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La humanidad, la especie más destructiva del planeta y a la vez la menos numerosa

<em>Polución, contaminación y saqueo de recursos: la humanidad como el depredador más voraz.</em>
Polución, contaminación y saqueo de recursos: la humanidad como el depredador más voraz.

Por Juan Bródersen – Buenos Aires, Argentina

La humanidad siempre se ve a sí misma como la especie más relevante del planeta. Es desde nuestro punto de vista que podemos pensar y analizar cualquier cuestión, pero los datos son contundentes: de todas las cosas vivas que hay en la Tierra, las 7.500 millones de personas que la habitamos representamos sólo el 0,01% del total.

Casi nada.

Sucede que la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) publicó un estudio en el que trabajaron científicos de la Universidad de Nueva Jersey y del Instituto de las Ciencias Weizmann, en Israel. Lo que hizo es, al fin y al cabo, un censo gigante.

Y allí descubrieron también que, por lejos, somos la especie más destructiva del planeta. De ese 0,01% del total de la masa de la vida, el hombre ya mató al 83% de los de mamíferos salvajes, el 80% de los mamíferos marinos, más del 50% de las plantas y el 15% de los peces.

El análisis original hace referencia a los cambios que produjo la Revolución industrial en la sociedad contemporánea: de allí en adelante, a fines del siglo XVIII, todo empezó a intensificarse y la humanidad tuvo un rol protagónico en cuanto a su aplastante capacidad por sobre otras especies.

PNAS suele relevar datos como calentamiento global, distintos tipos de contaminaciones y otras formas del impacto humano en la Tierra.

El estudio es relevante porque es la primera vez que se tiene registro del de cómo está distribuida la biomasa en la Tierra. Esto es, los seres vivos. A partir de estos e puede entender un poco más cuál es la huella del hombre en la naturaleza.

Y las conclusiones no son nada alentadoras, al menos para el resto de las especies con las que compartimos este gran hogar: la Tierra.

Cómo se midió el estudio y qué resultados arrojó

Lo que se toma para estudiar qué porción de la Tierra ocupa la humanidad es la “biomasa” terrestre. Esto es la cantidad de materia acumulada en un individuo, un nivel trófico -de la nutrición-, una población o un ecosistema. Se expresa en unidades de volumen.

Para hacer esto se toma el carbono, que es el elemento más numeroso en la corteza terrestre y el cuarto elemento químico más abundante en el universo conocido.

¿Cómo se mide esto? En “gigatoneladas”, o sea, miles de toneladas (que a su vez son, cada tonelada, mil kilos). Según los análisis comparativos, el conjunto de la biomasa de seres vivos en la Tierra es de 550 gigatoneladas de carbono (es decir, 550.000 millones de toneladas).

El 86% de esta biomasa se encuentra en tierra firme, el 13% bajo tierra y el 1% en los océanos.

<em>Los océanos, cruciales en el estudio. (AFP)</em>
Los océanos, cruciales en el estudio. (AFP)

Así, del total de la Tierra, el estudio arroja que las plantas son el 82% de toda la materia de la Tierra, siendo la principal fuente de vida. El segundo lugar lo ocupan las bacterias, con el 13% y el último lugar los hongos y animales (donde, claro, estamos incluidos) con apenas un 5%.

Pero otro de los problemas que el estudio evidencia es que la vida en estado salvaje está sufriendo una fuerte contracción: por ejemplo, sólo el 30% de los pájaros son silvestres, el 70% restante son las aves de corral criadas para alimentación. De los mamíferos, 60% son el ganado porcino, vacuno y de otras especies de granja, y sólo el 4% son animales salvajes. El 36% que queda es el hombre.

Este censo biológico se efectuó con la asistencia de técnicas como la teledetección por satélite o la secuenciación genética (para evaluar el alcance de los microorganismos) y por el análisis de ADN en las aguas y suelos. De esta forma permitió establecer las especies presentes en el planeta, así como su densidad.

Todo esto tiene que ver con una explotación de especies desmedida para la producción y el consumo humano.

Está claro que, aunque somos los menos, el daño que le hemos hecho a la tierra es inmensamente grande y en muchos casos irreparable.

La opinión de un experto

Yahoo Noticias habló con el biólogo Luis Cappozzo, Doctor en Biología, Investigador Independiente del CONICET y director del Laboratorio de Ecología, Comportamiento y Mamíferos Marinos del Museo Argentino de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia”.

<em>El huracán Florence empeoró por el cambio climático, dicen los expertos. (AP)</em>
El huracán Florence empeoró por el cambio climático, dicen los expertos. (AP)

─El estudio habla de la “biomasa terrestre”. ¿Qué es científicamente esto?

