El Kremlin impone "miedo e intimidación" en la sociedad rusa, según la OSCE

Viena, 22 sep (EFE).- La represión que ejerce el Gobierno ruso sobre sus propios ciudadanos ha ido aumentando en los últimos años, pero se ha intensificado desde que el pasado 24 de febrero Rusia invadió Ucrania, mediante el uso del derecho penal y la violencia para imponer un ambiente de "miedo e intimidación", según denunció hoy la OSCE.

En un informe de 128 páginas, La Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), del que Rusia es también miembro, señala que la represión en este país ha ido aumentando gradualmente desde 2012 y ha llegado a su punto álgido con las reformas legales aprobadas tras el inicio del ataque a Ucrania.

La mayoría de las nuevas leyes obligan a las ONG, activistas anticorrupción y pro derechos humanos, periodistas y abogados "a reducir o abandonar sus actividades o a abandonar el país", señala el informe, elaborado por la Oficina de la OSCE sobre Instituciones Democráticas y Derechos Humanos, a petición de 38 de sus 51 Estados miembros.

Rusia no ha participado y se negó a nombrar a su propio relator, y además no respondió a la solicitud de información ni a la petición para que la autora del informe visitara el país.

Este organismo señala que aunque la Constitución rusa de 1991 sigue priorizando la defensa de los derechos humanos, se ha creado una estructura de poder "vertical" en la que las fuerzas de seguridad "se han puesto bajo el control directo del presidente", Vladímir Putin.

De hecho, el informe asegura que instituciones como el Tribunal Constitucional o el Defensor del pueblo "no pueden o no quieren proteger los derechos políticos de forma efectiva".

Así, la OSCE recomienda a Rusia que respete el contenido de su Constitución, que "garantiza incondicionalmente la libertad de expresión, reunión y asociación".

Además, La OSCE asegura que la propaganda, la violencia contra la sociedad civil y los medios, el mal uso del derecho penal y la ineficacia de en la investigación de periodistas asesinados, "ha creado un clima de miedo e intimidación".

El informe acusa al Gobierno de pretender crear una "sociedad monolítica" basado en un desfasado concepto de "rusianismo", en la que quienes se oponen son vistos como "clavos que sobresalen de la pared a los que hay que martillear" para hacerlos desaparecer.

"La principal estrategia de las autoridades rusas se basa en la intimidación. La persecución no se oculta, sino que es visible para todos, especialmente cuando se dirige contra figuras públicas. El objetivo principal parece ser conseguir que la gente se rinda o abandone el país", denuncia el reporte, que fue encargado a finales de julio.

Si para los activistas esta situación obliga a elegir entre abandonar, marcharse o la cárcel, para la sociedad en su conjunto esta situación crea un "ambiente de odio", división e incluso "paranoia" contra la parte de la población que tiene vínculos internacionales.

La OSCE alerta de que la sociedad rusa se irá aislando más del resto del mundo, lo que afecta a los avances científicos y provoca fuga de cerebros.

Las consecuencia van más lejos aún: como la persecución afecta también a quienes hacen labor solidaria, los grupos sociales más vulnerables se ve especialmente afectados.

La OSCE señala dos grandes problemas de las nuevas leyes.

Por un lado, su contenido es tan vago que no da garantías de que cualquiera pueda ser señalado.

Así, las leyes que hablan de términos tan amplios como "agentes extranjeros", "propaganda homosexual" o "secretos de Estado" hacen que sea imposible saber cómo serán interpretadas.

"Por lo tanto, la legislación rusa en este ámbito es claramente incompatible con el estado de Derecho", recalcassentencia la OSCE.

Por otro, que ha habido una avalancha de normas y leyes, que se aplican inmediatamente, creando un sistema muy complejo.

"Debido al constante cambio y a la complejidad de la normativa, es difícil saber qué ley es aplicable en un caso concreto", dice la OSCE.

(c) Agencia EFE