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La lucha de una anciana de 104 años para poder quedarse en su casa

Audrey Roberts tiene 104 años y quiere seguir viviendo en su casa en Kentucky durante todo lo que le reste de existencia. Afortunadamente, ella estaría estable en su salud y le quedaría mucho por delante.

Su problema en realidad es de otra índole: como narra el portal Upworthy, la longevidad de Roberts, el hecho de que durante su vida trabajó siempre en empleos que pagaban muy poco y varias situaciones médicas que tuvo que enfrentar recientemente han hecho que sus ahorros se terminaran y su cheque mensual del Seguro Social es muy reducido. Por ello, ante la falta de recursos podría tener que dejar su casa e ir a vivir a una casa de asistencia, algo que un joven de 21 años quiere evitar a toda costa.

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Evan LaPointe y Audrey Roberts, de 104 años, frente a la casa que ella compró y en la que vive desde hace décadas. (GoFundMe/keepaudreyhome)

Evan LaPointe y Audrey Roberts se cruzaron cuando él tenía 3 años y ella más de 80. Ella cuidó de Evan cuando era niño por muchos años, y sus familias siempre fueron cercanas. El joven, narra Upworthy, siempre ha tenido un especial aprecio por Roberts y admira cómo ella siempre trabajó y lucho por salir adelante.

Ella laboró por muchos años en una lavandería ganando el salario mínimo y logró con esfuerzo acumular casi 180,000 dólares en ahorros. Todo a pesar de que su esposo, que era bastante mayor que ella, falleció hace casi ya medio siglo y de que su hijo murió también cuando era muy joven. Roberts se quedó sola, pero eso no le impidió ser abuela voluntaria para cuidar niños, entre ellos LaPointe, y con ello se habría ganado el cariño de muchos.

Pero el tiempo pasó, ella sufrió hace cuatro años una fractura de cadera y necesitó meses de terapia.

Durante esa etapa difícil ella pasó un tiempo en una casa de atención a ancianos, pero vivir allí le provocó al parecer un fuerte deterioro mental y anímico y ante ello sus amigos decidieron regresarla a casa, donde tuvo una buena recuperación y vive contenta.

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Cuando Evan LaPointe era pequeño, Audrey Roberts lo cuidó como su abuela-niñera. Su familia siempre ha estado cerca. (GoFundMe/keepaudreyhome)

Pero el dinero ahorrado se consumió y ahora Roberts, a sus 104 años, enfrenta la posibilidad de tener que dejar su casa por no poder pagar sus gastos (su cheque mensual del Seguro Social es de menos de 1,000 dólares) y los cuidados que necesita son considerables y costosos.

LaPointe cree que eso es injusto y considera que la anciana tiene el derecho a quedarse en la casa que ella misma compró, donde ella ha vivido y quiere permanecer. Para ello, creó una campaña de recolección de fondos en el portal GoFundMe con el objetivo de recaudar 100,000 dólares para permitir que Roberts se quede en casa y reciba allí los cuidados que necesita.

Para LaPointe se trata de lo mínimo que él puede hacer para ayudar a que los últimos años de Roberts, a quien le unen fuertes lazos afectivos, puedan discurrir en su casa, con dignidad en su propio espacio y rodeada de quienes la quieren. Ella cumplirá pronto 105 años y qué mejor regalo de cumpleaños que la posibilidad de vivir en su propio terruño. LaPointe ya ha recaudado a la fecha casi $44,000 en unas dos semanas, y las donaciones siguen llegando.

El caso de Audrey Roberts y la solidaridad que ha recibido es afortunado, pero ejemplifica una realidad social de peso: miles y miles de ancianos en el país simplemente no cuentan con los recursos económicos para cubrir sus necesidades básicas. De acuerdo a la Alianza Nacional para Terminar con la Indigencia, hay indicadores que muestran que ha crecido el número de personas mayores y de la tercera edad que son indigentes y la cifra previsiblemente crecerá en el futuro.

Por ello, el inspirador ejemplo de LaPointe para ayudar a Roberts puede servir como apoyo para la reflexión y la acción en torno a las crecientes y considerables necesidades de los ancianos en el país, que merecen atención y vida digna.

Más en Twitter: @JesusDelToro