La ignorancia de Jiménez Espriú, el próximo secretario de López Obrador

REUTERS/Henry Romero
REUTERS/Henry Romero

Para el gobierno de Enrique Peña Nieto, que termina en 45 días, lo mismo que para los grupos políticos y empresariales ligados al Estado de México, la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) representa una obra emblemática que marcará, físicamente, el sexenio de los mexiqueses.

Para Andrés Manuel López Obrador, que en 45 días iniciará formalmente su gobierno, el tema del NAIM fue central en el discurso de su campaña electoral, cuando señalaba que su construcción era un “barril sin fondo” de corrupción en el que participaban indistintamente políticos y empresarios y proponía como alternativa construir pistas adicionales en el aeropuerto militar de Santa Lucía.

Es una práctica frecuente que los políticos engañen con la verdad, y aunque se han expresado diversas ventajas de mantener el proceso de construcción del NAIM, parte de los colaboradores del presidente electo mantienen su oposición a esa obra, a pesar de que López Obrador les ha pedido “imparcialidad” en la etapa de preparación de la consulta que llevará a cabo para preguntarle al “pueblo que no se equivoca” qué alternativa considera que es la más conveniente.

Con estos antecedentes sobre los intereses y preferencias del hoy presidente electo, parece obvio que el trabajo de acreditar su alternativa del aeropuerto de Santa Lucía sobre el NAIM, se lo tenía que encomendar a quien será su futuro secretario de Comunicaciones y Transportes, el ingeniero Javier Jiménez Espriú.

En reciente artículo el periodista Macario Schettino señaló que “El nuevo gobierno parece describirse con dos palabras: ocurrentes e incapaces.” Al referirse a Javier Jiménez Spriú dice que “ha neceado todo lo que ha podido con la opción del aeropuerto militar de Santa Lucía, que según él podría utilizarse de forma conjunta con el actual.”

Comenta Schettino que Jiménez Espriú “Ha aprovechado a todo tipo de grupos, desde macheteros hasta ambientalistas, que creen que si no se hace el aeropuerto renacerá el Lago de Texcoco, y ha promovido una consulta que no tiene sentido, y ocurrirá fuera de la ley. Lo mejor, sin embargo, ocurrió, cuando anunció que, la verdad, lo que hay que hacer no es sólo mantener el aeropuerto
actual y sumarle Santa Lucía, sino además habilitar Toluca.”

El periodista Schettino termina su crítica con el siguiente comentario: “La verdad, el señor Jiménez Espriú, o es tonto, o es corrupto, y en cualquiera de esos casos no debería formar parte del nuevo gobierno. (El Financiero, 12 de octubre de 2018)

El periodista Raymundo Riva Palacio se sumó a la critica y comentó que le costaba trabajo creer que el ingeniero Jiménez Espriú fuera tonto como sugirió Schettino, “aunque tampoco se entiende, salvo que tenga intereses creados para sabotear la construcción del nuevo aeropuerto en Texcoco, cómo puede decir tantos disparates.”

Para Riva Palacio el próximo secretario de la SCT no cumple con la instrucción de López obrador de ser imparcial sobre donde construir el nuevo aeropuerto y además desinforma a la sociedad. El ultimo episodio de desinformación “fue la manipulación que hizo del informe de la Organización de Aviación Civil Internacional, (OACI) que afirmó decía que la Base Militar Aérea de Santa Lucía y
el Aeropuerto Internacional Benito Juárez de la Ciudad de México podían operar de manera simultánea. Tramposo el ingeniero. Lo que realmente señalaba es que la alternativa de Santa Lucía “a largo plazo, y aún en combinación con el AICM, se consideraría insuficiente e invalidaría la opción”. (El Financiero, 16 de octubre de 2018)

En su artículo Raymundo Riva Palacio discrepa de los planteamientos hechos por el ingeniero Jiménez Espriú en su conferencia de prensa del 11 de octubre cuando presentó, con apoyo en el dictamen de la OACI, las ventajas y desventajas de los aeropuertos de Santa Lucía y el NAIM.

“Jiménez Espriú dijo que más allá de cuál sea la opción final, habría que resolver la saturación de vuelos en la Ciudad de México, apoyándose en el aeropuerto “Adolfo López Mateos”, de Toluca, cuya operación simultánea, afirmó, permitiría dar cabida de 48 a 50 millones de pasajeros anuales.”

Termina su artículo Riva Palacio con el siguiente comentario: “Son demasiadas las inconsistencias de Jiménez Espriú, quien ha dado muestras suficientes para que se dude de su capacidad de comprensión y conocimiento. Ciertamente el ingeniero, en el mejor de los casos, es un incompetente.”

Parece limitado el comentario final del periodista porque se podría agregar que el futuro secretario de López Obrador también tiene intereses personales y el primero de ellos es alcanzar la titularidad de la posición que se hará realidad a partir del 1 de diciembre. Por lo que se ve el ingeniero Jiménez Espriú está haciendo bien lo que le encomendaron que fue acreditar con datos cualquiera de las dos opciones de aeropuerto propuestas en la consulta, para alcanzar el propósito de que se genere el menor conflicto posible entre los diversos grupos de presión populares y empresariales. El pueblo no se equivoca y menos cuando se le dice al oído lo que debe decidir. Es la práctica de mentir con la verdad.