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La carne cultivada que puede acabar con el hambre del mundo

En 2050 habrá en el mundo 9.600 millones de personas un aumento del 33 por ciento sobre los 7.400 millones de estimación actual, según estimaciones de la ONU. Que toda esa población pueda alimentarse de manera correcta es un desafío complicado: los mares y los animales son un recurso limitado, al igual que los campos que dan verduras. Pero la respuesta a este problema no está en la naturaleza, sino en la ciencia. Al menos eso es lo que creen los científicos que están desarrollando en su laboratorio la denominada ‘supercarne’ o carne de diseño.

La idea de la supercarne la tuvo un holandés llamado Willem van Eelen cuando pasaba penurias en un campo de concentración japonés en Indonesia, durante la Segunda Guerra Mundial. Cuando fue liberado, se licenció en Medicina y dedicó su carrera al estudio de los tejidos, las células madre y la producción sintética de este preciado bien. Pero no fue él, sino sus discípulos, los que presentaron la primera hamburguesa creada totalmente en un laboratorio. Lo hicieron en 2013, y el proyecto fue financiado por Google. ¿El precio de tan científico manjar? 250.000 euros.

Ahora, numerosas empresas compiten por crear carne creada en probetas que pueda ser lo suficientemente económica como para poder ser popular en los mercadillos de los países con economías emergentes.

Una de esas compañías es Supermeat, de origen israelí, que a través de páginas de crowdfunding han conseguido financiarse para crear carne artificial a base de carne real de pollo. Su primer objetivo es el de crear la primera carne en la que no se ha producido ningún tipo de crueldad animal. El segundo, poder vender un kilo por debajo de los 6 euros.

Para crear este tipo de carne, los israelíes asegura que solo necesitan retirar una muestra de tejido de un pollo -sin hacer ningún tipo de daño- y luego consiguen reproducirlo casi hasta el infinito en un laboratorio gracias a una sopa nutriente que hace que las células de la muestra se reproduzcan, formando un trozo de carne que luego puede ser consumido.

Sobre su sabor, sus creadores defienden que es igual al de la carne de pollo. “Es pollo, pero sin el impacto negativo de criar un pollo”, asegura su creador en un vídeo promocional publicado en IndiGogo.

Supermeat cifra en 2,2 millones el dinero que necesita para poder construir un laboratorio que pudiera crear este producto tan sofisticado. De momento, han conseguido más de 200.000 euros para poder empezar, más del doble de su objetivo cuando acudieron a solicitar el crowdfunding.

Pero la supercarne no solo solucionaría el problema del hambre en el mundo. También podría ayudar a acabar con el calentamiento global. Si los científicos pudieran crear carne de calidad en un laboratorio, no sería necesario tener que criar animales, ni haría falta que hubiera tantas tierras dedicadas al cultivo de pienso -actualmente un tercio de la tierra está dedicada al cultivo- ni tampoco sería necesario saquear los mares de pescado para alimentar a la población. Por no hablar de la eliminación de los gases contaminantes que producen de forma directa los propios animales. En resumen, todos ganaríamos.