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La caída de Kim Megaupload

Kim Dotcom se preparaba para celebrar su trigésimo octavo cumpleaños cuando los policías neozelandeses tocaron a la puerta de su mansión en las afueras de Auckland el 20 de enero pasado. El corpulento fundador de Megaupload, asustado quizás por el despliegue de agentes y helicópteros, se parapetó en una habitación y esperó el final con una escopeta de cañones recortados. El arresto de uno de los personajes más excéntricos del planeta no podía suceder de otra manera.

Del otro lado del globo, el Buró Federal de Investigaciones de Estados Unidos (FBI) efectuaba la mayor operación antipiratería de su historia. Los federales allanaron 20 inmuebles relacionados con Megaupload en nueve países –entre ellos los servidores en Virginia, Washington, Holanda y Canadá–, confiscaron unos 50 millones de dólares en activos de la empresa y ordenaron la suspensión inmediata de 18 dominios en Internet que tejían la red de servicios de la compañía.

Si bien en Auckland la sangre no llegó al río pues el señor “Puntocom” se entregó sin disparar un tiro, el derribo de Megaupload añadió más fuego a la polémica sobre la piratería, el respeto a la propiedad intelectual y la libertad en Internet. A pocos días de cerrar el 2012, el juicio contra los fundadores del famoso sitio de intercambio de archivos languidece entre laberintos legales, mientras el extravagante Kim anuncia, desafiante, el renacimiento de su empresa para enero del año próximo. 

¿Qué era Megaupload y por qué el FBI la desmanteló?

Las respuestas a estas dos preguntas divergirán según la posición con respecto a una controvertida palabra: piratería. Ninguna persona honesta se negaría a condenar a los piratas somalíes que asaltan buques mercantes frente a las costas del Cuerno Africano; sin embargo, cuando se trata de compartir música, libros, programas de computación, películas, series de televisión y videojuegos, la frontera entre la libertad y la defensa del derecho de autor se difumina.

Al margen de las contradicciones entre partidarios de una u otra visión, Megaupload Ltd. puede definirse como una empresa creada en 2005, con sede principal en Hong Kong, que ofrecía fundamentalmente servicios de almacenamiento y transferencia de archivos. Hasta ese punto nada parece cuestionable. Pero un número importante de los datos intercambiados por los usuarios comprendía filmes, discos de música y software, cuyo acceso y distribución suele estar restringido por las leyes sobre la propiedad intelectual.


Antes de su cierre por el FBI, Megaupload.com –la web más popular de una red que incluía también a Megapix.com (imágenes), Megavideo.com y Megalive.com (videos), Megabox.com (música) y Cum.com (pornografía) – acaparaba el 4 por ciento del tráfico total en Internet, con unos 50 millones de visitas diarias.

Según la acusación contra Megaupload presentada en una corte del estado de Virginia, la difusión no autorizada de obras protegidas por el derecho de autor ha provocado pérdidas por unos 500 millones de dólares en Estados Unidos durante el último lustro. En ese tiempo los propietarios de Megaupload han ganado más de 175 millones de dólares por la venta de espacios publicitarios en sus sitios de descarga y la suscripción de usuarios Premium, que poseían un acceso privilegiado a todos los servicios.
Si finalmente Kim Dotcom y sus socios comparecen a un juicio en Estados Unidos, podrían recibir condenas de hasta 50 años por crimen organizado, conspiración para infringir los derechos de autor y lavado de dinero.

Kim "punto com"

Kim Schmitz se cambió el nombre en 2005, el año de fundación de Megaupload. Quizás lo hizo para rendirle homenaje a la tecnología sobre la cual construyó su fortuna. Otra hipótesis válida sería el deseo de borrar su tormentoso pasado alemán.

Antes de lanzar su exitosa compañía en Hong Kong, el señor Schmitz había dejado su huella en los registros criminales de Alemania. En el ocaso de su adolescencia fue detenido por tráfico de tarjetas telefónicas robadas y pirateo de computadoras. En esa época comenzó a construir su celebridad internacional en el mundillo de los hackers. En 2002 se refugió en Tailandia para escapar de la justicia tras una operación fraudulenta relacionada con la compañía LetsBuyIt.com. Aunque pasó cinco meses en una prisión alemana, su sentencia fue suspendida.

