La bella granja de girasoles donde han prohibido tomar fotos por culpa de la fiebre de Instagram

Cuando ya habían salido en busca de la aventura, cientos de adictos a Instagram y Snapchat vieron frustradas sus aspiraciones de lograr la imagen perfecta. El sitio al que pretendían entrar para retratarse rodeado de hermosos girasoles había cerrado.

Esta es la triste consecuencia de la masificación, que esta vez terminó provocando el cierre de una granja en la localidad de Hamilton, en Ontario, a aproximadamente 42 millas de Toronto.

Harta de tanto flujo de personas deseosas de accionar sus teléfonos inteligentes ante ese mar de colores verdes y amarillos, la familia Bogle, responsable de la granja Bogle Seeds, informó a través de su página web que “desafortunadamente, al involucrarse la policía, hemos tenido que cerrar las oportunidades para fotos”, luego de que se produjeran varios atascos en el tráfico en las carreteras que conducen a ese lugar tan vistoso.

Los Bogles solían cobrar una suma de 7.50 dólares por persona a todo aquel que deseara entrar y fotografiarse junto a la plantación de girasoles, pero la ola de Instagramers, entre otros adeptos a la fotografía en las redes sociales, los obligaron a tomar medidas drásticas.

“Todos se reían y se divertían -declaró Barry Bogle a la prensa-. Entonces, todo Toronto se apareció aquí”.

Baste que busquemos con el hashtag #bogleseeds en Instagram para entender la dimensión de lo viral que se hicieron esas imágenes en este último verano, e imaginar la cantidad de personas que, apenas las temperaturas se volvieron agradables en la fría Canadá, se lanzaron a la carretera en busca de una foto que eternizara su amor por la belleza y su culto a la felicidad.

Aquel fenómeno se había convertido en un “apocalipsis zombie”, como lo llamó el propio Brad Bogle, el hijo de los dueños de la granja, en conversación con el diario Globe & Mail.

De acuerdo con la información, la policía de Hamilton y la Policía Provincial de Ontario tuvieron que acudir a ayudar en el control del tráfico. En una de esas tardes, un oficial le aseguró a un vecino cercano que las autoridades habían llegado a un estimado de unos 7.000 automóviles, por lo que ahora nos toca imaginar la cantidad de personas que se aglomeró en la granja.

Por lo demás, los propietarios reconocieron que sus cultivos también habían sido pisoteados por no pocas personas que se negaron a seguir las instrucciones del personal.

Además, tuvieron que contratar a ocho empleados adicionales a 22 dólares canadiense por hora, así como alquilar portaobjetos para acomodar a las hordas de personas que invadían sus propiedades.

Cada día, el estacionamiento habilitado con capacidad para 300 autos no daba abasto. Lo mismo ocurría con los sanitarios portátiles que instalaron en uno de los bordes del campo.

“Uno de mis vecinos me dijo que pilló a dos personas intentando hacer sus necesidades en el jardín de su casa”, narró el más joven de los Bogles.

En su página web, los Bogles insisten en que “aunque las oportunidades para tomar fotos han cesado en la granja, todavía estamos abiertos para la venta de semillas para aves y otros productos, durante nuestras horas regulares”; al tiempo que en su página de Facebook les piden a la gente que deje de visitarlos solamente para hacerse una foto.

A aquellos que todavía quieran atreverse a penetrar en las instalaciones para intentar un selfi a escondidas, incluso con el pretexto de las semillas para aves, la familia les aclara en una pancarta que se prohíben la toma de fotografías de los girasoles por el resto de la temporada.

Así que imaginemos la decepción de tanta gente, solo a partir de la cifra de más de 94.300 personas que han visitado la página web de la granja. Y no se trata de apenas un problema local, pues a los Bogles les consta que sus girasoles han aparecido en imágenes en las redes desde Nueva York, Dubai y Australia.

La de los Bogles seguirá siendo la plantación de girasoles más grande de Canadá, solo que su belleza solo podrá ser admirada con los ojos, sin dejar testimonio visual… y de pasada.