Yahoo Noticias La escandalosa y secreta vida de Gunther, el perro que heredó US$ 500 millones
Entre bocadillos de caviar, yates, jets privados, autos Lamborghini y sirvientes, la vida del pastor alemán Gunther III no fue, en lo absoluto, la de un perro cualquiera. Pero no todo suele ser lo que parece, y esta semana se han destapado los secretos detrás del perro que pasó a la historia como “la mascota más rica del mundo”.
Gunther III se volvió famoso a principios de los 2000, cuando se supo que había heredado entre US$ 400 y US$ 500 millones, y la prensa divulgó que el cachorro había comprado la mansión de Madonna en Miami por US$ 7.5 millones.
En aquel momento, se decía que Gunther había heredado la fortuna de una rica condesa alemana llamada Karlotta Liebenstein, en los primeros años de la década de los 90. Supuestamente, la aristócrata perdió a su hijo de 26 años por suicidio y, al no tener otro familiar vivo, dejó su patrimonio al fiel compañero de cuatro patas.
Más adelante, los medios de comunicación también se hicieron eco de que el cachorro había comprado una villa toscana, un club nocturno y un equipo de fútbol en Pisa. Por supuesto, el dinero lo manejaba un cuidador designado: Maurizio Mian.
Pero, ¿quién era Mian?, ¿tenía alguna relación con la supuesta condesa?, ¿por qué administraba una fortuna tan poderosa? Esas y otras interrogantes fueron finalmente respondidas este miércoles, tras la emisión de una serie documental de Netflix titulada “Los millones de Gunther”.
Nunca hubo una condesa
Mian, un profesor universitario con problemas de salud mental, era el heredero de una farmacéutica italiana. Su madre, que evitaba pagar impuestos, desvió cientos de millones de dólares a un amigo confiable en Alemania a través de Liechtenstein, un conocido paraíso fiscal, y las Bahamas.
Cuando el amigo enfermó y murió en 1992, a Mian se le ocurrió una idea para seguir escapándose de los impuestos: dejarle todo el dinero al perro que una vez perteneció a su exnovia. O sea, la trágica y solitaria condesa nunca existió, al menos en esta historia.
Maurizio Mian confesó en la docuserie que, si bien Gunther era un perro “muy cariñoso y especial”, también “fue una decisión cuidadosamente curada, un artificio financiero para los impuestos”.
“Y luego todos los medios se enamoraron de esta historia de la condesa y el perro”, dijo.
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El director del documental, Aurelien Leturgie, contó al diario New York Post que los productores no consideraban a Mian -quien participó voluntariamente en el proyecto- como una fuente confiable porque “inventaba cosas de la nada”.
“Nos parece que hubo un viaje personal más profundo para él”, dijo a The Post la productora ejecutiva de la serie documental, Emilie Dumay. “Estos son los temas que revelamos en esta serie. Realmente llegar a conocer a Mauricio y por qué estaba haciendo todas las cosas que estaba haciendo, y contando las historias y creando estas fantasías”.
Mian usó Gunther III por primera vez a mediados de los 90 para promocionar el medicamento Fosamax, del cual afirmaba era la “cura milagrosa” para la osteoporosis del pastor alemán.
Cuando pasó el tiempo y se acabaron los minutos de fama de Gunther en los medios italianos, Mian ideó un truco aún mayor: comprar la mansión de Madonna frente al mar en Miami bajo el nombre de Gunther Corporation.
Como si fuera poco, quiso llamar la atención de los paparazzi y lanzó audiciones para atraer a un supergrupo de modelos que vivirían en la mansión junto al perro y gozarían de un opulento estilo de vida.
¿Un culto sexual?
Detrás de bambalinas, algo mucho más alarmante estaba sucediendo. El grupo de modelos, que también incluía a la exesposa de Mian, Carla Riccitelli, formaba parte de una especie de experimento que rozaba con lo que hoy conocemos como secta sexual.
Basado en la mentira de que la condesa tenía el deseo de aprender más sobre lo que hace feliz a la gente, Mian trajo un equipo de investigadores para estudiar y filmar a los que vivían en la mansión y sus interacciones con Gunther.
Según dijeron algunos participantes del experimento en el documental de Netflix, a los modelos se les animó a tener relaciones sexuales libremente mientras cumplían con “13 mandamientos”, como que la ciencia es el rey y la sexualidad debe expresarse abiertamente.
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En 2001, Mian y Gunther regresaron a Italia, donde Mian formó un nuevo grupo al que denominó “Los 5 Magníficos”. Incluía a Fabrizio Corona, una personalidad de los medios que, años después, sería condenado a prisión por evasión fiscal.
A los miembros de este nuevo culto se les pidió que usaran lectores de estado de ánimo, un dispositivo distópico que se iluminaba en diferentes colores según las emociones que sentían, incluidos los sentimientos sexuales.
En algún momento desconocido, Gunther III murió y fue reemplazado sin problemas por una serie de pastores alemanes casi idénticos: Gunther IV, que vivió hasta 2005, Gunther V, que vivió hasta 2018 y el modelo actual Gunther VI.
“Siempre necesitábamos tener un perro que fuera claramente designado como heredero”, dice Mian.
Fue entonces que el fondo de la Gunther Corporation compró un club nocturno en Pisa, rebautizado como Bow Lab, que Mian supuestamente usó para reclutar nuevas personas que se ajustaran a su estilo de vida.
“No hemos hecho nada malo”
“Había la necesidad de hablar sobre [la sexualidad] de una manera más científica y menos enojada o moralista”, contó Maurizio Mian en el documental. “Así que el perro hizo algunos movimientos que fueron un poco peculiares”.
En ese mismo periodo de tiempo, Mian también intentó engañar a los medios para que creyeran que el hijo que tuvo con su entonces novia, Christina Mian, realmente fue engendrado por Gunther para crear una raza sobrehumana.
“No hemos hecho nada malo, excepto para evadir impuestos a través de un dispositivo técnico”, aseguró Mian.
En 2020, se reveló que Alarico Sgroi, el criador toscano a quien Mian había estado financiando para promover el linaje de Gunther desde 2012, había estado criando animales en condiciones terribles. Según el medio local La Nazione, la policía rescató a más de 50 perros de Sgroi ese año.
Gunther VI actualmente vive en Italia con Carla y le va bien, según Leturgie. Mian, que tiene más de 60 años, todavía ayuda a cuidar al pastor. “Es mimado y amado y es un perro feliz”, afirma Leturgie.
