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La difícil vida de la adolescente más alta del mundo

Rumeysa Gelgi es la adolescente más alta del mundo. No hay ninguna chica que a su edad -19 años- mida más que sus 2,13 metros. Muchos pensarán que con esos guarismos Gelgi podría ser una estupenda jugadora de baloncesto, pero nada más lejos de la realidad: no se puede mover más que en silla de ruedas y gran parte de su cuerpo está paralizado.

La vida de esta chica no ha sido un camino de rosas. “Me di cuenta de mi estado de salud cuando tenía unos cinco o seis años. Empecé a preguntarme por qué los niños de mi edad me miraban diferente”, explica en una entrevista concedida al diario Daily Mail.

La joven, que reside en el pueblo de Safranbolu, una pequeña localidad situada al norte de Turquía, siempre ha sido la más alta de su grupo de amigos. “La gente siempre se me quedaba mirando”, asegura.

Rumeysa es alta no por sus genes, sino porque padece una extraña enfermedad llamada el síndrome de Weaver. Cuando nació en 1997, solo había registrados 20 casos en todo el mundo. Según la web Orpha Net, El síndrome de Weaver (SW) es un trastorno raro multisistémico caracterizado por talla alta, apariencia facial típica (hipertelorismo, retrognatia) y discapacidad intelectual variable. Otras características adicionales pueden incluir camptodactilia, piel laxa, hernia umbilical, y llanto ronco de tono bajo.

Las personas que sufren de este trastorno crecen de manera tremendamente rápida y suelen carecer de movilidad completa en brazos y piernas, ya que sus articulaciones parecen soldadas. Por eso Rumeysa tiene que ir en silla de ruedas o utilizar un andador. Además, la joven padece escoliosis, una desviación lateral de la columna vertebral.

Sus huesos sufren por el enorme peso que tienen que soportar, por lo que es habitual que tenga fracturas y tremendos dolores. Por eso necesita la ayuda continua de sus padres que la transportan a todas partes.

A pesar de que su vida es muy dura, Rumeysa asegura que nunca se ha sentido infeliz. Su estabilidad emocional se debe en buena parte a sus progenitores que se han desvivido por ella. Además, su condición le ha hecho merecedora del premio Guiness de los Récords como la adolescente más alta de mundo, un galardón que recogió en 2014. “Solo la gente especial tiene récords y yo soy una de ellos”, asegura en el mismo medio inglés.