─La biomasa representa la cantidad de “materia viva” presente en un ecosistema o comunidad, cuando se habla de biomasa terrestre debemos entender todos los organismos vivos presentes en nuestro planeta. En este sentido debemos tener presente que a lo largo de la historia planetaria (4.000 millones de años desde el comienzo de la vida) la composición y diversidad de esa biomasa terrestre fue cambiando. Los cambios profundos ocurrieron durante los momentos en que los científicos denominamos “extinciones masivas”. La última de ellas, conocida por todos, la extinción de “los dinosaurios”, que como resultado de un fenómeno global (impacto de meteorito) desaparecieron el 97 % de todos los organismos vivos que existían entonces (hace 65 millones de años). Muchos científicos consideran que estamos en la antesala de la sexta extinción masiva y comienza a partir de la destrucción global de los grandes predadores del océano (los océanos son los responsables del equilibrio planetario). Lo curioso de esta posible extinción masiva es que se inicia durante la revolución industrial.

Somos los responsables del actual Cambio Climático y quizá del próximo evento de extinción.

─¿Por qué es tan importante el carbono a la hora de estudiar estas cuestiones?

El Ciclo del Carbono (cómo el del Nitrógeno o el ciclo del Agua) es fundamental para el balance planetario. Con la Revolución Industrial comenzamos a generar un exceso de gases llamados de “efecto invernadero”, el principal de todos ellos es el dióxido de carbono. Quemamos combustible fósil y toda la economía global se basa en ello. El resultado es un aumento masivo de este gas en nuestra atmósfera y el resultado de su incremento es el calentamiento global, el aumento del nivel del mar y el Cambio Climático con sus consecuencias a la vista.

─¿Cuáles han sido las especies más afectadas por el hombre?

─La lista es enorme, pero más angustiante resulta pensar en aquellas especies que ni siquiera llegamos a conocer los científicos y resultaron extintas por la mala acción en la gestión de los recursos. Sin embargo, la tasa actual de destrucción de biodiversidad marina nos enfrenta a un problema de dimensiones planetarias, y una vez más, cómo resultado de la mala gestión de la obtención, uso y desechos de procesos de todos los recursos que nuestra especie explota, transforma y descarta. En este sentido, un estudio reciente de la Universidad de Stanford publicado en la prestigiosa revista Science sostiene que la desaparición acelerada de los organismos marinos de gran tamaño producirán un desequilibrio de magnitud planetaria por el rol que estas especies cumplen en los ecosistemas oceánicos (son predadores de los niveles tróficos más altos; aquellos dónde “el pez grande se come al chico” y son esenciales en los ciclos de la materia y los nutrientes como el Carbono.

─¿Cómo se da la extinción de una especie? ¿Hay etapas?

El estudio publicado en el Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) sostiene que toda la población humana mundial representa apenas el 0,001 % de la biomasa planetaria. También sostiene que nuestra especie es responsable de la extinción del 83 % de las especies de mamíferos terrestres, del 80 % de las especies de mamíferos marinos, de la mitad de todas las plantas del planeta y del al menos el 15 % de las especies de peces (y se queda corto, porque no contabiliza todas las especies extintas que nunca conocimos ya que los científicos conocemos solo el 15 % de la biodiversidad planetaria con “nombre y apellido”, el resto permanece desconocida a la ciencia).

Las etapas de extinción de una especie determinada puede ser abrupta (cambió súbito, impacto de meteorito, etc) o no tanto. Sin embargo a los ojos de los tiempos geológicos siempre son abruptas, como lo prueba el registro fósil de especies que ya no existen.

Los geólogos, hoy, nos hablan de una nueva Era: el Antropoceno.

─¿Cómo se podría revertir esta situación? (áreas protegidas, asistencia, protección de especies)

─Revertir rápido esta situación es muy complejo, el artículo del PNAS sugiere la imperiosa acción colectiva humana, lo que a mi entender resulta demasiado abstracto en una era globalizada de concentración de la riqueza en pocas manos (el 85 % del PBI global está en manos de millar y medio de multinacionales cuyo destino lo deciden apenas unos 700 humanos que solo buscan ganancias para sus accionistas).

Finalmente, el artículo de PNAS sostiene que además de una acción colectiva humana, para revertir esto es necesario estabilizar de alguna manera la biósfera, el clima y las sociedades – nada menos – para lo que se requiere una descarbonización de la economía global (nuevas fuentes de energía renovables), cambios de comportamiento, innovación tecnológica convenios y compromisos internacionales, que incluyen un cambio en los valores sociales.

¡Vaya desafío! sobre todo en momentos en los que nuestro país sufre un claro retroceso en la inversión en ciencia y tecnología, perdiendo el Ministerio de Ciencia, con la educación pública en crisis y con una sociedad amenazada.