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La línea Holanda-América, un viaje transatlántico que sucumbió ante el avión

La Haya, 29 ene (EFE).- Las listas de los pasajeros que utilizaron la conexión marítima entre Holanda y América entre 1873 y 1969, que incluía a empresarios, turistas y migrantes de toda Europa, pero también a polizones, niños que nacieron a bordo y un perro que cruzó solo el Atlántico, se han digitalizado como patrimonio histórico de una travesía marítima que sucumbió a la pujanza del transporte aéreo.

Hicieron aquella travesía personajes que marcaron la historia de la humanidad: el físico alemán Albert Einstein (1879-1955), la activista y feminista neerlandesa Aletta Jacobs (1854-1929), el héroe de la resistencia George Maduro (1916-1945), el escritor alemán Thomas Mann (1875-1955), el nadador y actor Johnny Weissmuller (1904-1984) o Lee Harvey Oswald (1939-1963), el exmarine que presuntamente asesino al presidente estadounidense John F. Kennedy.

Sus nombres están en las 150.000 listas con datos de más de dos millones de pasajeros que hicieron uso entre 1900 y 1969 de aquella conexión, documentos digitalizados por un grupo de voluntarios para salvaguardar la memoria de una línea que jugó un papel fundamental en la migración de Europa a América, cuando la aviación comercial era todavía un sueño lejano.

“La digitalización es importante porque los descendientes de inmigrantes rastrean a sus antepasados, alrededor de tres millones de personas fueron de Róterdam a Isla Ellis (puerto de Nueva York) y otras partes del mundo como Canadá o Sudamérica”, explica a Efe Wim Pijbes, exdirector del Rijksmuseum que ahora dirige Droom en Daad (Sueña y actúa).

Esta organización trabaja en transformar un almacén en ruinas de Róterdam, que pertenecía a esa línea de barcos, en una institución cultural para conmemorar aquellos viajes transatlánticos. Abrirá como FENIX en 2021 y será “un lugar de salida y llegada, esperanza y tristeza, de donde partieron millones de europeos y llegaron otras tantas personas de todo el mundo”.

La lista de pasajeros más antigua que se conserva es del 3 de mayo de 1900, de Róterdam a Nueva York, y el último pasajero partió en uno de esos cargueros el 26 de diciembre de 1969, desde Países Bajos hacia Nueva Orleans, aunque durante su existencia esos barcos vieron nacer a bebés a bordo, cruzar el océano a polizones e incluso a un perro solitario, registrado en la lista como “C. Gutiérrez”, y a un gato que viajó con su dueña por 10 dólares.

No solo aparecen nombres de personajes famosos, sino también de ciudadanos comunes que fueron en busca de aventura, negocios o un futuro lejos de guerras, tensiones o pobreza. La imagen más representativa de aquellos tiempos en Róterdam es la foto de familias enteras posando en el muelle para despedir a los pasajeros, mientras se alejan en un barco.

Cualquiera que crea que algún familiar viajó desde Róterdam hacia el continente americano en esa línea puede confirmarlo consultando las listas de pasajeros digitalizadas en este proyecto, un trabajo que llevó tres años de escaneos. También se puede ver si el viajero en cuestión fue en primera o segunda clase y cuánto pagó por su billete.

La línea transportó pasajeros desde 1873 hasta la Segunda Guerra Mundial y durante la contienda, los aliados usaron los barcos para transportar soldados, armas y combustible. El 28 de junio de 1946 partió un barco con pasajeros civiles por primera vez tras la guerra y eran principalmente inmigrantes de toda Europa en busca de un futuro mejor en América, tras la tragedia que supuso el Holocausto y el nazismo.

Pijbes considera que “el número (de pasajeros registrados) es impresionante” y asegura que suponen “una fuente de evidencia histórica importante”, pero espera que en el futuro se pueda conectar con datos de otros puertos de salida, como Amberes, Hamburgo y Bremerhaven, o con embarcaderos de llegada, como “Halifax, Australia y, por supuesto, Isla Ellis”.

Al final, la línea sucumbió a la competencia de la aviación, puesto que los grandes barcos de vapor ya no eran rentables y el viaje por mar llevaba más tiempo.

“Lo que queda es la antigua oficina central de Holland America Line y el (antiguo) almacén FENIX. El resto ya no está, también porque la ciudad de Róterdam fue bombardeada en mayo de 1940 y el centro histórico ha desaparecido, incluidas las estaciones de tren y los hoteles”, lamenta Pijbes.

En 1971, la empresa suspendió el servicio de pasajeros y en 1978, la sede se mudó a Nueva York para centrarse en aquellos que huyen de tierra firme para relajarse en el mar, los cruceros por el Caribe y el Mediterráneo. Los aviones se hicieron cargo del resto del negocio.

Por Imane Rachidi

(c) Agencia EFE