La callada y firme protesta de la Maestra del Año ante Donald Trump

Con delicadeza y discreción, la mujer premiada por el presidente Trump como “Maestra del Año” aprovechó el momento para expresar su inconformidad con las políticas del inquilino de la Casa Blanca y defender a los jóvenes inmigrantes a los que ha enseñado durante años.

Mandy Manning enseña inglés y matemáticas a nuevos estudiantes refugiados e inmigrantes en el Centro de Recién Llegados de la escuela Joel E. Ferris High en Spokane, Washington. En apenas dos años, ha visto reducirse la matrícula de sus educandos a 33 a los 5 que tiene actualmente.

Foto de AP
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Quizás por eso, cuando el presidente Trump hizo su entrada al salón Dorado de la Casa Blanca para la ceremonia, no lo aplaudió. Su propio vestuario era una declaración de principios: un sobrio vestido negro adornado con cenefas de flores y sobre el pecho, broches donde expresaba su apoyo tanto a la Marcha de las Mujeres -la protesta que se realizó por primera vez tras la toma de posesión de Trump- como a la comunidad LGBT.

En la ceremonia, Trump leyó una declaración elogiosa del trabajo de Manning, una veterana con 19 años de experiencia que incluye períodos en Armenia y Japón, así como en un pueblo pequeño de Texas y en el bullicioso suburbio Brooklyn de Nueva York.

“Los maestros como Mandy juegan un papel vital en el bienestar de nuestros niños, la fortaleza de nuestras comunidades y el éxito de nuestra nación”, dijo Trump. “El trabajo de un maestro no es solo instruir a la próxima generación de trabajadores sino a las próximas generaciones de ciudadanos”, dijo, recalcando esta última palabra.

El presidente evitó referirse a qué tipo de estudiantes enseña Manning.

La secretaria de Educación, Betsy deVos, al lado de Mandy Manning. AP
La secretaria de Educación, Betsy deVos, al lado de Mandy Manning. AP

Luego de recibir el trofeo del Consejo de Jefes de Escuelas Estatales, Manning le entregó al presidente cartas de sus alumnos de Siria, Irak, Uganda, Birmania y El Salvador, y le dijo que ellos esperaban que se tomara el tiempo para leer cada una de ellas.

Las misivas tienen como objetivo que “el presidente entendiera el proceso realmente riguroso y difícil y el tiempo que lleva llegar a Estados Unidos como refugiado”, comentó luego la maestra premiada.

Manning trabaja desde hace siete en Spokane, donde incluso aprendió ella misma el lenguaje de las señas para enseñar a dos hermanos sirios que son sordos y eran analfabetos hasta entonces.

Ambos estudian actualmente para entrar en la universidad.

Trump aceptó amablemente las cartas, contó Manning, y luego se los entregó a un asistente a quien le dijo que las colocara en su escritorio para leerlas.

Manning, cuyo centro ha sentido el impacto de las políticas antiinmigrante de Trump, está optimista.

“Por supuesto, no puedo estar segura de que eso vaya a suceder”, dijo Manning. “Pero como dije, mis alumnos son innatamente optimistas”.