La película antifascista de los años 40 que se ha vuelto viral tras la marcha neonazi en Charlottesville

Luego de la repudiable violencia desatada en Charlottesville, Virginia, por grupos de odio –supremacistas blancos, racistas y neonazis– una película producida hace más de siete décadas se volvió viral en redes sociales y su nueva difusión a gran escala ha sucitado reflexión y acción sobre el profundo arraigo que ciertas ideas intolerantes y totalitarias han tenido en el pasado y sobre la necesidad y pertinencia, antes y ahora, de denunciarlas y enfrentarlas.

El cortometraje titulado ‘Don’t Be a Sucker’ (que podría traducirse como ‘No sea un incauto’ o, con más picante, ‘No sea tonto’) fue producido y presentado en 1943 por el Departamento de Guerra de Estados Unidos, durante la Segunda Guerra Mundial, filmado en sets de Warner Brothers y distribuido por ese y otros grandes estudios cinematográficos (Columbia, MGM, Paramount, 20th Century Fox, Universal, RKO Radio Pictures y National Screen Services).

Una escena de la película ‘Don´t be a sucker’, producida en la década de 1940 por el gobierno estadounidense para concientizar contra las lacras del fascismo, el racismo y la discriminación y la amenaza que representan para Estados Unidos, (YouTube)
Una escena de la película ‘Don´t be a sucker’, producida en la década de 1940 por el gobierno estadounidense para concientizar contra las lacras del fascismo, el racismo y la discriminación y la amenaza que representan para Estados Unidos, (YouTube)

Fue una advertencia de cómo los estadounidenses podrían perder su nación y sus libertades si –como en la Alemania nazi– permitían el auge de la demagogia racista y discriminatoria. Su mensaje, en el contexto de la concentración de grupos de la ultraderecha estadounidense en Charlottesville (cuya violencia condujo a que tres personas murieran y muchas resultaran heridas), ha cobrado nueva resonancia y ha sido visto como una advertencia, desde un pasado cuando millones de estadounidenses lucharon duramente contra el nazismo y el totalitarismo, con cientos de miles de caídos en combate, para que se ponga un alto a los supremacistas, fascistas y racistas contemporáneos y se defiendan los valores, los derechos y las libertades fundamentales.

En ‘Don’t Be a Sucker’ un joven estadounidense escucha el alegato demagógico y racista de un orador callejero, que clama en contra de los negros, los extranjeros, los judíos, los católicos y los masones. Aunque el joven es masón, las palabras de rechazo en contra de las “otras personas” no le parecían mal. Pero un profesor de origen húngaro que también escuchó ese discurso lo alerta de que esa clase de mensaje racista y colmado de prejuicios es peligroso: él lo vivió ya en carne propia en Alemania con los nazis.

El documental muestra, entonces, a un nazi clamando contra los judíos, los católicos, los masones y otras minorías. El resultado, cuenta el profesor, fue confrontar a la sociedad alemana unos contra otros y radicalizar a muchos, que se unieron en masa al partido nazi. Alemania se convirtió, narra el documental, en una “nación de tontos”, dominada por los nazis que procedieron a la persecución y destrucción, a la eliminación de la verdad y el conocimiento, al encarcelamiento y el exterminio de quienes se les opusieron y de los “inferiores”, a la conquista bélica de Europa y, al final, a la destrucción de la propia Alemania.

Ciertamente se trata de un documental de propaganda estadounidense contra del nazismo, contra el que Estados Unidos combatió militarmente, pero su mensaje tiene singular vigencia. El profesor húngaro, al final, le dice al joven que si se permite que en Estados Unidos suceda lo que en Alemania, la nación se perderá. Y que el prejuicio, la discriminación y la persecución contra una minoría son atentados contra toda la sociedad y por eso debe ponerse un alto a tales retóricas y acciones. El joven del documental entra en razón y rompe el panfleto que el orador racista distribuía entre la concurrencia.

Aunque difundido inicialmente en 1943 durante la Segunda Guerra Mundial, ‘Don’t Be a Sucker’, fue nuevamente lanzado en las salas de cine de Estados Unidos en 1947 y hoy, 70 años después, ha tenido un nuevo empuje internético dado que su mensaje sigue vigente: el odio, el fascismo y el racismo no deben tener lugar en una nación diversa y democrática y la sociedad en su conjunto debe oponerse a ello.

Por lo pronto, ese video ha sido visto ya millones de veces en Facebook, YouTube y otras plataformas. Su llamado de alerta está allí y es poderosamente contemporáneo.

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