La "catástrofe económica" que amenaza a Estados Unidos tendría consecuencias históricas

El techo de la deuda amenaza a la economía de Estados Unidos y, por lo tanto, a productos de inversión como bonos y acciones. Foto: Getty Images.
El techo de la deuda amenaza a la economía de Estados Unidos y, por lo tanto, a productos de inversión como bonos y acciones. Foto: Getty Images.

“América ha pagado siempre lo que debe a tiempo desde 1789 y no hacerlo daría lugar a una catástrofe económica y financiera”.

La secretaria del Tesoro, Janet Yellen, eligió recientemente una palabra tan grave como clave, “catástrofe”, para hablar en la cadena CBS de la situación en la que puede estar Estados Unidos si no se eleva el techo de la deuda.

Desde el 19 de enero Yellen está tomando medidas extraordinarias para hacer frente a los pagos del estado, lo que incluye los cheques del seguro social, los contratos a proveedores y el pago de la deuda por nombrar algunas de las obligaciones. La nueva mayoría republicana en la Cámara de Representantes no ha autorizado aún un endeudamiento por encima de los $31.4 billones actuales y estas medidas pueden ser tomadas hasta algún momento de junio.

La secretaria del Tesoro se refirió a catástrofe en un contexto histórico y Mark Zandi, economista de Moody´s Analytics usa la misma palabra para referirse al revés que supondría “en una economía ya frágil”.

En un informe sobre los efectos de las discusiones sobre la subida del techo de la deuda del país, Zandi explicaba que si hay un impago, aunque se resuelva rápidamente, “los estadounidenses pagarían por ello durante generaciones porque los inversores globales creerán, y con razón, que las finanzas del gobierno federal se han politizado y puede llegar el momento de que no se les pague lo que se les debe cuando se les debe”.

En esas circunstancias, los inversores en la deuda van a pedir intereses más elevados por los títulos del Tesoro lo que “exacerbará nuestros ya agudos retos fiscales y será un corrosivo de larga duración para la economía, lo que la perjudicará”.

La secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen. Foto: Alet Pretorius/Gallo Images via Getty Images.
La secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen. Foto: Alet Pretorius/Gallo Images via Getty Images.

Mercados aún sin reaccionar

“Los mercados aún no ha reaccionado a la posibilidad de que haya un impago”, afirma Zandi. Lo cierto es que Wall Street se está más pendiente de la política monetaria y los efectos de la desaceleración en los resultados de las empresas que en esta posibilidad histórica que hasta ahora se ha evitado.

No obstante, este economista de Moody´s explica que la incertidumbre puede empujar al alza las tasas de interés, lo que repercutirá negativamente en los precios de las acciones. En 2011, debido a la disfunción creada por la misma cuestión, Standards & Poor´s retiró la triple A a la deuda de EE UU. Los CDS de los títulos del Tesoro— el coste de asegurar el impago por parte del Tesoro—se elevó 80 puntos básicos en los bonos a un año y 65 en lo sede cinco años cuando lo normal es cinco y 30 puntos básicos respectivamente.

Todos esos episodios tienen un coste en los intereses para el Estado, los contribuyentes, que son innecesarios y llegarían en un entorno de caída del 4% del PIB en términos reales, seis millones de puestos de trabajo se perderían y habría una fuerte pérdida de patrimonio por la caída de los mercados, según los cálculos de Zandi.

David Kostin del equipo de estrategia de Goldman Sachs recuerda que en 2011, cuando la crisis por la negativa republicana a elevar el techo de la deuda se alargó, el índice S&P 500 cayó un 18% desde su pico en apenas 22 días de intermediación. A pesar del acuerdo, los mercados siguieron cayendo seis días después tras la rebaja de la calificación de la deuda por S&P.

Pendientes del gasto federal

A no ser que se lleguen a los extremos de 2011 el impacto en los mercados suele ser limitado, según explica Kostin que sin embargo si recalca que estas situaciones si que son más duras en las acciones de empresas que dependen del gasto público con el que se va a negociar el techo de la deuda.

Goldman Sachs hace seguimiento de un grupo de 77 títulos de empresas que derivan al menos el 20% de sus ventas del gasto público — sectores de salud, defensa, aeroespacial, industria de materiales y servicios profesionales— y suelen estar una media de cinco puntos porcentuales por detrás del índice S&P500 en las semanas anteriores a las cuatro fechas límite más reciente en esta batalla política.

Los analistas del Instituto de Inversión de Wells Fargo esperan volatilidad en estos mismos títulos, y hacen hincapié en el sector de la salud e industrial, en caso de que el debate político se extienda y se tense. Recuerdan que en particular en el sector industrial de defensa es sensible a lo que ocurra porque la mayor parte de sus ingresos llegan del Gobierno Federal y sus agencias. En 2023 se aprobó un presupuesto un 8% más elevado y se quiere modernizar y recomponer inventarios.

Pero las acciones de empresas de defensa tienen un rendimiento menor al índice S&P 500 por la preocupación de que el Congreso acuerde un incremento de la deuda que impacte negativamente el gasto discrecional. Tras 2011 el gasto en defensa “no excedió los niveles de ese año hasta 2019”. Aunque dada la situación internacional en Wells Fargo no creen que esto vaya a ocurrir “seguimos cautela en cuanto a esta industria hasta que se resuelvan las disputas”. Cuando se llegue a un acuerdo si no se toca el gasto se espera una oportunidad de compra.

“El sector industrial se va a beneficiar de una acorta y moderada recesión y a largo plazo del gasto que se espera en la Ley de Reducción de Inflación (IRA en sus siglas en inglés)”, explican.

No está muy claro que puede cambiar para el sector de la salud, que depende mucho de la financiación del Estado y ha crecido desde la pandemia. Pueden negociarse recortes pero se espera una buena evolución y estabilidad de ingresos dado el envejecimiento de la población. El IRA también da apoyo a este sector, especialmente el farmacéutico por lo que Wells Fargo mantiene una recomendación neutral.

“Nuestra recomendación ya hace énfasis en cautela y una aproximación basada en calidad, preferimos que se eviten cambios abruptos en las carteras basados en la especulación sobre el techo de la deuda”.

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