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La cura del SIDA podría estar en la sangre de un paciente, pero el tiempo se agota

Curar el SIDA es uno de los grandes desafíos del mundo de la medicina. A pesar de que los antirretrovirales han mejorado mucho la existencia de las personas que padecen esta enfermedad, la extinción de los viriones de VIH-1, los responsables del síndrome, está lejos de producirse. Pero un hallazgo descubierto en la sangre de un paciente da esperanza a la comunidad científica.

Kai Brothers se contagió del VIH a los 19 años de edad en San Francisco, hace 26 años. Descubrió que tenía la enfermedad tras hacerse un análisis de sangre rutinario para poder donar. De no haber sido por eso, jamás lo hubiera sabido, ya que nunca ha desarrollado ningún síntoma. Ni cansancio, ni debilidad, ni siquiera un resfriado.Por eso su caso interesa tanto a los médicos, que buscan con ahínco en su sangre la clave de su resistencia.

Kai Brothers (Facebook)
Kai Brothers (Facebook)

Controlando el SIDA con una proteína
En 1999 Brothers acudió a ver a Jay Levy, un reputado investigador de la Universidad de California que en 1983 fue uno de los científicos que descubrió el VIH. Después de analizar su sangre, Levy encontró que el cuerpo de Brothers estaba manteniendo en ‘análisis’ al virus del SIDA, sin generar la misma respuesta que otros pacientes, y controlándolo gracias a una proteína que solo el protagonista de la historia parecía estar produciendo como respuesta al VIH.

A partir de esta idea, Levy hipotetizó con que podía conseguir de alguna manera replicar los efectos de esa proteína en otros pacientes, podría controla el SIDA, ya que conseguiría que las células malignas no se replicaran. Para ello, empezó a ver a Brothers cada seis meses. Hasta la fecha, le ha sacado 150 bolsas de sangre para analizarlas.

Pero casi tres décadas después de contagiarse, el cuerpo de Brothers está empezando a decir basta. La cantidad de células blancas en su sangre está bajando y el VIH está más presente que nunca. Ahora tiene que decidir entre seguir un tratamiento con antirretrovirales, que puede controlar el problema pero que seguramente pararía la producción de la proteína especial que le ha salvado la vida hasta ahora, o seguir como está, sin tomar ningún medicamento, a la espera de que la situación mejore.  

Se acaba el tiempo
El problema reside en que los científicos todavía no han hallado la clave que podría hacer que el caso de Brothers se repitiera. Saben lo que logra su sangre, pero no cómo lo hace. Cuando una célula con VIH contagia a otra sana, cambia su ADN para que al reproducirse las nuevas células tengan la enfermedad. Pero la proteína de Brothers, a la que llaman SAMHD1, impide este ciclo vicioso: no cambia el ADN de las células.

Pero los antirretrovirales impiden la creación del SAMHD1, que sería la clave para curar totalmente la enfermedad. “Sin ellos, puede que el cuerpo humano desarrolle por sí mismo una forma de defenderse ante el VIH”, explica Levy en Nautilus Magazine . Pero como la salud de Brothers empeore y se decida por el tratamiento actual, este experto se quedará con las ganas de ver su teoría hecha realidad.