Acosado por otras actividades ilegales en la ciudad china, Dotcom solicitó la residencia permanente en Nueva Zelanda. A pesar de sus antecedentes, las autoridades neozelandesas aprobaron su establecimiento en el país bajo la categoría de inversionista tras la compra de 10 millones de dólares en bonos del gobierno, su apoyo financiero a la recuperación de la ciudad de Christchurch –golpeada por un terremoto en 2011–, el alquiler de una fabulosa mansión en Auckland y la donación de fuegos de artificio para el puerto de esa urbe, entre otros generosos gastos.

Pero la personalidad caritativa de Dotcom no ha sido el alimento más suculento para los titulares en el mundo, sino su estilo de vida estrafalario. En el momento de su arresto poseía 18 autos de lujo, un yate, un helicóptero, un jet privado y habitaba en la residencia más suntuosa de Nueva Zelanda, valorada en unos 24 millones de dólares. En una de las placas de sus autos podía leerse: Dios.

¿A quién ha afectado el cierre de Megaupload?

El asalto de FBI a Megaupload ha arruinado las noches de millones de familias en el mundo, en particular en América Latina. Acostumbrados a disfrutar de sus series de televisión preferidas o las últimas películas en la tranquilidad de su hogar, los más de 150 millones de usuarios registrados del servicio han perdido esta fuente de entretenimiento eficaz y muy barata. En la red existen otros sitios similares, pero ninguno ofrece tantas facilidades para almacenar y compartir información.

Los países de habla hispana representaban ocho de los 12 donde Megaupload aparecía en la lista de las 30 páginas web más visitadas. La conquista de Latinoamérica se consumó gracias a sitios como Taringa y Cuevana, ambos creados en Argentina. De acuerdo con datos del FBI, el primero enviaba unas seis millones de visitas diarias pues buena parte de la música y las películas compartidas por los miembros de esa comunidad remitían a archivos almacenados en Megaupload. El segundo, un extenso catálogo de filmes y series de televisión, enlazaba también a contenido albergado en Megaupload.

Los autores de Taringa y Cuevana  han sido encausados por la Justicia argentina por violación de la ley de la propiedad intelectual en ese país, una texto legal que data de la década de 1930.    
Megaupload también proveía soporte necesario a otros fines menos ligeros. En una encuesta realizada por el sitio Ars Technica, varios usuarios se quejaron por haber perdido una vía de comunicación muy eficiente para sus proyectos musicales y fotográficos, o simplemente para enviar pesados archivos de video a sus familiares residentes en distantes regiones del planeta.

El retorno de Megaupload  

Mientras espera una sentencia sobre la demanda de extradición a Estados Unidos, Kim Dotcom ha anunciado ya la reapertura de Megaupload en enero de 2013 bajo el nombre de Mega. En declaraciones a Wired, Dotcom ha asegurado que el nuevo servicio codificará la información almacenada en sus servidores de manera que no sea posible conocer su contenido. Con esta medida la compañía aspira a evitar cualquier acusación futura sobre su complicidad con usuarios que violen las normas del copyright.  Además, el nuevo Megaupload esparcirá sus centros de datos en varios países para mantener su funcionamiento en caso de nuevos allanamientos o la ocurrencia de desastres naturales.

Dotcom aguarda tranquilo el veredicto sobre su caso. “Cometí errores cuando era joven y pagué el precio”, dijo a la web Torrentfreak.com en diciembre de 2011. “Ahora he cumplido 37 años, estoy casado, tengo tres hijos adorables y espero gemelas y sé que no soy una mala persona. He crecido y he aprendido”, aseguró. Tocará a la justicia neozelandesa primero y después, si ex extraditado, a la estadounidense, creer o no en las palabras de arrepentimiento del Emperador de Megaupload.