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López Obrador trabaja en aislamiento tras contraer COVID-19

CIUDAD DE MÉXICO (AP) — El presidente de México Andrés Manuel López Obrador trabajó el lunes en aislamiento y estuvo ausente de su conferencia de prensa diaria por primera vez en los dos años que- lleva en el cargo, un día después de anunciar que dio positivo al nuevo coronavirus.

López Obrador, quien rara vez es visto usando mascarilla, se mantuvo fuera de las actividades públicas mientras el país superaba las 150.000 muertes a causa del coronavirus, el cuarto total nacional más alto en el mundo. El presidente sido criticado por su gestión de la pandemia y por no dar ejemplo de prevención en público.

El mandatario habló por teléfono el lunes con su homólogo ruso Vladimir Putin, y más tarde su vocero Jesús Ramírez anunció en Twitter que México recibiría 24 millones de dosis de la vacuna rusa Sputnik V contra el COVID-19, aunque ésta todavía no ha sido aprobada para su uso en México.

El subsecretario de Salud Hugo López-Gatell dijo que México ya ha recibido los resultados de las pruebas de eficacia de la fase 3 de la vacuna rusa, pero no dio a conocer ninguna cifra sobre qué tan bien funciona. Señaló que esos números serían publicados pronto. Añadió que México podría empezar a recibir la vacuna a finales de enero o en febrero.

En cuanto al presidente, dijo que sus síntomas hasta ahora eran básicamente fiebre.

Por su parte, el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, quien también se encuentra aislado y a la espera de los resultados de pruebas de COVID-19, tuiteó que vio “muy bien" al presidente, "con ánimo resuelto, trabajando y de buen semblante”.

En tanto, el hijo del multimillonario mexicano Carlos Slim anunció que su padre contrajo el coronavirus y que estaba respondiendo al tratamiento. Carlos Slim Domit tuiteó que su padre empezó con síntomas leves hace una semana y buscó atención médica en uno de los hospitales más importantes del país.

El presidente anunció su propio diagnóstico el domingo desde su cuenta oficial de Twitter, y afirmó que “los síntomas son leves, pero ya estoy en tratamiento médico”.

López Obrador, de 67 años, presenta un caso “leve” de COVID-19 y se encuentra aislado en su hogar, precisó José Luis Alomía Zegarra, director de epidemiología de México.

El lunes, la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, dijo que el presidente la había designado para encargarse de la conferencia de prensa diaria hasta su regreso. Agregó que López Obrador se hallaba bien y fuerte.

“Se encuentra en pleno ejercicio de sus funciones como presidente de la república. Él mismo continuará pendiente de los asuntos públicos”, declaró Sánchez Cordero, quien hizo el anuncio sin portar una mascarilla, y agregó que espera los resultados de sus propias pruebas diagnósticas.

Pese a su edad y la hipertensión que padece, López Obrador no se ha vacunado contra el coronavirus, aunque México ha recibido un lote de la vacuna contra el coronavirus desarrollada por Pfizer y su socio alemán BioNTech. El mandatario ha dicho que el personal del sector salud sería el primero en recibir la vacuna. Con base en el plan del gobierno, las personas mayores de 60 años empezarían a ser vacunadas en febrero.

El fin de semana, el mandatario continuó cumpliendo una ajetreada agencia usando vuelos comerciales. Estuvo en los estados de San Luis Potosí y Nuevo León, donde fue fotografiado sin cubrebocas.

López Obrador también se ha resistido a suspender las actividades económicas, subrayando el efecto devastador que eso causaría a millones de mexicanos que viven al día. La nación registró 659 muertes nuevas por coronavirus el lunes, elevando el total a 150.273. Sin embargo, México realiza muy pocas pruebas diagnósticas, y los estimados gubernamentales de exceso de muertes indican que la cifra real de decesos es cercana a los 195.000.

Hasta ahora, México ha registrado más de 1,7 millones de casos confirmados de coronavirus, que han llevado al sistema de salud de la capital mexicana a un punto cerca de la saturación.

Al principio de la pandemia, cuando le preguntaron cómo estaba protegiendo a México, López Obrador sacó dos amuletos religiosos de su billetera y los mostró orgulloso.

“El escudo protector es la honestidad”, aseveró en ese entonces el mandatario. “Detente enemigo, que el Corazón de Jesús está conmigo”, decía una frase en el amuleto.

En noviembre, el director general de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus, instó a las autoridades mexicanas a poner mayor seriedad sobre el coronavirus y dar el ejemplo a sus ciudadanos, señalando que “México está en mala forma” ante la pandemia. No nombró a López Obrador.

“Lo hemos dicho en general, portar una mascarilla es importante, la higiene es importante y la distancia social es importante, y esperamos que los mandatarios pongan el ejemplo”, añadió.

El lunes, el director de la OMS tuiteó: “Lamento escuchar que ha dado positivo en #COVID19, Presidente @lopezobrador_. Le deseo una pronta recuperación. Manténgase fuerte”.

Al inicio de la pandemia, López Obrador fue criticado por seguir acercándose a las multitudes y dar abrazos. El estilo de política de López Obrador siempre ha sido de mucho contacto personal. Pero a medida que la propagación del virus aumentó, empezó a limitar la asistencia en sus actos públicos y se distanció de sus partidarios.

No obstante, López Obrador publicó el viernes una fotografía en la que aparece junto con Ebrard, una intérprete y el exjefe de la oficina de la Presidencia, Alfonso Romo, reunidos en una mesa para una conversación telefónica con el presidente estadounidense Joe Biden. Ninguno portaba mascarilla.

Al igual que en otros países, la cuestión de portar mascarillas ha polarizado a la opinión pública mexicana y también parece dividir la reacción a la infección de López Obrador, comentó Ivonne Acuña Murillo, profesora de ciencias políticas de la Universidad Iberoamericana, en la Ciudad de México. Señaló una variedad de respuestas, desde personas que le desean una pronta recuperación hasta aquellas que parecían alegrarse de su enfermedad.

López Obrador es conocido por su terquedad y muy a menudo reafirma una posición en lugar de dar marcha atrás ante las críticas.

“Realmente es un individuo de convicciones e ideas fijas”, dijo Acuña. “No fácilmente cambia sus posturas y sus decisiones”, agregó. Sin embargo, ella piensa que es más probable que empiece a portar una mascarilla a que haga un cambio drástico en su discurso optimista sobre la pandemia.

En una de las principales avenidas de la Ciudad de México, Gabriel Osorio portaba el lunes una mascarilla y unas gafas de protección con su traje y corbata, y señaló que la situación del presidente era complicada.

“Esperamos que se recupere y que salga pronto”, manifestó. “También (...) posiblemente no tomó las medidas correctas para cuidarse”.

En tanto, Eduardo Sánchez, un vendedor callejero de la capital mexicana, le deseó buena suerte. “Estamos expuestos a eso", dijo, mientras usaba una mascarilla. "Todos, ya sea grandes o chicos, tenemos que cuidarnos”.

Además de López Obrador, otros mandatarios latinoamericanos que han dado positivo al coronavirus son el brasileño Jair Bolsonaro, el guatemalteco Alejandro Giammattei, el hondureño Juan Orlando Hernández y la expresidenta interina de Bolivia, Jeanine Áñez. Todos se han recuperado.

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Contribuyeron a este despacho la videoperiodista de The Associated Press Lissette Romero, en Ciudad de México, así como los periodistas Mark Stevenson, en la capital mexicana, y Jamey Keaten, en Ginebra.