La felicidad, la asignatura más demandada
El curso que tiene más alumnos inscritos en la prestigiosa universidad de Yale es el de “Psicología y Buena Vida”, la materia donde se aprende a ser feliz. Alrededor de 1200 alumnos se matriculan cada cuatrimestre en este curso.
A priori, este dato indica que muchas personas en Estados Unidos están interesadas en ser felices. ¿Y quién no quiere ser feliz? La gran pregunta sería: “¿Se puede aprender a ser feliz?”. La psicología positiva defiende que sí, que depende de nosotros.
Vivimos en un mundo desafiante, que pone a prueba nuestra capacidad para adaptarnos al cambio y donde aumenta el nivel de demanda y presión. Sin embargo, carecemos de los recursos emocionales necesarios para lidiar con ello de manera saludable, tal y como demuestran los datos de estrés y de consumo de psicofármacos así como el éxito de terapias alternativas para conseguir un equilibrio emocional. Cada vez hay más gente que recurre al mindfulness, al reiki, al coaching,o a la psicología positiva para relajarse y retomar el control de su vida.
Seligman, uno de los padres de la psicología positiva, atribuye la felicidad a cinco pilares: las emociones positivas, la implicación, las relaciones sociales, el propósito o el sentido y el logro o el éxito. Según según Sonja Lyubomirsky, otro referente en la conocida como ciencia de la felicidad, hay tres factores fundamentales que determinan nuestra felicidad: los factores genéticos, que influyen en un 50%, los circunstanciales, que suponen sólo un 10% y los de acción personal, es decir, ese 40% que depende de nosotros.
En base a esto, con un entrenamiento adecuado, podemos conseguir ser felices pese a cualquier circunstancia que estemos atravesando. La idea es que siempre está en nuestra mano elegir la actitud con la que enfrentamos los cambios y los desafíos.
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