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La extraña enfermedad que hace que esta británica siempre huela a pescado

Kelly Fidoe-White padece trimetilaminuria. Este enrevesado nombre sirve para denominar a una extraña enfermedad que fue diagnosticada por primera vez en 1970 y del que solo hay un puñado de casos en todo el mundo. Su principal síntoma es que quien la padece siempre huele a pescado.

Da igual que Kelly se duche continuamente y se perfume. Desde que era un bebé, su piel huele de la misma forma. Así ha pasado los últimos 36 años y ahora ha querido visibilizar su problema concediendo una entrevista al Mirror.

Kelly Fidoe-White (YouTube)
Kelly Fidoe-White (YouTube)

La trimetilaminuria es un trastorno de origen genético que causa un defecto en la normal producción de la enzima flavinmonooxigenasa 3. Cuando esta sustancia no funciona de la manera correcta, el cuerpo es incapaz de degradar la la trimetilamina, que se acumula en el organismo y termina siendo liberada a través de la transpiración, orina y aliento otorgándoles así un fuerte olor a pescado y cebolla.

Para poder vivir con este problema, Kelly, de 36 años de edad, se ducha cuatro veces al día, consume numerosos botes de desodorante a la semana y se cambia de ropa varias veces al día. Pero a pesar de estos esfuerzos, no ha conseguido desprenderse del olor que siempre la acompaña.

Por eso Kelly ha desarrollado problemas de ansiedad social y le cuesta mucho estar rodeada de gente. Su complejo es tal, que ha decidido trabajar en un turno de noche -ella es radiógrafa- para no tener que tratar con muchos compañeros. Por si esto fuera poco, además Kelly apenas tiene desarrollado el sentido del olfato, por lo que no es consciente de si su cuerpo está segregando el olor en mayor o menor medida. Esto le provoca un estado de nervios continuo, según revela en el mismo medio.

No hay ningún tipo de tratamiento para la trimetilaminuria. Como es un problema que afecta a solo 300 personas en todo el mundo, y tampoco supone en riesgo para la vida de los que la sufren, ningún laboratorio farmacéutico se ha interesado en desarrollar un tratamiento.

A pesar de que ya desde niña olía así, su enfermedad no le fue diagnosticada hasta hace menos de dos años. Hasta entonces, Kelly sufrió numerosas burlas y acoso escolar por parte de niños que la acusaban de no lavarse. En la actualidad, Kelly vive junto con su marido, al que conoció por Internet, y que reconoce que el olor le ha afectado de manera negativa.

A pesar de no existir un tratamiento eficaz, el diagnóstico le ha permitido descubrir que determinados tipos de jabón y de desodorante agravan el principal síntoma, por lo que ahora se ducha con un gel especial que al menos reduce el desagradable olor. También toma un medicamento que le permite sintetizar mejor la enzima que su cuerpo no es capaz de producir y a mitiga el problema.