoy. La persistencia de la enfermedad se ha debido básicamente a la endogamia, o matrimonio entre miembros de la misma comunidad con lazos consanguíneos.

Además del 10% de acromatópsicos del atolón, hay otro 30% de la población que sufre de daltonismo, de manera que, en total, cuatro de cada diez pingelapeses padecen de algún problema en la vista que les impide ver la vida a todo color.

La vida en blanco y negro

Uno de los mayores inconvenientes de ser monocromático tiene que ver con algo tan vital como la comida. Cuando alguien cocina en blanco y negro no distingue fácilmente qué partes de los alimentos están en mal estado. No en vano una de las teorías sobre por qué el ser humano desarrolló la visión a color afirma que fue para diferenciar la buena comida de la mala.

Tal vez por eso también es que las mujeres suelen tener una mejor percepción cromática que los hombres –como lo ha demostrado, entre otros, el profesor Israel Abramov, del Brooklin College de Nueva York–, ya que, por tradición, los asuntos relacionados con la selección y preparación de los alimentos para la familia han recaído en la figura femenina.

Por si fuera poco, los acromatópsicos, además de que no pueden percibir los colores, carecen de agudeza visual, nistagmo (movimiento involuntario e incontrolable de los ojos) y fotofobia. Esto último les dificulta la visión bajo condiciones de alta luminosidad, particularmente en las horas centrales del día. Es el caso de los pingelapeses que sufren la enfermedad, abrumados día a día por el sol constante del trópico.

En un reportaje para la BBC, Michael Mosley recogió el testimonio de un pescador de Pingelap que padece acromatopsia, a quien se le hace muy difícil salir cuando brilla el sol porque no puede ver bien y por lo tanto tampoco puede trabajar. Lo único que percibe este hombre, llamado Herrol, son imágenes “quemadas”, como lucen las fotografías en blanco y negro con sobreexposición.

Inspirada en esta circunstancia, la fotógrafa belga Sanne De Wilde pasó un mes en la isla y captó una serie de imágenes que intentan recrear los paisajes de Pingelap tal y como los ven sus habitantes “ciegos al color” (del inglés colorblind, que significa “daltónico”). Las fotografías fueron compiladas y editadas bajo el título The island of the colorblind (La isla de los daltónicos).

De Wilde le tomó prestado el título al neurólogo y escritor británico Oliver Sacks, fallecido en 2015, quien se hizo célebre por sus estudios sobre este tipo de rarezas humanas y que plasmó su experiencia en Pingelap en un libro editado en español como La isla de los ciegos al color (Editorial Anagrama).

La noche: el día

Cuando cae el sol en Pingelap, el 10% de sus habitantes, es decir 25 personas con acromatopsia, experimentan un alivio en los ojos. Por alguna extraña razón, estos hombres y mujeres poseen una excelente visión nocturna.

La noche se convierte entonces en tiempo de faena y los pescadores se echan al mar en sus barcas en busca de peces voladores que abundan en el archipiélago. Encienden antorchas en la borda y estas atraen con su luz a los peces.

Dicen que este tipo de pesca los divierte y, tal vez por encima de todo, resulta una manera de sacarle ventaja a su discapacidad.