La doble desgracia de Glover Teixeira: perder y retirarse de UFC en una arena vacía
Glover Teixeira soñó con una noche mágica de retiro, mas no pudo concretarla. A los 43 años, intentó recuperar el Campeonato Mundial de Peso Semicompleto: el que quince meses antes lo elevó a la cumbre de la UFC. ¿Qué podía salir mal? Era local en Brasil, dentro del compromiso estelar, la grada debía alentarlo hasta el final. Pero nada de lo pensado ocurrió. Se despidió con derrota en una arena semivacía.
No era el final que deseaba. Mucho menos, el que merecía. Fue vapuleado por el estadounidense Jamahal Hill, doce años más joven, durante 25 minutos. Aún en los momentos más adversos de la contienda, donde recibió patadas a la cabeza y castigos a ras de lona que lo dejaron a segundos de ser noqueado, antepuso la máxima de su carrera deportiva: nunca se dio por vencido.
Los golpes que le dieron el campeonato a @JamahalH 😤 #UFC283 pic.twitter.com/Pdoju6jiPT
— UFC Español (@UFCEspanol) January 22, 2023
Cuando todo parecía finiquitado, Teixeira apelaba al contraataque para equilibrar la balanza. Terminó ensangrentado, luego de un par de cortes profundos por encima de los ojos, sin el título en su cintura ni el respaldo de la mayoría de su público. Al cierre de la función, de los 13 mil espectadores que acudieron al Jeunesse Arena de Río de Janeiro sólo una minoría permanecía en el recinto para vitorearlo.
La caída de su compatriota Deiveson Figueiredo por el Campeonato Mundial Indiscutido de Peso Mosca, frente al mexicano Brandon Moreno, precedió la decepción colectiva. Y es que ninguno de los dos combatientes brasileños que compitieron por las preseas máximas de la empresa consiguieron devolverle la alegría a su afición.
Glover Teixeira, el hombre para el que la edad significaba sólo un número, admitió sentirse rebasado por el poderío y la velocidad de su oponente. No fue capaz de brindar su mejor versión, era turno de afrontar su declive natural. Por lo que se despojó de los guantes, los colocó en el centro de la jaula y clamó su adiós definitivo de las artes marciales mixtas.
“He sido muy duro conmigo, con mi salud. Ya no puedo más, debo detenerme. Me enfocaré en entrenar a Alex ‘Poatan’ Pereira, el Campeón Mundial Mediano de la UFC. Mantendrá el cetro por un tiempo y subirá a la división de peso semicompleto”, sentenció.
En suma, reconoció a Hill. Además, solicitó al público restante que lo respetaran; reprobó las actitudes que tuvieron con el tijuanense The Assassin Baby y rogó porque no agredieran al nuevo monarca. Le aseguró que lo acompañaría de regreso hasta el vestidor con tal de protegerlo; cumplió con su palabra. A pesar de los deslices, la clase es lo único que prevalece.
El tiempo le cobró factura al atleta que jamás perdió la esperanza. El que emigró a Estados Unidos como indocumentado, a finales de los noventa, para impulsar el bienestar económico de su familia en Minas Gerais. El que trabajó como jardinero, se convirtió en experto de jiu-jitsu y batalló por encumbrar su anhelo más preciado en la disciplina: ganar una presea en la UFC.
Los problemas de visado le hicieron esperar hasta 2012 para cimentar su trayecto en el octágono. Teixeira supo aguardar por la oportunidad. Acabó con experimentados y favoritos, aprendió de los descalabros importantes. Nueve años más tarde, materializó su cometido. Resaltó su principal virtud: cada que todos lo veían viejo, destrozado y sin posibilidad, él demostraba lo contrario.
Fue el campeón debutante más veterano en la historia de la UFC, a los 42 años, pues no desistió de su meta. El gusto le duró ocho meses, lo gozó como ningún otro. No era para menos. Aunque sus fans lo abandonaron en el cierre de su trayectoria, ahora su pupilo podría vengarlo en el futuro. Pereira recibió el espaldarazo y, de incrementar 20 libras, habría de gestar uno de los finales circulares más dignos de la industria.