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La dominatriz financiera que vive de sus esclavos monetarios

Expression of so many coins provides us artistic beauty again - contrast against cashless trend
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Aunque te parezca mentira, la dominación financiera no es un mito. Existen personas que se convierten en esclavos monetarios porque les excita dar dinero sin recibir nada a cambio.

Se trata de una de las múltiples modalidades del BDSM, popularizada hace unos años por la saga de las Sombras de Grey y que abarca un abanico de fantasías eróticas que significan Bondage, Dominación, Sumisión y Masoquismo.

Al practicar el BDSM, la dominatriz complace las fantasías del sumiso de muchas maneras: puede utilizar juguetes sexuales, esposarlo, azotarlo, o atacarlo verbalmente para hacerle llegar al clímax. Lo interesante de la dominación financiera es que no existe contacto físico, sino que el forcejeo de poder se realiza con transferencias monetarias.

Algunas dominatrices han confesado que los sumisos no suelen ser hombres blandengues sino líderes empresariales que les seduce desperdiciar su dinero. La clave del éxito para la que desee dedicarse a la dominación financiera profesional es proyectar la imagen de una mujer segura, alérgica al melodrama, que jamás tiene sexo con el sumiso pero que vacía su billetera.

Y como en cualquier otra práctica sexual consensuada, la dominatriz financiera sólo se apoderará de la cantidad de dinero que su esclavo sexual permita.

La dominación financiera da para todos los gustos: desde los esclavos que quieren ser hundidos en la ruina hasta otros que les basta con la excitación que sienten al pagar un tributo.

Algunos desean que su señora controle completamente su presupuesto y les reserve sólo una pequeña mesada para sus gastos mínimos.

Otros prefieren ser acorralados por el chantaje. El cliente desea ser extorsionado con la amenaza de que serán divulgadas imágenes íntimas humillantes a sus familiares y compañeros de trabajo si no entrega cierta cantidad de dinero. Lo asombroso es que sólo se trata de un juego psicológico porque la dominatriz no posee imágenes incriminatorias, pero de igual manera el sumiso tiene que pagar.

Pero el mercado de la dominación financiera se ha llenado de falsas sumisos que solo desean curiosear o tener una experiencia sexual pasajera con una mujer dominante. Por eso las dominatrices curtidas en el negocio piden regalos o tributos importantes a sus potenciales esclavos como una muestra de seriedad y sumisión.

Diamond Diva y sus 7.000 esclavos

Una dominatriz reveló recientemente que ha llegado a ganar 20.000 dólares la hora por subyugar a hombres de negocio que ruegan a mujeres hermosas para que les expriman sus cuentas bancarias.

La princesa Diamond Diva tiene una relación tan distante con sus esclavos monetarios que nunca los conoce en persona, pero cobra hasta 50 dólares la hora para una conversación telefónica y unos 500 dólares por un video de tres minutos en el que disfruta de una botella de champagne con caviar.

Sus sumisos despilfarran miles de dólares para que Diamond disfrute de una lujosa vida de Hollywood, como quedarse en el Hotel Beverly Hills y salir de tiendas en los exclusivos almacenes de Rodeo Drive.

Diamond nació en Los Ángeles, California, y ha vivido como dominatriz profesional durante los últimos 18 años.

“Me pagan muy bien solo por echar un vistazo al estilo de vida que ellos me financian”, expresó. Lejos de sentirse culpable por su cómo se gana la vida, Diamond asegura que su trabajo llenó de propósito la vida vacía de muchos hombres. “Me dicen que he purificado su corazón y su cerebro y que les he mejorado mucho la vida.

Insistió en que sus videos son aptos para todo público y que no tiene ningún contenido de sexo explícito. “Ellos me adoran desde la distancia”.

Diamond comenzó en su peculiar profesión en 2003 por casualidad, al crear una cuenta en redes sociales en la que modelaba como las grandes actrices de la Era Dorada de Hollywood: Marilyn Monroe, Marlene Dietrich y Mae West. Y un día uno de sus seguidores le dijo que quería ser su esclavo monetario.

Le contó que él era uno de esos hombres a quienes urgía entregar su dinero a mujeres inalcanzables sin recibir nada a cambio. “Me pareció una idea genial y ese día recibí un tributo de 100 dólares”.

Ahora tiene 7.000 esclavos, la mayoría hombres casados de ocupaciones tan diversas como políticos, ingenieros y pilotos, aunque solo unos cientos son contribuyentes regulares. Algunos de los esclavos fieles han permanecido con ella durante 17 años.

“A muchos hombres les gusta consentir a las mujeres, así que me parece una actitud natural, se trata de ser un caballero y vivir un amor cortesano, y adorar a una dama inalcanzable en un pedestal”.

Aunque hay hombres que se excitan por regalar dinero de todas las edades, la mayor parte de su clientela son hombres entre los 40 y 60 años que tienen alto poder adquisitivo y que se encuentran en posiciones de poder.

Algunos no tienen los recursos para servir a Diamond, pero cuando reciben algún dinero lo gastan en ella. “Tuve un hombre que recibió una herencia de unos 10.000 dólares y que normalmente no hubiera tenido dinero para ser mi esclavo, pero gastó los 10.000 dólares en mí en pocos días. Luego no lo volví a saber de él, pero logró su sueño por unos días y me siento satisfecha por eso”.

Diamond está convencida de que sus esclavos le regalan su dinero por placer.

Cuenta que algunas esposas celosas se indignan al descubrir los generosos regalos que recibe de sus maridos e intentan detenerlos, pero ellos siempre encuentran la manera de salirse con la suya porque no pueden renunciar a la excitación de entregar su dinero a una mujer con quien no tienen ningún vínculo.

También reconoce que recibe cientos de críticas de personas que no entienden las relaciones de dominación y sumisión.

Diamond jura que nunca busca clientes. Ella sólo se presta a cumplir sus necesidades porque son ellos los que le ruegan recibir su dinero y ella lo hace a través de las plataformas de pago que permite el mundo digital.

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