La caza y el comercio ilícitos de fauna salvaje son enormes, y el apoyo de EEUU contra ello es limitado

Cada año, el comercio ilegal de especies animales genera ingentes ingresos a nivel internacional, entre 7,000 millones de dólares y 23,000 millones de dólares de acuerdo a estimados de la Oficina de Fiscalización Gubernamental de Estados Unidos, y la caza furtiva vinculada a ese fenómeno ha afectado significativamente la población de varios grandes mamíferos, sobre todo en África. Por ejemplo, los elefantes y rinocerontes han sido mermados severamente y, por añadidura, cerca de 1,000 oficiales han muerto por la violencia desatada por el comercio y la caza ilegales de especies salvajes, muchas de ellas en peligro de extinción.

Se trata de un problema internacional complejo que no se circunscribe a quienes en las vastedades de África capturan y cazan ilegalmente presas y las comercializan. Por ello, en 2013 el gobierno de Estados Unidos estableció un equipo para crear una estrategia de combate a ese tráfico ilegal en el que participaron los Departamentos de Estado, Justicia e Interior y que implica la colaboración con autoridades en los países en los que se da la caza furtiva y desde los que salen los animales o sus partes para abastecer los mercados negros de fauna salvaje.

image

Autoridades en Kenia apilan marfil de elefantes que fue confiscado y será destruido para combatir su tráfico ilegal. (AFP)

Por ejemplo, el reporte estima que, tan solo el tráfico ilegal de marfil (que causa una tremenda matanza de elefantes) alcanza valores en Asia, a nivel del comercio de calle, que pueden alcanzar los 188 millones de dólares al año. Y el precio del cuerno de rinoceronte, especie diezmada de modo desolador, ha alcanzado los 27,000 dólares por libra, según cifras de 2012, más que el valor de una cantidad similar de oro o platino.

En consecuencia, la matanza ilegal de rinocerontes ha sido atroz, con miles de animales muertos al año en África: tan solo en Sudáfrica cazadores furtivos habrían matado a más de 5,000 entre 2007 y 2015, con cerca de 3,500 tan solo entre 2013 y 2015. El total de rinocerontes que quedan en libertad en África sería actualmente de unos 25,000.

Los elefantes también están bajo terrible presión: su número habría caído 62% entre 2002 y 2011 en África y cerca de 10,000 de ellos fueron muertos entre 2010 y 2012 para arrancarles sus colmillos y comercializar ilegalmente su marfil.

La caza furtiva y el comercio ilegal son dos de las más importantes razones, posiblemente las mayores, de la grave merma en la población de esas dos grandes especies. Y muchos otros animales salvajes son también explotados ilegalmente a escala global. Por ejemplo, se indica que la mayoría de los cargamentos de marfil ilícito salen de África con destino al este de Asia, y la mayoría de los que parten de Kenia y Tanzania, por ejemplo, llegan a China en barcos de contendores. Esos cargamentos también llegan en grandes cantidades a Tailandia, Laos, Camboya, Vietnam, Malasia y Singapur. Y, aunque en menor cantidad, Estados Unidos también es destino de marfil ilícito.

Pero, ¿qué es lo que puede hacer Estados Unidos ante ello? El plan formulado por el gobierno de Obama plantea reforzar el combate a la caza furtiva y el tráfico ilegal de especies, reducir la demanda internacional de fauna salvaje y crear y fortalecer la cooperación internacional a escala pública y privada. Durante 2016 se formuló además una norma que prohíbe en Estados Unidos prácticamente toda la exportación e importación de marfil de elefantes africanos y el Congreso ha trabajado en leyes que buscan respaldar los esfuerzos internacionales contra el tráfico ilegal de especies. En el presupuesto federal de 2016 se estableció un fondo de 80 millones de dólares para combatir la caza furtiva y el tráfico transnacional ilegal de especies.

Con esos fondos se otorga, entre otras cosas, financiamiento y asistencia para combatir esos ilícitos en África y Asia. Tan solo en 2015 se otorgaron recursos por unos 20 millones de dólares a escala internacional para apoyar 141 programas. Y se han desplegado especialistas para apoyar a los gobiernos regionales en tareas de aplicación de la ley en Botswana y Tanzania.

image

No sólo en África las especies están en riesgo. Rinocerontes en la India también son cazados furtivamente para arrancarles el cuerno. (AFP)

Ciertamente, como reconoce la Oficina de Fiscalización Gubernamental, se han dado avances en la materia, pero se detectó en los casos estudiados que el gobierno estadounidense no tiene establecidos a cabalidad objetivos específicos en su tarea de colaboración en el combate a la caza furtiva y freno al comercio de especies salvajes (se analizaron en específico las actividades realizadas en conjunto con autoridades de Kenia, Sudáfrica y Tanzania), lo que hace difícil evaluar la efectividad de ese esfuerzo. La recomendación de ese reporte fue, así, desarrollar claramente esos objetivos y la forma de medirlos de modo de evaluar con mayor claridad el alcance de las actividades estadounidenses en la materia.

La situación es compleja pues los responsables de la caza y el tráfico ilegales no son meramente cazadores aislados o grupos locales. En esas actividades están implicadas organizaciones criminales de gran calado, incluso grupos considerados terroristas, de acuerdo al reporte de la Oficina de Fiscalización Gubernamental. Fuentes del Departamento de Estado citadas en ese documento señalan que, por ejemplo, el grupo Al Shabaab de Somalia, afiliado a Al Qaeda, estaría vinculado al tráfico de marfil.

Y milicias y grupos armados que no son actualmente considerados terroristas pero sí ejercen poder represivo y control militar en ciertas zonas de África, como Janjaweed en Sudán o el rebelde Ejército de Resistencia del Señor en Uganda, Sudán del Sur, República Centroafricana y República Democrática del Congo, también tendrían participación en la caza y tráfico ilícitos de especies.

En ese contexto, esa matanza y comercio ilegales no sólo dañan a las especies animales sino que es un importante factor en la inestabilidad, la corrupción y la violencia en África y otras regiones, además de afectar las actividades económicas lícitas de las comunidades. Pero resulta difícil conocer el alcance de la implicación de esos y otros grupos en el comercio ilícito de especies, y también es complicado actuar para contenerlos.

En lo interno, el gobierno de Estados Unidos ha realizado acciones legales que recientemente han resultado en al menos 30 sentencias por delitos vinculados a tráfico ilegal de marfil o cuernos de rinoceronte. Así, aunque se han dado acciones de cooperación significativas y se han dado pasos para frenar esos delitos, aún queda mucho por hacer a escala nacional e internacional.

Se trata de un reto inmenso en el que el reloj corre frenética y rudamente: la caza furtiva se cobra cada día muchas presas y varias especies simplemente podrían desaparecer en poco tiempo.

Sigue a Jesús Del Toro en Twitter: @JesusDelToro